Qué pasó en el episodio 9 de Succession temporada 4
Los Roy manejan el arte de convertir la vida en una gran oficina de Relaciones Públicas: en Succession 4×9, Church and State (Iglesia y Estado), cuando finalmente se reúnen para el funeral de Logan (Brian Cox), los hermanos combinan el luto con la autopromoción, la emoción con la comunicación estratégica. Incluso los discursos se convierten en un medio para que cada uno reafirme su derecho al trono de Waystar. El resultado es una gloriosa hora de discordancia emocional, que prepara el camino hacia el gran final de la serie en el último capítulo.
La recepción post funeral sube la intensidad del episodio, cuando los Roy literalmente se amontonan en la mesa del asistente más importante, Jeryd Mencken (Justin Kirk), para subrayar el papel de ATN en America Decides. Succession es más que un teatro de la crueldad del poder económico, y la temporada 4 está marcada por el ataque frontal a la autopercepción de Estados Unidos como la “mejor democracia del mundo”.
“Ustedes han sido una democracia por 50 años, a menos que no cuentes a las personas negras, una mala costumbre suya. Solo digo que tienen tanta madurez democrática como Botsuana”, le dice Lukas Matsson (Alexander Skarsgård) a Shiv (Sarah Snook) en Succession 4×9. Los últimos capítulos de la serie muestran cómo las elecciones de Estados Unidos -y de cualquier sociedad occidental- son una pantalla manipuladora que proyecta las fantasías y el odio social más primitivo de los espectadores. Los medios, y no el pueblo, son la democracia. Y hay un nazi cerca de la Casa Blanca.
Roman Roy se autoinmola
Como si fuera el gran inconsciente colectivo de todos nosotros, Kendall (Jeremy Strong) es explícito: “La cagaste”. Roman (Kieran Culkin) estaba en lo más alto del tablero político en American Decides, con sus propias ambiciones traducidas en la presión para que ATN respondiera por la victoria electoral de Mencken. Pero finalmente se derrumba: cuando dio un paso adelante para dar el discurso por la memoria de Logan en nombre de los hermanos, se convirtió en un ser emocional. Roman está más allá de la vida y la muerte: es alguien que sigue siendo juzgado por la presencia de su padre, aunque esté dentro del ataúd.
El mundo de Succession se rige por otras normas: en la sociedad patriarcal de los magnates de negocios y candidatos presidenciales fascistas, llorar es una señal de debilidad. El colapso de Roman se toma como el reflejo de su incapacidad para cumplir con las expectativas. Lo normal, lo que humaniza a los personajes -como llorar en el funeral de tu padre- se ve como un patético espectáculo lacrimógeno transmitido en vivo en la televisión nacional. Un talk show con traje de Armani.
La actuación de Culkin es enorme. El episodio es un tour de force por todo el arco de Roman en la serie, que pasa de la euforia y el ingenio perverso al dramatismo de no poder soportar la presión del ojo de ese Gran Otro que es Logan -del que nunca pudo cortar el vínculo aún en los momentos de alianza con sus hermanos- para terminar como un meme viralizado que intenta confirmar su superioridad en medio de las protestas por el fraude mediático de ATN.
Kendall está de regreso
Kendall ganó de muchas maneras el episodio 9: su discurso improvisado obtuvo el premio al “Mejor Roy” del funeral; ha salido de su estado de trance en American Decides para abocarse por completo a “convertirse en Logan”, contratando al ex guardaespaldas y amigo cercano de su padre, Colin (Scott Nicholson) y reclutando a Hugo (Fisher Stevens) para vigilar a Shiv; Mencken fue ambiguo con respecto a devolver el favor de ATN -incluso en la conferencia de prensa que dio como ganador presidencial habló de la autonomía de su próximo gobierno con respecto a los poderes fácticos que dominan la política-, pero lo felicitó por su discurso, calificándolo de “perfecto”, un sello de aprobación oficial. Kendall, igualmente, tiene sus propios planes.
