Septiembre de 2019. “Los oficiales del ejército están alertando a los soldados por posibles tiroteos masivos en los cines que proyectan Joker”, afirma un periodista de ABC al borde de un orgasmo sensacionalista. “Esto se produce porque dicen que la película romantiza al príncipe payaso del crimen, y algunos temen que pueda convertirse en una inspiración para los criminales del mundo real”. El FBI está en el caso; el ejército también. Como en un cuento de Borges, la ficción adultera la realidad: Joker comienza a destilar su encanto subversivo, la anarquía flota en el aire y distintas ciudades de Estados Unidos se preparan como para una guerra civil.
La noche del estreno, la CBS publica imágenes de policías antiterroristas con armas automáticas afuera de un cine de Nueva York, con autos de policía alineados alrededor de la cuadra y los espectadores siendo registrados antes de entrar a la sala. “Fue surrealista”, dijo Todd Phillips en una entrevista reciente a Empire. “Estaba en Londres haciendo la prensa del estreno de la película. La CNN decía que el FBI y el ejército esperaban violencia en las proyecciones de Joker en todo Estados Unidos”. Los medios de comunicación estaban provocando una tormenta amarillista, y el director pensó que podría convertirse en una profecía autocumplida. “Todos me decían que tendría un efecto negativo en la película, que la gente no iba a ir a verla”.
En ese momento, nadie esperaba que Joker ganara el León de Oro en el Festival de Cine de Venecia; que recaudara mil millones de dólares en taquilla; que se convirtiera en un fenómeno global y en una de las películas más comentadas de la historia; que estuviera nominada a 11 premios Oscar y ganara dos (Joaquin Phoenix como Mejor Actor e Hildur Guðnadóttir como Mejor Banda Sonora Original). Pero eso es exactamente lo que hizo. “Así que ese sentimiento de satisfacción, de demostrar que los medios estaban equivocados, personalmente me hizo sentir genial”, dijo Phillips.
Entonces, ¿cómo continuar después todo el escándalo, de todo el éxito, de haber corrido los límites de lo que el Hollywood hipercapitalista permite a las producciones que cuestionan al sistema? Con un musical, obvio.
Arthur Fleck y el malestar de la cultura
En Joker: Folie à Deux, Todd Phillips retoma la historia del príncipe payaso del crimen como quien se sabe transitando un territorio saturado de significados, miradas y lecturas previas. El Joker de Phillips no es solo un personaje: es un espectro que se desliza por los intersticios de la cultura pop, una sombra que devora los géneros para convertidos en otra cosa. La secuela es una declaración de principios: el deseo de perturbar lo que el público espera de la película.
“La única razón por la que Joaquin hizo una secuela es porque le daba miedo”, le dijo Phillips a Indiewire. “Una cosa que realmente lo motivó en la primera película fue ese miedo nauseabundo a ‘¿qué carajo estamos haciendo?’ No quería que Joker 2 fuera fácil”. “Es la única manera en que puedo hacer una película”, explicó el actor. “Si no parece que sea peligroso, si no hay una buena probabilidad de que fracases espectacularmente entonces… ¿cuál es el punto?”
Joker: Folie à Deux es la primera secuela que hace Phoenix en su carrera. Y Phillips tiene problemas con esa palabra: “No la considero una secuela. Hangover 2 sí fue una. Muchas veces, una secuela es más de lo mismo, sólo que más grande. Por supuesto, Joker: Folie à Deux es una secuela, pero parecía que estábamos haciendo algo completamente diferente. Es tonal e inherentemente algo distinto”. Si la primera película subvirtió las expectativas de lo que podía hacer un personaje de cómic en la pantalla, entonces, ¿cómo se hace eso de nuevo? La respuesta, dice Phillips, fue honrar lo que estaba explorando con Arthur desde el principio. “Con Joaquin amamos al personaje. Estamos obsesionados con él”.
Folie à Deux continúa la vida de Arthur Fleck (Joaquin Phoenix) después de los eventos de Joker. Un relato en el que la lógica narrativa se quiebra a medida que la relación entre Arthur y su nueva cómplice, Harley Quinn (Lady Gaga), se va intensificando en una especie de delirio compartido. La película va más allá del descenso a la locura de su protagonista: se convierte en la partitura del caos, una coreografía en la que se baila al filo de la psicosis compartida, de la confusión y de la identidad.
