El episodio 3 de Ahsoka marca el regreso de la Canciller Mon Mothma y la Nueva República, quienes muestran su disposición para abrir la puerta al resurgimiento del Imperio. El gobierno conformado por la Alianza Rebelde, previamente establecido como ineficaz y corrupto, ya ha demostrado su incapacidad para contrarrestar la infiltración de leales al Imperio en sus filas. A través de un programa de amnistía especial, ha aceptado a antiguos oficiales y soldados imperiales en sus agencias a todos los niveles, lo que ha debilitado aún más al gobierno en crisis.
A pesar de que las fuerzas de la Nueva República en las zonas afectadas son conscientes de los desarrollos siniestros en el Borde Exterior, los políticos han preferido hacer caso omiso. Los pilotos del escuadrón Adelphi han tenido enfrentamientos con el Remanente Imperial de Moff Gideon, y Carson Teva ha confirmado la fuga del líder de su custodia. La liberación de Morgan Elsbeth ha demostrado aún más la incompetencia del régimen, abriendo la puerta para que individuos como Din Djarin realicen su trabajo. No obstante, los fracasos de la Nueva República comienzan desde la cúpula, y Mon Mothma tiene la completa responsabilidad de la ineptitud de este gobierno, a pesar de que sus ideales sean nobles.
Mon Mothma está decidida a liderar una república, no un Imperio
A diferencia de su predecesor, el Emperador Palpatine, no busca poder ilimitado. Ella concibe su posición como un servicio público y desea dirigir la Nueva República a través de un verdadero proceso democrático. A lo largo de las Guerras Clon, Palpatine acumuló poder constantemente como Canciller, allanando así el camino para su transición a Emperador. Aunque Mothma tiene planes enormes para la Galaxia, se rehúsa a comprometer el valor de dar voz a todos para lograrlo.
Sin embargo, esto conlleva un alto costo para la Canciller. Como demostraron otros senadores en el tercer episodio de Ahsoka, no todos dentro de la Nueva República son tan competentes como Mon Mothma. Por tanto, se ve obligada a contener sus opiniones en varios asuntos, como en el caso de perseguir al Gran Almirante Thrawn, a pesar de saber que es imprudente ignorar esta amenaza potencial. Mothma debe escuchar a los representantes y a sus constituyentes, separándose del estilo de gobierno tiránico que operaba Palpatine.
La Nueva República teme otro conflicto bélico
Apenas cuatro años después de la Guerra Civil Galáctica, la Nueva República busca evitar otro conflicto a toda costa. Con la derrota final del Imperio en la Batalla de Jakku, la paz parecía haber regresado a la Galaxia. Aunque las señales de un resurgimiento del Remanente Imperial son desestimadas fácilmente por los senadores, el gobierno perdería credibilidad si declarara la guerra poco tiempo después de concluir la lucha anterior por la libertad.
Mon Mothma estuvo mucho más involucrada en la guerra que muchos de sus colegas, un punto que Hera Syndulla considera digno de mencionar. Mientras Mothma se mantuvo oculta como líder de la Alianza Rebelde, muchos que trabajan bajo la Nueva República evitaron el conflicto. El temor a otro conflicto bélico radica en un grado de cobardía, ya que aquellos que observaron la Guerra Civil Galáctica desde la distancia no están preparados para un conflicto a gran escala. Los veteranos de la guerra están dispuestos a dar sus vidas para llevar adelante su lucha, pero la renuencia del gobierno a actuar deja a todos en punto muerto.
El Imperio ha engañado a la Nueva República haciéndole creer que está fragmentado
Convencida de que lo que queda del Imperio son meros señores de la guerra dispersos, la Nueva República no considera a sus adversarios como una amenaza creíble. Sin embargo, nadie está al tanto de que el Remanente Imperial opera en secreto bajo el Consejo de la Sombra, en el cual cada señor de la guerra contribuye con recursos para ataques planeados en el corazón de la Nueva República. La tercera temporada de The Mandalorian revela que el Consejo ya está unificado, aunque carece de una figura central de autoridad. Moff Gideon intenta asumir el liderazgo, pero el regreso del Gran Almirante Thrawn restaurará verdaderamente el poderío de la flota imperial.
Cuando Thrawn regrese de su exilio en una galaxia distante, la Séptima Flota estará lista para atacar. Con el factor sorpresa a su favor, Thrawn y el Consejo podrán desplegar sus recursos colectivos en ataques precisos, aprovechando las debilidades del programa de amnistía de la Nueva República. Un Remanente Imperial unificado con años para planificar un ataque podría causar un daño significativo, pero con Thrawn a la cabeza, los resultados serán devastadores.
Todos piensan que Hera está obsesionada con Thrawn y Ezra
Complicando aún más la situación está la abrumadora suposición de que la General Hera Syndulla está obsesionada con encontrar al Jedi desaparecido, Ezra Bridger, en lugar de velar por los mejores intereses de la Nueva República. El senador Hamato Xiono desafía específicamente a Hera, viendo sus afirmaciones sobre el inminente regreso de Thrawn como un medio para obtener recursos para una cruzada personal. Dado que es difícil probar el informe de Syndulla, Mon Mothma y los senadores de la Nueva República optan por retener su apoyo a una misión de reconocimiento en Seatos.
La decisión es cobarde, pero comprensible debido a la falta de evidencia. Incluso el testimonio de Ahsoka Tano podría no haber sido suficiente, aunque el escaneo completo de Huyang del Ojo de Sion dificultará ignorar la situación. Hera demostró su compromiso con la Rebelión durante años después de la muerte de Kanan Jarrus y la desaparición de Ezra, dejando margen para explorar lo que sus superiores perciben como una obsesión. A pesar de las órdenes en contrario, es probable que Hera aborde el Ghost y se una nuevamente a la búsqueda de Thrawn y Ezra, con o sin la aprobación de Mon Mothma y la Nueva República. Sin embargo, para cuando regrese, podría ser demasiado tarde.
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