“El pasado está muerto”, le dice Elendil (Lloyd Owen) a sus hijos. Para muchos de los protagonistas de Los Anillos del Poder 1×3, Adar, la única salida es dejar el pasado donde está. Personajes conocidos se encuentran con otros nuevos en costas extrañas, los amigos se reencuentran en circunstancias terribles pero esperanzadoras, y las alianzas se cimentan.
En medio de una acción visceral y un diseño de producción que conquista cada centímetro de la pantalla, este episodio se centra en avanzar, a través del juicio, contra las dificultades, más allá del pasado, para bien o para mal.
El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder 1×3
Arondir (Ismael Cruz Cordova) apenas consciente, visto por última vez siendo arrastrado a través de una cortina subterránea de raíces, es conducido a través de pasajes subterráneos repletos de orcos. Es encadenado y arrojado junto a un grupo de prisioneros humanos que están cavando un pasadizo, las raíces de los árboles expuestos se extienden hacia ellos como dedos orcos, enjaulándolos como barras nudosas. Otro elfo lo ayuda a levantarse: es su compañero, Médhor (Augustus Prew). Su superior, el guardián Revion (Simon Merrells) también está cautivo aquí.
Mientras los gritos de los prisioneros resuenan en los oídos de Arondir, Galadriel (Morfydd Clark) despierta en el vientre de un barco. “¿Salvadores o captores?” pregunta a Halbrand (Charlie Vickers). Cuando emergen a la cubierta, la respuesta sigue sin estar clara. El capitán de la nave ha tomado la espada de la elfa, mientras le avisa que los llevará a su reino. Mientras Halbrand se maravilla con las cascadas y los gigantes tallados en las rocas, la elfa reconoce el lugar “la tierra de la estrella, el más occidental de todos los reinos mortales, el reino insular de Númenor”.
Galadriel le dice a Halbrand que estas personas lucharon del lado de los elfos, quienes los recompensaron con la isla. Pero Númenor rompió esa relación y los elfos no han sido bienvenidos desde entonces. Esto queda muy claro en la recepción hostil de la reina regente Míriel (Cynthia Addai-Robinson).
Esta joven Galadriel ha demostrado excelencia con la espada pero pésimas dotes diplomáticas; exige un barco que los conduzca a la Tierra Media, echando en cara que los elfos le habían dado a los humanos esa isla. Se necesita la lengua suave de Halbrand para calmar la situación. Los “compañeros por casualidad” se convertirán en los “invitados” de Númenor mientras la reina sopesa la petición. Antes de que sean escoltados, Halbrand le da a Galadriel su espada, que le quitó al capitán.
Mientras tanto, Míriel le pregunta a su asesor Pharazôn (Trystan Gravelle), sobre el capitán que trajo a la pareja no deseada a tierra. Él es Elendil, un guardia de sangre noble, que tiene un hijo, Isildur (Maxim Baldry). Ambos nombres resultarán familiares para los fanáticos de los libros o las películas. Isildur es parte de un equipo de cadetes que trabajan para convertirse en miembro de la Guardia del Mar.
Faltan sólo nueve días para la prueba de mar, pero puede que esta no sea la vida en la que quiere sumergirse. El nombre de Elendil significa “el que ama las estrellas”, pero la reina sabe que también significa “amigo elfo” y quiere saber qué significado es más verdadero para él. Para probar su lealtad, ella le pide que realice un servicio misterioso.
La belleza bañada por el sol de Númenor se cambia por las Tierras del Sur saqueadas, donde Arondir, cubierto de mugre y sangre, se entera de que los orcos están saqueando aldeas en busca de algo para su venerado líder “Adar”; los elfos cautivos se preguntan si esta palabra élfica es uno de los muchos nombres de Sauron. ¿Ha regresado por fin el discípulo de Morgoth? Los elfos traman un plan para escapar, pero antes de que puedan ejecutarlo, Revion desafía la orden de derribar un árbol antiguo.