Ambientada entre Arkham Asylum y los Tribunales de Gotham -donde Arthur está siendo juzgado por los asesinatos que cometió en la primera película- Joker: Folie à Deux explora la fusión de dos mentes perturbadas, donde el Otro es un espejo donde ven reflejados sus propios traumas y deseos reprimidos.
Phillips y el coguionista Scott Silver comenzaron a pensar en una continuación poco después de los Oscar de 2020, en medio de la pandemia. “Joker se convirtió en un símbolo de desafío a la autoridad”, dijo Phillips. “Veía fotografías de personas disfrazadas como Arthur en protestas en todo el mundo. Era genial. Pero la película se convirtió en una especie de significante equivocado y reacio. Arthur no es un cerebro criminal. Él nunca fue eso. No sabría qué hacer con la responsabilidad. Del mismo modo, en Joker: Folie à Deux, Arthur se ha convertido en este símbolo involuntario que ahora debe pagar por sus crímenes, pero al mismo tiempo encuentra lo único que siempre quiso: amor. Así que intentamos hacer la versión más pura de eso”.
La versión de Lady Gaga de Harley Quinn
Joker: Folie à Deux comienza con Arthur en el pabellón de máxima seguridad del Arkham Asylum. Está destrozado mental y físicamente, después de un largo proceso de deshumanización, gentileza de los guardias. Su abogada, Maryanne Stewart (Catherine Keener), cree que como resultado de su infancia abusiva, Arthur tiene una doble personalidad y que su alter ego ha sido responsable de los asesinatos. Está trabajando para sacarlo de la institución, con la esperanza de que un jurado lo declare inocente por demencia y lo internen en “un hospital de verdad”.
Junto a Keener hay más miembros nuevos del reparto, incluido Brendan Gleeson como un guardia de Arkham particularmente brutal, y Steve Coogan como el conductor de televisión Paddy Meyers (una mezcla de Geraldo Rivera y Tom Snyder, quienes entrevistaron a Charles Manson en la cárcel en la década de 1980). Meyers consigue una entrevista exclusiva con Arthur mientras está en Arkham, a la espera de juicio.
Mientras lo acompañan al pabellón de mínima seguridad, Arthur ve por primera vez a Lee Quinzel. Ella -que carga una infancia horrenda-, le cuenta cómo el asesinato de Murray Franklin (Robert De Niro) fue una especie de terapia, algo parecido a la inspiración. ‘Folie à deux’ es el término para designar una enfermedad mental delirante que comparten dos personas, aunque a Phillips también le gustó que en francés suene, quizás, romántico. Arthur se enamora de Lee de manera instantánea.
Así como Arthur es una versión demasiado humana y rota de Joker, Lee es una versión naturalista de Harley Quinn. Si el personaje fue presentado en Batman: La Serie Animada de 1992 como una gimnasta psicótica y escandalosa, y retratada por Margot Robbie en el DCEU con una alegría de dibujos animados, Joker: Folie à Deux va por otro lado.
“Si bien hay algunos tics familiares en Harley, es la interpretación de Gaga, la de Scott y la mía del personaje. Ella se convierte en algo que evoca la manera en que Charles Manson tenía chicas que lo idolatraban, toma la forma en que a veces estos asesinos encarcelados tienen gente que los admira. Hay cosas de Harley en la película que fueron tomadas de los cómics, pero las moldeamos a la forma en que queríamos que fuera”.
Phillips conoció a Lady Gaga cuando produjo Nace una Estrella (A Star Is Born) de Bradley Cooper. “Amé toda su vibra. Así que cuando Scott y yo comenzamos a escribir Joker: Folie à Deux con la idea de que la música fuera una parte importante de la película, queríamos a alguien que trajera música con ella”. Aunque la directora de casting, Francine Maisler, admitió que “no sugirió a Lady Gaga” para Harley Quinn, Phillips asegura que fue una decisión obvia. Las complejidades del guion atrajeron a la cantante. “Esta película no tiene un solo género”, explica Gaga. “Es un thriller psicológico, es un drama, una tragedia”.
