La serie de los 70’s de Spider-Man y Supaidaman
A mediados de los ’70s, en su búsqueda de nuevas oportunidades económicas para Marvel Comics, el entonces presidente de la compañía, James ‘Jim’ Galton, se percató de que había algunos campos que la editorial no había cubierto. En ese momento se iniciaron conversaciones con productoras cinematográficas, de televisión y estudios de animación.
Tras el buen recibimiento que tuvo la serie The Incredible Hulk (Kenneth Johnson, 1977) fue el turno de Spider-Man, el personaje más famoso de la compañía. Cuando CBS compró los derechos, su primera opción fue hacer una película crossover en la que el arácnido superhéroe se enfrentara a Superman. Sin embargo, la adaptación en desarrollo de una historia sobre el Último Hijo de Kripton impidió que la idea se cumpliera. Entonces surgió The Amazing Spider-Man, una serie de 14 capítulos divididos en dos temporadas que llevarían a Spidey a la pantalla chica.
El episodio piloto -una historia de origen que duraba 90 minutos, el doble que cualquier capítulo de una serie-, fue un éxito tan grande que facilitó su estreno en cines en un puñado de capitales europeas.
La interpretación de J Jonah Hammond como Peter Parker era lo único fiel a los cómics, ya que el enfoque de la historia era meramente realista, dejando de lado a los villanos más populares y excéntricos del trepamuros. Ni mención del Tío Ben, ni rastros de Mary Jane o Harry Osborne. Si bien esto fue una buena excusa para abaratar los costos, los poderes de Spider-Man apenas se mostraban. Un detalle a destacar, que se diferenciaría de toda adaptación futura, era que Peter Parker era un adulto en vez de un adolescente.
Pese a que la serie se alejaba muchísimo de su material de origen, la moda por las producciones con superhéroes estaba en su apogeo, lo que ayudó a que la audiencia fuera más que aceptable. Stan Lee se sentía contrariado con el programa. Si bien había destacado su estética, no se sentía satisfecho con las historias que narraba, alegando que en ellas estaba ausente todo elemento que había dotado a los cómics de Spider-Man de popularidad.
Al mismo tiempo que The Amazing Spider-Man salía al aire por CBS, Japón lanzaba su propia versión de Spidey, con algunas libertades creativas. Supaidaman era su nombre, y si bien su apariencia era idéntica a la del trepamuros, el origen de sus poderes provenía de una fuente alienígena. Supaidaman contó sus aventuras a lo largo de 41 capítulos.
Los superhéroes en el cine y el nuevo milenio
El slogan promocional de Superman (Richard Donner, 1978), ‘Creerás que un hombre puede volar’, se convirtió en toda una declaración de intenciones: por fin la industria cinematográfica contaba con una infraestructura de producción y una tecnología capaz de reproducir en la pantalla grande el derroche imaginativo que emanaba en las viñetas de los cómics.
Esto no quiere decir que estos elementos siempre se hayan utilizado de manera acertada. Entre la película del Hombre de Acero y Batman (Tim Burton, 1989) -que desencadenó una tormenta de cultura popular-, las películas de superhéroes intentaron en vano sostener estándares de excelencia.
Durante la década del ’90 se desarrollaron muchas adaptaciones de historietas. Y aunque estudios y equipos de producción lo intentaron, solo las historias de Kal El y Bruce Wayne -los dos superhéroes más populares del planeta-, parecían destinados a triunfar en la pantalla grande. El resto permanece como productos que rozaban la clase B, y son consideradas películas ridículas e innecesarias.
Y este fue el orden natural de las cosas, o al menos eso parecía, hasta que durante el cambio de milenio tres adaptaciones marvelitas removieron todos los dogmas. Las tres padecieron largas estancias en el infierno del desarrollo, pero las tres acabaron demostrando que había un mercado que estaba esperando ser conquistado y, sobre todo, establecieron una estética para los superhéroes cinematográficos del siglo XXI. Su éxito sentó las bases del Hollywood actual, con sus universos fílmicos y sus franquicias multiplataforma inspiradas en los cómics.
La película Blade
Blade (Stephen Norrington, 1998), se basaba en un personaje de segunda categoría de Marvel Comics. Un tipo similar a Luke Cage pero cazavampiros, creado por la editorial durante la época de la blaxploitation.
Blade había sido cajoneada por New Line Cinema -en esos días un estudio de cine pequeño-, pero todo cambió cuando se sumó al proyecto David S. Goyer, guionista de The Crow y Dark City (Alex Proyas, 1994, 1998). El escritor era un fan declarado de los cómics, y aunque no lo sabía en ese momento, se convertiría en un peso pesado en la industria después de hacer los guiones de la trilogía The Dark Knight (Christopher Nolan, 2005, 2008, 2012) Man of Steel y Batman v Superman (Zack Snyder, 2013, 2016).
