

Winnie the Pooh: Miel y Sangre: La Deconstrucción de la Infancia
¿Alguien dudaba de que ese oso de peluche no escondía un ser perturbado, que su empalagosa sabiduría de autoayuda no era el disfraz de alguna psicosis homicida y que esos abrazos “del tamaño correcto” no eran una forma de goce perverso?