K quiere ser el único director ejecutivo de Waystar y sólo estaba atado a Roman temporalmente por su cercanía con el candidato y para hacer que el trato con GoJo se caiga. La bipolaridad de los Roy está marcada por la sangre y los negocios, que conviven un solo espacio mental. Kendall apoya a Roman como hermano durante su arrebato, mientras piensa como deshacerse de él como socio comercial. Cuando confronta a Roman y lo golpea con el “you fucked up”, refleja que está listo para hacerse cargo como Roy-bro #1 y restablecer su reclamo al trono, ya sea que Roman esté o no de acuerdo.
Es probable que Kendall mueva todos los hilos en el final de la serie -con o sin el consentimiento de Roman-, y que su alianza se vea perjudicada. Roman tiene sus propios planes para asumir como director ejecutivo de Waystar, por lo que si se recupera, también es posible que se ponga a la altura de sus propias ambiciones. En cualquier escenario, parece que la tregua entre los dos está llegando a su fin. Aunque los hermanos aún podrían sorprendernos, parece que volverá a ser Kendall contra Roman contra Shiv.
Shiv se sube al ring
Después de las revelaciones de Succession 4×8, America Decides, parecía que Shiv estaba fuera de la pelea por ser la CEO de la empresa, pero tuvo el ingenio para recuperarse: deja de lado cualquier ínfula de sensibilidad nacional y reconoce que Mencken podría ganar las elecciones, por lo que elabora una nueva estrategia para su conveniencia. Matsson, por ser extranjero, contradice la creencia de Mencken de hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande, por lo que Shiv sugiere dejar que el trato de GoJo se realice con una CEO autóctona a cargo: ella misma.
Mencken no dio señales de favoritismo, pero su ideología conservadora y misógina indica que las nuevas mamás no pueden ser directoras ejecutivas. Kendall y Roman, ahora conscientes del embarazo de Shiv, también reafirmarán sus derechos en cualquier oportunidad que tengan para contrarrestar la estrategia de Shiv. Y es posible que Mencken ni siquiera gane finalmente las elecciones.
Cómo será el episodio final de Succession
El final de Succession se encamina hacia una batalla de los Roy contra los Roy. El tráiler del último episodio anticipa una última pelea desesperada por el puesto de CEO, en un lugar del caribe. Como dice Matsson: “Esto se está volviendo desagradable”.
Mientras se dirigían al funeral de Logan, Roman le pregunta a sus hermanos: “¿Recibieron la invitación de mamá para un el ‘aire limpio caribeño’?”. Shiv se muestra escéptica: “¿Mamá de repente quiere ser una mamá ahora?”. Kendall es un “no rotundo”.
El programa se ha acostumbrado a presentar sus finales de temporada en lujosos lugares internacionales: un castillo en la campiña inglesa para la temporada 1, un yate en la costa de Croacia para la temporada 2 y una villa toscana para la temporada 3. Un viaje al Caribe está en consonancia con este patrón. Además, el perfil de Esquire sobre Kieran Culkin hace referencia a un “viaje de una semana para filmar las últimas escenas del episodio final de Succession“.
La pregunta sugiere que el viaje no será una estadía completa en un spa, sino una oportunidad para que los Roy aclaren la atmósfera después de semanas de confusión emocional. Dado todo lo que Kendall, Shiv y Roman se han hecho el uno al otro durante cuatro temporadas, se espera una última dosis maldita de vacaciones Roy.
El episodio 9 de Succession temporada 4 dejó con algunas preguntas en aire: ¿Realmente se concretará el acuerdo Waystar-GoJo? ¿Quién se convertirá en director general? Y, por supuesto, lo más importante, ¿qué va a pasar con los hermanos Roy?
Si bien los hermanos comenzaron la temporada juntos, en apenas dos semanas (la temporada 4 ocurre en días consecutivos ) regresaron al lugar de partida de la temporada pasada. Podemos suponer que el final verá a uno de los Roy en un camino seguro hacia el trono de la compañía, o, más probablemente, a ninguno de ellos. Quizás Matsson termine haciéndose cargo de todo. O el trato con GoJo se cae y la Junta termine eligiendo a Tom (Matthew Macfadyen), el personaje que mejor se manejó dentro de Waystar en el último tiempo.
Cualquiera que sea el final, una cosa es segura: Succession fue un catálogo de cinismo, arrogancia, conspiraciones y sospechas. La fórmula química del poder. Un glorioso retrato de la codicia con rostro humano.