Goyer no solo convenció al estudio de tomarse en serio la película, sino que sugirió el nombre de Wesley Snipes como protagonista. La pieza final fue el director Stephen Norrington, que entró en escena luego de que David Fincher rechazase el proyecto.
Blade terminó siendo una película regular, aunque excéntrica y acelerada. Su secreto residía en su fórmula: saco largo de cuero, anteojos de sol y mucha acción. Esto no solo remodeló la imagen del personaje en los cómics, sino que también se adelantó a un estilo que fue el sello de Matrix el año siguiente. Ni Norrington ni New Line estaban seguros de que la película fuera a triunfar. La crítica la destrozó, pero el público la convirtió en un éxito de taquilla desde el primer momento.
La película X-Men
Tenía sentido que Russel Crowe fuese la primera opción del director Bryan Singer para interpretar a Wolverine. No solo era el actor del momento, debido al éxito de Gladiator (Ridley Scott, 2000), sino que su complexión física era igual a la de Logan. Crowe rechazó el papel, pero recomendó a su amigo Hugh Jackman.
Ni el director ni Fox estaban seguros de contratarlo: Jackman era demasiado alto, demasiado joven, demasiado desconocido. Solo cuando la segunda opción para interpretar al mutante renunció, contrataron al australiano del que nadie había oído hablar. Jackman se convirtió en la mejor elección de casting para interpretar a un superhéroe.
20th Century Fox no estaba seguro del proyecto, fue Singer quien convenció al estudio, diciendo que su película de superhéroes iba a estar empapada de grandes temas: prejuicio, persecución de minorías, paranoia como arma política, celebración de la diferencia. Fox se maravilló: podía venderla, y de hecho lo hicieron, como el primer blockbuster superheroico para adultos.
X-Men (Brian Singer, 2000), una adaptación que parecía condenada al limbo de las versiones de guion infinitas, terminó convirtiéndose en uno de los éxitos taquilleros del año y dio paso a una franquicia cinematográfica amada por los fanáticos marvelitas.
A diferencia del cazavampiros y los mutantes, Spider-Man había tenido adaptaciones previas, lo cual volvía todo más complicado: su primer blockbuster no solo debía cumplir con las fantasías de millones de fans, sino que también tendría que borrar de la memoria de todos las imágenes ridículas de los primeros intentos.
La película Spider-Man de 2002
Antes de que Sam Raimi fuera contratado en el año 2000, por el proyecto habían pasado nombres como Tony Scott, Roland Emmerich, el siempre presente David Fincher, Ang Lee o M. Night Shyamalan. Los dos últimos no tardarían en rodar sus propias películas de superhéroes, pero solo hay un nombre que merezca ser recordado en este proyecto: James Cameron, cuya versión de guión seguiría estando presente en los cimientos de lo construido por Raimi. Salvo un pequeño detalle: Raimi insistió en prescindir de las redes mecánicas para tener a un Spider-Man lanzando telarañas orgánicas como metáfora evidente de la pubertad.
Spider-Man (Sam Raimi, 2002) fue la primera película que llegó a los 100 millones de dólares en su primer fin de semana, demostrándole para siempre a Hollywood que los superhéroes, sobre todo los de Marvel, eran el futuro de la industria. Pero había algo más: su primer teaser promocional, World Trade Center, mostraba a Spider-Man atrapando un helicóptero repleto de ladrones en una telaraña tejida entre las Torres Gemelas. Después de los ataques terroristas de 2001, los estudios cortaron todo contenido que presentara a las torres, ahora destruidas en el horizonte de Nueva York.
La película tenía una fatídica y casi sobrenatural conexión con el 11S. Al fin y al cabo, Spidey siempre fue la encarnación de los mejores sentimientos de su ciudad, Nueva York, cuya fuerza colectiva para sacar lo mejor de sí misma y sobreponerse a cualquier tragedia se trató de forma más agradable en una memorable secuencia de Spider-Man 2 (Sam Raimi, 2004). Pero la película original fue la que llegó en el momento correcto: de repente, el mundo necesitaba más que nunca a los superhéroes.
Existe una razón por la que Raimi decidió cerrar su película con una última pose épica del héroe con la bandera norteamericana de fondo. Un plano final emblemático, imitado hasta el cansancio y testimonio de la idea que el director quiso transmitir: Spider-Man debía hacer ‘ballet sobre el aire’. Toda la producción se concibió bajo ese mantra.
Spider-Man de Raimi continúa siendo considerada por los fanáticos como una de las mejores películas de superhéroes. El poder de permanencia de esta trilogía se debe en parte al hábil manejo de Raimi y el guionista David Koepp.