Su compañía recibe agua a cambio de su demostración de fuerza, pero claramente está en marcha un juego terrible. Cuando Médhor bebe, un orco golpea con la velocidad de un látigo, cortando su garganta levantada. Los orcos se ríen cuando el elfo se derrumba, todavía bebiendo antes de darse cuenta de que ya está muerto.
Arondir toma un hacha y trepa por las raíces, que ahora se extienden hacia el pozo como brazos suplicantes, y tienen una vista sobre la trinchera hacia la devastación de la tierra de nadie arriba: árboles arrancados, hierba quemada, humo saliendo de la esterilidad. Toca la corteza, dice lo que parece una disculpa y luego comienza a cortar.
De regreso a Númenor, Galadriel, vestida con el color azul océano típico de la gente de Númenor, con las orejas cuidadosamente ocultas, revolotea por encima de los guardias de techo a techo, observando un bote. Desde las sombras, Elendil la detiene: se le ha encargado que la vigile. A Galadriel le gustaría que se callara, pero cuando el capitán habla en élfico, su atención se desvía; de donde él es, en las costas occidentales, todavía se enseña.
La próxima vez que los vemos, están cabalgando a través de una amplia llanura y a lo largo del mar. Galadriel sonríe despreocupadamente por primera vez, su cabello y su vestido ondean detrás de ella como las olas junto a las que galopa.
Halbrand busca un nuevo comienzo como herrero en Númenor, pero no puede obtener un trabajo a menos que sea miembro de la hermandad de herreros. Durante el día, el sureño encuentra su objetivo en una taberna y le roba un escudo, símbolo de pertenencia al gremio. Pero el objetivo y su grupo siguen a Halbrand a un callejón y lo derriban con dos golpes. Después de un esfuerzo evidente de su parte por contener la ira, salta gritando y elimina a los cuatro atacantes, incluso rompiendo el brazo de uno en primer plano.
Galadriel y Elendil llegan al Salón del Conocimiento, una biblioteca repleta de pergaminos. El último rey evitó que fuera derribado y fue expulsado del trono por su lealtad a los elfos, “un exilio en su propio reino”. Los materiales extraídos para ella incluyen el sigilo de Sauron, dibujado por un fugitivo de una mazmorra. Galadriel de repente entiende: no es un sigilo, sino un mapa de las Tierras del Sur. Morgoth planeó crear una tierra donde prosperaría el mal en caso de que fuera derrotado, para ser construida por su sucesor, Sauron. “Si Sauron realmente ha regresado”, advierte Galadriel, “las Tierras del Sur son solo el comienzo”.
Los Harfoots están bailando a través de un denso y soleado bosque de la Tierra Media, disfrazados de animales con colmillos o coronados con tocados de hiedra y flores. Sadoc (Lenny Henry) encabeza la marcha alegre y mientras cantan “nadie se desvía del camino, y nadie camina solo”. Pero Marigold (Sara Zwangobani) no está tan segura.
Teme que se queden atrás porque el pie de Largo (Dylan Smith) no ha sanado. Él está confiando en la persistencia de Nori (Markella Kavenagh) para mantenerlos en curso. Pero la pequeña Harfoot está empeñada en ayuda a su amigo a encontrar las estrellas que busca, para eso necesita un libro de Sadoc. Poppy (Megan Richards) distrae a Sadoc para que su amiga pueda poner sus manos en el mapa estelar.
En el festival, Sadoc honra a aquellos de migraciones anteriores “que se quedaron atrás”. “En vida, no podíamos esperarlos, pero aquí ahora, les damos la bienvenida a nuestro círculo”, dice, y cada nombre de un Harfoot perdido es recibido con un coro de “te esperamos”. El Extraño (David Weyman) se cuela en el campamento y lleva el mapa estelar a una fogata olvidada. Por su luz, encuentra la constelación que busca.