“Me acerqué a Lee desde un lugar que preguntaba: ‘¿Qué es esta historia? ¿Qué aporta ella a la vida de Arthur, para bien o para mal?’”. Lo que ella aporta a la vida de Arthur es música. Las canciones de Joker: Folie à Deux, explicó Phillips, “surgieron de esa idea de la que hablábamos con Joaquin en la primera película: que Arthur tiene música en él. Tan jodido como está con el mundo que lo rodea, hay algo hermoso en él que permanece. Puede bailar en el baño cuando nadie mira, y hay belleza en eso. Así que decidimos ir un paso más allá”.
Las canciones de Joker: Folie à Deux
Joker: Folie à Deux presenta 15 versiones de canciones populares, musicales de Hollywood de la década del 50′ y de artistas como Burt Bacharach y Hal David, Anthony Newley y Jacques Brel, incluidas Easter Parade, A Couple of Swells, That’s Entertainment!, Cheek to Cheek, Get Happy y That’s Life.
“Creo que probablemente no sea ningún secreto que esta música es una parte muy importante de mi vida”, dijo Gaga a Total Film. Pero cantar como Lee fue un desafío. “Algo de mi mayor trabajo como actriz en este proyecto fue abordar la música de una manera que no lo haría en el escenario, sino desde la perspectiva de mi personaje y de lo que significa la canción o la letra como parte de una escena”, explica.
“Cuando respiro para cantar en el escenario, tengo esta forma muy controlada de asegurarme de que estoy en el tono y que se mantiene en el ritmo y la cantidad de tiempo correctos, pero Lee no sabría cómo hacer nada de eso. Así que es como eliminar el tecnicismo de todo el asunto, eliminar mi forma de cantar y estar completamente dentro de ella”.
Por su parte, Phoenix necesitaba cantar como Arthur, por eso era importante protegerlo con un fraseo pobre y notas altas ocasionales. Arthur creció escuchando a su madre cantar estas canciones en la radio. Él no es cantante y no debía sonar como un profesional, sino como “alguien que se está duchando y simplemente se pone a cantar”, según el actor.
La forma en que cantan los personajes Joker: Folie à Deux desafía la tradición de los musicales de Hollywood: no se baila en las calles, no hay rutinas ni coreografías grupales. “Es una película donde la música es el elemento esencial”, dice Phillips. “Pero nunca pensamos que estábamos haciendo un musical clásico, que me encantan. La película debía sentirse viva de una manera diferente. Y esa fue la parte divertida: ¿cómo lograr que la música se sienta espontánea y no demasiado planificada? ¿Podíamos permitir que simplemente suceda?”
La música, compuesta nuevamente por Hildur Guðnadóttir, actúa como un personaje más, una voz espectral que parece surgir de lo más profundo de los pensamientos de Arthur y Harley. Guðnadóttir, con su habilidad para manipular lo minimalista, crea una atmósfera de creciente disonancia. Desde los temas más íntimos y melancólicos hasta los clímax ensordecedores, la música refleja la evolución de la relación entre ambos protagonistas, se mueve entre lo delicado y lo grotesco, lo hermoso y lo absolutamente siniestro.
La realidad fragmentada de Joker: Folie à Deux
La secuencia inicial de Joker: Folie à Deux es reveladora: un primer plano de Arthur, frente al espejo, maquillándose mientras canta That’s Life, de Frank Sinatra. Pero su reflejo se distorsiona a medida que la cámara se aleja, revelando que no está solo: Harley aparece a su lado, imitándolo. Aquí, Phillips utiliza la coreografía como un medio para ilustrar la fusión de dos almas en un mismo acto de autodestrucción. La escena recuerda al duelo psicológico en Persona de Ingmar Bergman, donde los límites entre los personajes se desdibujan hasta convertirse en una masa informe de identidades intercambiables.
Phillips juega constantemente con la percepción, utilizando el montaje para cuestionar la realidad. El director crea un universo donde cada acto de violencia, cada risa, cada lágrima es, a su vez, un reflejo de otro acto, de otra emoción. No hay un sentido claro de causalidad: las escenas se entrelazan como en un delirio febril, dejando al espectador en un estado de incertidumbre. “Siempre dije, desde el principio, que la película debería sentirse como si hubiera sido hecha por locos. Como si los enfermos estuvieran dirigiendo el asilo”.
En última instancia, la verdadera “folie” de la película no es solo la locura compartida entre Arthur y Harley, sino la de todos aquellos que se atreven a entrar en este universo oscuro y fragmentado, a buscar un orden donde no hay más que caos.
Joker: Folie à Deux se estrena en cines el 3 de octubre.