Con la misión de llevar al héroe más popular de Marvel a la pantalla grande, debieron elegir con cuidado cuál de todas las historias de Spidey querían contar. No tomaron al arácnido moderno, de la saga clon, que estaba al borde del divorcio; no recurrieron al Spidey de McFarlane, ochentoso, que lo podría haber llevado a un enfrentamiento con Venom o con villanos que no todos conocían. El dúo decidió volver al material original, al concepto de Spider-Man que leyeron siendo niños, el de Stan Lee y Steve Ditko.
Esto significaba que Peter Parker debería ser un adolescente poco atractivo, sobreprotegido por su familia y nerd. Buscaron a Tobey Maguire. El actor coincidía perfectamente con el papel de Peter Parker: apariencia inteligente, mediana altura y un innegable talento actoral que había podido demostrar en más de una docena de películas.
Pero aún se necesitaba más. El director y el guionista decidieron que la vida del personaje sería una gran tragedia, mientras que como héroe la mayor parte de sus luchas serían triunfos. Y lo mismo pasaría con el mundo que lo rodea: Peter ganaría lo justo para vivir, se sentirá atormentado constantemente por la culpa que carga por el asesinato de su tío Ben, y su vida romántica sería un completo fracaso. En definitiva, Raimi y Koepp volvieron a la esencia que enganchó a los lectores de Spidey en los años ’60s.
Entonces, ¿logró Sam Raimi traer a la pantalla grande al mismo Spider-Man de las historietas y series animadas? La respuesta es NO. Y esto es a su vez su mayor logro y su mayor decepción. Raimi trata de revivir un estilo de narrativa que no se ajusta al desarrollo de Spider-Man. Después de 40 años de vida en los que habían pasado un desfile de escritores diferentes por sus cómics, el concepto del héroe fue cambiando. Esto sin contar las numerosas series animadas, como Spectacular Spider-Man y Ultimate Spider-Man, que fueron agregando capas al personaje.
Cuando Raimi intenta adaptar el ‘Spiderman de Ditko y Lee’ se encuentra con que el tiempo ha pasado y que su héroe de la infancia está rodeado de un batallón de personajes secundarios. De ahí que se tomen ciertas licencias muy necesarias, aunque pretenda, mantener un tono similar. Todo esto crea un ruido ambiente, que mezcla un estilo ultra colorido y vistoso con una historia cargada de drama y dolor.
Sin embargo, la trilogía -como las primeras películas de Spider-Man-, tienen un resultado brutal. Aunque muchos se quejaron por el villano elegido para la primera entrega, -Green Globin (Willem Dafoe)-, que usaba una armadura que lo asemejaba con un Power Ranger, o porque Gwen Stacy fue sustituida por Mary Jane Watson (Kirsten Dunst), los fanáticos tuvieron por primera vez la oportunidad de ver al Amigable Vecino balancearse por los cielos de su ciudad, con un realismo increíble.
En 2004, Alfred Molina relevó a Green Globin, convirtiéndose en el villano de turno: el Doctor Otto Octavius, aka Dr. Octopus en Spider-Man 2. Las secuencias de acción se volvieron más intensas y los combates mucho más dinámicos. Aunque en el presente los efectos especiales parezcan deslucidos, en esos años fueron asombrosos y espectaculares, como el propio Spidey. Tanto, que el público salió del cine pidiendo ver una tercera parte.
La trilogía Spider-Man de Sam Raimi
Spider-Man de 2002 mostró a nuestro héroe aprender que ‘un gran poder conlleva una gran responsabilidad’. La serie de decepciones y humillaciones con la que se inicia la segunda entrega sirve como recordatorio de que el poder humano conlleva una gran responsabilidad humana. Si Parker quiere tener una vida ‘normal’, debe seguir las reglas de las relaciones interpersonales y no decepcionar a nadie.
Después de conocer al inspirador científico Dr. Octavius, Peter gana la confianza para creer que su inteligencia académica es un regalo tan valioso como sus superpoderes. Parker cuelga su traje de araña para concentrarse en sus estudios, pero cuando Octavius se obsesiona con un invento que podría acabar con el mundo poco después de convertirse en Dr. Octopus, Peter debe volver a sus actividades.
Lo hace con culpa, porque se da cuenta que ha antepuesto su inteligencia a sus poderes heroicos por razones completamente egoístas. Durante un tiempo, ha podido experimentar los elogios y la satisfacción que acompañan a las habilidades intelectuales innatas que posee, algo que nunca pudo hacer como su alter ego. Pero tal gloria no es posible para Parker: debe afrontar la triste verdad de que, en su caso, llevar una vida normal sería puro narcisismo.
La trilogía de Raimi siempre prometió que sus películas no seleccionarían a sus villanos al azar, sino que los vincularía con el crecimiento del personaje principal, tanto como héroe y como persona. Y aunque esta promesa se vio frustrada por la incoherencia temática de Spider-Man 3 (2007), la segunda parte es capaz de valerse por sí misma como una historia autónoma, al mismo tiempo que se cimenta y desarrolla de manera extensa e inteligente en los personajes y temas establecidos en el episodio anterior.