Pero los fuegos del festival comienzan y el gráfico comienza a arder. El Extraño entra en pánico, chocando contra el campamento de la mitad de su tamaño, llamando a Nori, que ahora está en serios problemas. Nori se muestra desafiante: “Sin amigos, ¿para qué sobrevivimos?”, pregunta. “El cielo no permita que exploremos algo nuevo por una vez”. Sadoc no descaravanará a la familia, pero su carro viajará al final de la fila.
De vuelta en Númenor, Elendil y sus hijos se ponen al día sobre el día lleno de acontecimientos en un patio brillante como el fuego. Pero Galadriel no es el único tema de discusión: como su mirada lejana implicaba, Isildur quiere aplazar su prueba en el mar. Elendil no está complacido; quiere que su hijo mire hacia adelante, no hacia atrás: “El pasado está muerto. O avanzamos o morimos con él”.
En la mazmorra más bonita del otro lado del Mar Circundante, Halbrand se enfrenta a la misma elección. Galadriel lo visita para mostrarle algo más que encontró en el Salón de la Sabiduría: el símbolo alado en la bolsa que colgaba de su cuello. Un hombre bajo esa marca unió las Tierras del Sur hace mucho tiempo; ¿Podría ese mismo estandarte unir las Tierras del Sur contra Sauron? “Tu pueblo no tiene rey, porque tú eres él”, revela Galadriel. “La armadura que debe descansar sobre tus hombros pesa sobre tu alma”. Avanza, Halbrand, parece decir.
El pasado no tiene por qué ser prólogo. Mientras que la familia de Halbrand se puso del lado de Morgoth y perdió la guerra, la gente de Galadriel la inició; ella cree que este par de autoexiliados pueden redimir sus linajes si van juntos a la Tierra Media. Pero puede que no sea tan fácil irse. Muy por encima del mar de las luces resplandecientes de Númenor, Míriel visita a su padre depuesto. “Está aquí, padre. El momento que hemos temido. La Elfa ha llegado”.
De vuelta en la Tierra Media, la caravana migratoria camuflada de los Harfoot avanza. Poppy lleva su carrito sola, mientras Largo lucha con los Brandyfoots; todos pueden quedarse atrás. Pero luego el carro comienza a temblar, y el Extraño emerge detrás de él. “Amigo”, dice simplemente antes de comenzar a empujar el carro por el largo camino. Nadie se sale del camino, y nadie camina solo, porque sin amigos, ¿para qué sobrevivimos?
Los amigos son todo lo que Arondir tiene en el foso de los orcos, donde ha estallado la rebelión. Revion y Arondir patean sus cadenas en las caras de los orcos, y durante un juego mortal de tira y afloja, Arondir corre a través de las tensas cadenas, saltando de ellas para derribar el andrajoso refugio solar de un solo golpe, exponiendo la piel de los orcos al sol abrasador. “Libera al huargo”, ordena un orco, y una criatura gruñona mitad perro, mitad jabalí y llena de colmillos rápidamente arranca las tripas de dos prisioneros antes de que Arondir lo ate.
El árbol derribado le ofrece sus raíces dentadas: cuando lo tiran hacia atrás, hunde una en la garganta del líder. Revion libera sus propias cadenas y escapa. Pero mientras Arondir se abre camino sobre la trinchera, Revion permanece inmóvil. ¿Se asombra de su libertad? ¿Paralizado por el paisaje devastado? No, lo golpean con una flecha. Cuando cae a tierra Arondir es arrastrado gritando bajo tierra. Se salva de una muerte segura por un destino que puede ser mucho peor: “llévalo a Adar”, gruñe un orco.
Un mar de orcos con cascos de calavera se separa de una figura que parece más humana, que lleva un guante familiar con garras en la mano izquierda. ¿Es este el gran mal que la audiencia y los elfos han estado esperando? Con seguridad.
El Señor de los Anillos: Los Anillos del Poder estrenará sus dos primeros episodios el 2 de septiembre en Prime Video.