Mientras que películas de superhéroes posteriores tejieron sus historias en -a veces- confusos y laberínticos universos cinematográficos, Spider-Man 2 simplifica.
No solo en lo lineal de su cronología la película gana, también se niega a adoptar la misantropía y la visión pesimista de la humanidad que cintas posteriores acuñaron como sello. Conserva el tono alegre y positivo de Parker, retratando a Peter y Octopus como personas similares en lados distintos de la ley, pero no convirtiendo al Dr. en un lado oscuro del arácnido héroe. En el mundo de Spidey no hay un sentido de maldad propio, sino que se presentan personajes como gente descarriada que ha perdido el sentido de la responsabilidad.
Spider-Man se filmó en 2001 -antes y después de los eventos del 11 de septiembre-, pero se estrenó en mayo de 2002. Después del atentado el clima político en Estados Unidos cambió tan drásticamente que la película fue editada para reflejar este nuevo patriotismo norteamericano.
Mientras Spider-Man, con su traje rojo, blanco y azul se balanceaba por los rascacielos de Nueva York, ninguna persona podía evitar identificarse con el superhéroe salvando la ciudad que había sido atacada meses antes. La película tocó la fibra sensible que los estadounidenses no habían experimentado desde la Segunda Guerra Mundial. Buscando un elemento unificador, el público lo encontró en Spider-Man. Spider-Man 2 retrata el nacionalismo norteamericano, pero esta vez -aunque el mensaje fue tan fuerte como la primera-, los métodos usados fueron distintos.
En 2004, las guerras en Afganistán e Irak habían dividido a la opinión pública, el sentimiento nacionalista ciego se había apaciguado, las armas de destrucción masiva de Sadam Hussein resultaron un fraude, las torturas a prisioneros se hicieron públicas y gran parte de la población no estaba de acuerdo con las políticas exteriores que estaba implementando su país. Sin embargo, lo que unificaba al pueblo era el apoyo a las tropas que estaban en el extranjero.
En numerosas escenas, Spider-Man, que aún luchaba por la gente y la defendía, fue una alegoría a las tropas estadounidenses. El mensaje patriótico fue muy marcado y apeló a generar emoción en la audiencia.
La escena en la que Doc Ock recupera el sentido es la más conmovedora. Que Spidey le dé la oportunidad de volver a actuar como el amable ser humano que una vez conoció lo convierte en un momento lleno de emoción. Expone la fe de la película en la humanidad, en el espíritu de comunidad y sobre todo en el perdón, pero al mismo tiempo deja un mensaje: Spider-Man es una brújula moral que debe luchar contra el crimen porque puede salvar a los que se han desviado con un simple acto de bondad.
Spider-Man 3
Sony Pictures se había convertido en un estudio feliz. Había descubierto un fuente de ingresos que parecía inagotable y Sam Raimi estaba muy cómodo contando las historias de su héroe favorito que él quería contar, cuando el estudio le encargó una nueva película de Spider-Man. En esta oportunidad, el director recurriría otra vez a un villano clásico de Spidey: Sandman. Sin embargo, las cosas se torcieron…
Para Sony Sandman no era suficiente, no iba a alcanzar. Hasta el momento habían seguido un camino ascendente para que los villanos de Spidey cada vez fueran más importantes e imponentes. Green Globin y Dr. Octopus fueron los antagonistas del trepamuros más importantes de las décadas del ’60 y ’70. Para el estudio había llegado el turno del gran villano ochentoso: Venom, el simbionte. Esto en gran parte se debía a la demanda del fandom marvelita. Un fanservice innecesario que arruinó la carrera de Raimi dirigiendo las aventuras del Hombre Araña.
Raimi cedió de mala gana y aceptó armar un combo 2×1 en villanos. Por desgracia, el director no había crecido con el villano, no lo conocía. Tampoco era la historia que quería contar. Pero el estudio presionó tanto como pudo y para contentar a los fans que pedían el salto del Protector Letal a la pantalla grande, optó por forzar el guion y organizar un desfile de villanos. Una galería de antagonistas que encabezaba un Sandman olvidable, un Venom que quedaría como las peores incursiones de un personaje en una película de cómic y un segundo Green Gobin, que al menos ya no llevaba el traje de Power Ranger de su padre.
¿El resultado? dos horas veinte de una película que nos dejó un baile ridículo, no tanto como el flequillo emo de Parker, una Gwen Stacy de relleno, muchas incongruencias y un final abierto.
Después del desastre llamado Spider-Man 3, se habló de una cuarta entrega, pero todo quedó en la nada. Sam Raimi, cada vez más desencantado, puso excusas y el resto del reparto se dedicó a continuar con sus vidas. El tiempo fue pasando y cada vez era más obvio que no se concretaría. Más allá de las comparaciones con todo lo que vino después, el Spider-Man de Raimi se convirtió en un modelo, un arquetipo de película.
La banda sonora original de la trilogía, compuesta y basada en el trabajo de Danny Elfman, es probablemente lo mejor de todas ellas. El tema principal recoge el espíritu de Spider-Man, su condición de héroe acróbata, su dramatismo y heroísmo.
Las historias elegidas hacen que cada película esté delimitada en los temas que trata. Cada entrada explica lo que tiene que explicar, siguiendo una proyección lógica en el camino del héroe: orígenes, punto de inflexión en su carrera heroica y consolidación como leyenda. Excepto Spider-Man 3, el desarrollo de cada cinta es correcto y puntual. Raimi no cae en narrar subtramas que no aportan nada a la historia y distraen.
La trilogía es, a pesar de sus muchos defectos, una obra muy digna y que merece ser recordada. Las comparaciones con las nuevas películas, claro, son inevitables. Como suele pasar con el Batman de Nolan y el de Burton, o el Man of Steel de Snyder con el Superman del ’78. No es el Spider-Man definitivo, pero sí uno muy bueno y un gran representante de la primera generación moderna de las películas de superhéroes. Su lanzamiento fue lo más relevante de esa época, que acabó con The Dark Knight de Nolan y la llegada de Iron Man, en 2008.
Mark Webb y The Amazing Spider-Man
The Amazing Spider-Man (Marc Webb, 2012) surgió después de que la cuarta entrada de la franquicia dirigida por Sam Raimi y protagonizada por Tobey Maguire se estancara. Sony no se iba a permitir perder los derechos sobre su IP, que se había convertido en una fuente de dólares inagotable. Entonces buscó un director y un nuevo Peter Parker para continuar con el desarrollo del universo arácnido. Sin embargo, el estudio se enfrentó a la poco envidiable tarea de recuperar a los fanáticos perdidos y reconstruir la emoción y la expectativa después de que Spider-Man 3 resultara tan decepcionante.
Diez años antes, Warner Bros había pasado por una situación similar, después de estrenar Batman & Robin (Joel Schumacher, 1997), que no sólo fue odiada por el público, sino que se convirtió en un fracaso financiero que ni siquiera logró recuperar los costos de producción. La solución del estudio fue un reinicio, lo que se tradujo en una bendición para Christopher Nolan. Debido a que Batman & Robin falló en todos los niveles, Nolan obtuvo libertad creativa para perseguir su propia visión de la franquicia. El resultado fue un éxito brutal.
Pero Spider-Man 3, a pesar de ser despreciada casi por todo aquel que la vio, recaudó 900 millones de dólares en la taquilla mundial. Por eso Sony Pictures no quería alejarse demasiado de la fórmula de Raimi.
Después de hacerse un nombre con su debut en la comedia romántica independiente (500) Days of Summer (2009), Marc Webb dio uno de los mayores saltos de Hollywood al dirigir The Amazing Spider-Man y su secuela, protagonizada por Andrew Garfield y Emma Stone. Pero al director no se le permitió llevar su propia visión a la pantalla. El resultado dejó al público con la sensación de que era un deja-vu, algo repetido, aunque durante la etapa promocional se vendiera a la película como la “historia nunca contada” de Spidey.
Como la cinta sufrió de extensas jornadas de regrabación, es probable que algunos elementos ‘nunca contados’ de la historia hayan quedado en la sala de edición. En términos generales, TASM cubre mucho de lo mismo que la primera película de Raimi, por lo que sus detractores afirmaron que la historia solo contenía algunos cambios superficiales y mejores efectos CGI. Si bien es cierto que el relato se adhirió demasiado al modelo de Raimi, el director usó algunos momentos íntimos para añadir su propio toque.
Los personajes secundarios se desarrollaron más allá de lo que se vio en la trilogía original. Flash Thompson (Chris Zylka) fue elevado de la categoría de matón unidimensional con la que había sido retratado por Raimi, ofreciendo un poco de profundidad al personaje, e insinuando que una sensación de pérdida era la que impulsaba su inmanejable ira.
Aunque Sally Field no estaba muy contenta con su rol dentro de la franquicia, su actuación como la Tía May fue excelente. Supo agregarle emoción al papel, una dosis de dolor por la pérdida de su esposo y la preocupación por su sobrino es palpable. Sin embargo, Gwen Stacy, interpretada por Emma Stone, fue lo mejor del reparto. Tuvo un rol más activo, no fue solo una damisela en peligro.
Aunque muchos criticaron el Parker de Garfield -eligiendo a Maguire como el mejor Spider-Man- ambas actuaciones fueron buenas, basadas en distintos enfoques. Maguire nos presentó un Peter salido de las hojas de Lee y Ditko, mientras que la performance de Garfield recordaba a los cómics Ultimate Spider-Man de Brian Bendis y Mark Bagley.
El deseo de diferenciarse de lo que vino antes es lo que inspiró a Webb a expandir la historia de fondo de los padres de Peter. Si bien este aspecto jamás había sido explorado, no resultó muy atractivo. De hecho, le negó a Spider-Man un elemento que lo hace único: representar al outsider nerd con el que el lector se identifica. La historia de Webb establece que después de la picadura de la araña, algo que ya estaba en el sistema de Peter se desencadena y le otorga sus poderes. Peter ya no representa al adolescente común, ya que nadie podría ser Spider-Man sino Peter.
The Amazing Spider-Man 2
Pero no fue solo la cercanía de la franquicia de Raimi, ni el infierno de producción con ejecutivos presionando lo que hizo que The Amazing Spider-Man se sintiera vacía.
Dos meses antes de su estreno, el mundo conoció a The Avengers (Joss Whedon, 2012), la película crossover del Universo Cinemático de Marvel Studios, que recaudó 1.5 mil millones de dólares en todo el mundo y arrojó una sombra muy larga sobre la industria cinematográfica.
Después de Los Vengadores, todos los estudios se obsesionaron con tener su propio universo compartido. Sony Pictures fue uno de ellos, lo que tuvo una influencia significativa en su enfoque de The Amazing Spider-Man 2 (2014), que parecía más interesada en asemejarse a la fórmula Marvel que avanzar en la historia que comenzó en la primera entrega.
Uno de los puntos fuertes era la relación entre Peter y Gwen. Por desgracia, la película los mantiene separados más tiempo del que debería. La historia vuelve sobre un problema que se había resuelto al final de la primer entrega. Peter se siente culpable por la muerte del padre de Gwen y rompe con ella para mantener la promesa que le hizo.
Más preocupada en crear varios spin off que en contar una narración coherente, TASM 2 tiene demasiado relleno como para captar la atención del público, convirtiendo la obsesión de Sony por crear un universo compartido en un problema. Aunque Webb está acreditado como director, existe la sensación que hizo poco por dirigir. La cinta se enreda en demasiadas tramas, pero no desarrolla ninguna de manera adecuada. La naturaleza sobrecargada de la producción también le quita el nivel de intimidad que hizo que la primera fuera especial.
Como resultado, la franquicia nunca tuvo la oportunidad de desarrollar una identidad ni de decidir qué quería ser. La primera película parecía perseguir al fantasma del Spider-Man de Raimi; la secuela intentaba con desesperación emular a Marvel Studios.
Los planes de Sony para The Amazing Spider-Man 3 y 4 eran bastante novedosos, por no decir alucinados. Involucraban no solo resurrecciones -tanto para Gwen como para su padre-, sino también tenían pensado que ella se convirtiera en algo así similar a Spider-Gwen, que debutó en los cómics en 2015 con spider poderes y perteneciente a otra dimensión. Además, Sony también planificó algunas películas centradas en villanos: Sinister Six y Venom. Elegir a los villanos para el papel principal no era usual en ese momento, lo que lo convierte en un movimiento bastante controvertido, pero interesante.
La idea del estudio era crear su propio universo para competir o ser algo parecido al MCU, mientras usaba los propios personajes de Marvel. Aún así, el proyecto era intrigante. Pero luego, de la noche a la mañana, esos planes fueron descartados.
The Amazing Spider-Man 3 y 4 estaban planeadas e incluso tenían fecha de lanzamiento: 10 de junio de 2016 y 4 de mayo de 2018. Luego las películas empezaron a retrasarse. Además, Marc Webb, una pieza importante del éxito de las dos primeras entregas, declaró que regresaría para dirigir la tercera y solo haría de consultor para la cuarta. Al final, todas las películas planeadas se cancelaron.
Era extraño que un estudio con grandes planes para un personaje los abandonara con rapidez. Un retraso podía significar que todavía no se había encontrado el guion correcto o un conflicto de programación que retrasaba las cosas. Pero una cancelación significaba que estaba sucediendo algo más grande.
La debacle de Sony Pictures
2014 no fue un gran año para Sony Pictures: no solo la taquilla de The Amazing Spider-Man 2 fue decepcionante, sino que también el estudio sufrió un hackeo. El 24 de noviembre, el grupo de piratas informáticos Guardians of Peace filtró una cantidad importante de datos confidenciales. Estos incluían información personal de sus empleados, correos electrónicos, información sobre el salario de los ejecutivos, copias de películas inéditas, planes para próximos estrenos y guiones.
El grupo exigió que Sony retirara The Interview -una comedia sobre un complot para asesinar al líder norcoreano Kim Jong-un-, y amenazó con realizar ataques terroristas en los cines que proyectaran la película. Sony y las cadenas de cine decidieron cancelar el estreno. El gobierno norcoreano negó toda responsabilidad por el ataque.
Los documentos filtrados revelaron mucho sobre los cambios repentinos con respecto a Spider-Man. A pesar de que TAS 2 seguía recaudando más que la franquicia Transformers -también perteneciente al estudio-, las críticas tibias que había recibido fueron suficientes para impulsar a Sony a llevar al personaje en otra dirección.
Andrew Garfield ayudó a allanar ese camino. La razón por la que se cancelaron los planes para TAS 3 era que los altos ejecutivos de Sony despidieron a Garfield después de que faltara a una gala en Brasil con motivo de la celebración de la Copa del Mundo 2014 en la que se anunciaría la película.
Según los documentos hechos públicos, Sony llegó a un acuerdo con Marvel para llevar a Spider-Man al MCU. Spidey haría su debut a lo grande, como parte de Captain America: Civil War, lo que lo ponía en línea para participar -una comedia sobre un complot para asesinar al líder norcoreano Kim Jong-un-, y amenazó con realizar ataques terroristas en los cines que proyectaran la película. Sony y las cadenas de cine decidieron cancelar el estreno. El gobierno norcoreano negó toda responsabilidad por el ataque.
Los documentos filtrados revelaron mucho sobre los cambios repentinos con respecto a Spider-Man. A pesar de que The Amazing Spider-Man 2 seguía recaudando más que la franquicia Transformers -también perteneciente al estudio-, las críticas tibias que había recibido fueron suficientes para impulsar a Sony a llevar al personaje en otra dirección.
Andrew Garfield ayudó a allanar ese camino. La razón por la que se cancelaron los planes para TAS 3 era que los altos ejecutivos de Sony despidieron a Garfield después de que faltara a una gala en Brasil con motivo de la celebración de la Copa del Mundo 2014 en la que se anunciaría la película.
Según los documentos hechos públicos, Sony llegó a un acuerdo con Marvel para llevar a Spider-Man al MCU. Spidey haría su debut a lo grande, como parte de Captain America: Civil War, lo que lo ponía en línea para participar en una de las películas culminantes de Marvel: Avengers: Infinity War.
Pero si bien todo esto era una gran noticia, no fue lo único que revelaron los hacks. Mientras Sony trataba de hacer funcionar la franquicia de su IP más importante, Kevin Feige y los ejecutivos de alto rango de Marvel Comics comenzaron a especular sobre cómo se vería Peter Parker si fuera parte del MCU, antes de que se acercaran a Sony para hacer un trato que traería a Spidey a su verdadera casa.
Sin perder tiempo, Feige -arquitecto de un universo compartido que era la envidia de toda la industria cinematográfica-, organizó un retiro secreto de dos días de duración, fuera de las oficinas de Marvel Studios, en un hotel alquilado en Santa Mónica. A nadie más se le contó lo que estaban haciendo: solo que era una reunión.
Durante las 48 hs que duró, los productores y ejecutivos que participaron consideraron como sería el ingreso de Spidey al MCU. Si Marvel Studios pudiese conseguir que Sony Pictures accediese a compartir al personaje por un contrato de cinco películas ¿Qué tipo de historias de Spider-Man estaban interesados en contar?
La respuesta fue casi la misma entre todos los creativos: aquellas en las que Peter Parker todavía estaba cursando el secundario. No querían sacar a Peter Parker de la escuela, experimentando los eventos cotidianos de la vida escolar como marco para explorar los dolores de crecimiento de un Spider-Man adolescente a través de numerosas historias interconectadas.
Había un problema: The Amazing Spider-Man 2 -que se lanzó el mismo año que estas reuniones tuvieron lugar-, iniciaba su narración con el Peter de Garfield graduándose. Lo que hizo Marvel Studios fue acordar silenciosamente el reinicio del personaje, a pesar de que había sido reiniciado solo dos años antes.
Era un movimiento audaz, pero quizás no totalmente desagradable para muchos fanáticos, dada la recepción crítica negativa de la película.
Si bien los motivos oficiales jamás se explicaron, se estableció que la decisión principal de Sony para alejarse de la franquicia en su forma actual era el bajo rendimiento de taquilla de TAS2. Sin embargo, Marvel Studios nunca tuvo la intención de incluir a Garfield al MCU. Incluso el estudio liderado por Feige había comenzado a esbozar los conceptos de lo que se convirtió en Spider-Man: Homecoming (Jon Watts, 2017) antes de que Feige se acercara a la directora de Sony Pictures, Amy Pascal, para hablar sobre su interés de integrar a Spidey al MCU.
Spider-Man en el cine: el espejo de Marvel
Marvel Enterteiment se dedicó durante años a asesorar y ayudar en la producción de las películas sobre los personajes que Marvel Comics que había vendido. Así fue que participó en el desarrollo de cintas sobre X-Men, Blade y Daredevil, pero nunca tuvo su propio proyecto. Eso cambió en 2004. Bajo el nombre de Marvel Studios gestionó un plan para producir sus films super heroicos a través de un acuerdo de distribución con Paramount Pictures.
En 2006, el entonces presidente y creador de Marvel Studios, Avi Arad, renunció por diferencias creativas y Kevin Feige tomó el mando y comenzó a trabajar en un nuevo proyecto: Iron Man. Feige, quien provenía de una familia de productores, había trabajado como productor asociado en la primera película de X-Men (Bryan Singer, 2000) y junto a Sam Raimi en Spider-Man (2002).
Impresionando a Avi Arad por su conocimiento del Universo Marvel, fue contratado para trabajar como su segundo al mando ese mis mo año. A pesar de que Spider-Man y los X-Men habían sido licenciados a Sony y 20th Century Fox, Marvel aún poseía los derechos de los miembros principales de los Vengadores. Feige visualizó la creación de un universo compartido, al igual que Stan Lee y Jack Kirby habían hecho con sus cómics a principios de la década del ’60.
Una adaptación de Iron Man se había estado gestando durante décadas en diferentes estudios. La versión de 20th Century Fox propone a Tom Cruise en el papel de Tony Stark, la de New Line Cinema reclutó a Nick Cassavetes para el puesto de director. Todos los proyectos quedaron en la nada, los derechos del personaje volvieron a Marvel Entertainment y Marvel Studios comenzó a trabajar desde cero.
El 28 de abril de 2006, Feige anunció que el proyecto Iron Man tenía director: Jon Favreau, quien había demostrado su capacidad para manejar efectos especiales con Zathura (2005), Este no fue el único anuncio de Marvel: el estudio desarrollaría películas sobre Thor, Captain America y Nick Fury.
Con Favreau en la silla del director y el rodaje programado para 2007, el siguiente paso fue encontrar el elenco. Robert Downey Jr fue el nombre favorito de Favreau, en especial después de su desempeño en Kiss Kiss Bang Bang (Shane Black, 2005). Downey Jr no era un nombre popular en la industria. Su batalla contra las drogas y su estadía en la cárcel lo habían convertido en un riesgo costoso para encabezar una franquicia.
Luchando contra el estudio, el entorno del director filtró el nombre y los fans apoyaron la elección: Downey Jr. era el hombre adecuado para interpretar a Tony Stark.
El resto del elenco encajó solo. Mientras se filtraba la idea de un universo interconectado de películas, Iron Man no fue creada necesariamente para comenzarlo. Ante todo, Marvel Studios solo quería hacer una buena película que demostrara que podían hacerlo. Pero Favreau no pudo resistirse a lanzar un gran easter egg para los fans de los cómics en el final de Iron Man: la escena post créditos.
Samuel L. Jackson fue elegido para interpretar a Nick Fury como referencia a la reinvención del personaje en The Ultimates. La frase ‘Iniciativa Vengadores’ en la primera escena post créditos del MCU hizo delirar a los fanáticos. Fue una declaración de intenciones que dependían de muchos factores que Feige no había previsto, pero que encajaría con gran arte. Iron Man fue un éxito de taquilla, con la crítica y entre los fanáticos. Su estreno apenas se vio eclipsado por la llegada de The Dark Knight (Christopher Nolan, 2008). Aunque meses más tarde The Incredible Hulk (Louis Leterrier, 2008) no tuvo el mismo desempeño, Iron Man sentó las bases para lo que vendría después.
Spider-Man en Captain America: Civil War
Luego del decepcionante lanzamiento de The Amazing Spider-Man 2, Feige y Perlmutter presionaron a Sony Pictures para que les permitiera ayudar a producir la próxima película de Spider-Man a cambio de usar el personaje en Captain America: Civil War. Feige y Pascal, presidente de Sony, habían tenido varias reuniones sin llegar a ningún acuerdo.
Cuando los hermanos Russo comenzaron el rodaje, Marvel no había podido lograr que Spidey formara parte de la Guerra Civil. Sony continuaba con sus planes para The Sinister Six, en la que esperaba presentar un Peter Parker distinto a la versión de Marc Webb. Pero después del hack informático sufrido por el estudio, cuando trascendieron las discusiones entre Marvel/Sony por la inclusión del trepamuros al MCU, los fanáticos enloquecieron.
Entre la espada y la pared, Sony aceptó la idea de una coproducción. En febrero de 2014 se anunció un acuerdo innovador. Un nuevo Spider-Man debutaría en Civil War y protagonizaría una película independiente en 2017, que lanzaría Sony y sería producida por Marvel. El acuerdo financiero beneficiaba a ambas empresas, por lo que estudios y fanáticos estaban felices.
Como el acuerdo no oficial no se concretó hasta dos meses antes del estreno de la película, los Russo trabajaron con la inclusión de un personaje que no sabían si iba o no a ser parte de la historia. Con el trato cerrado vino el desafío de elegir al nuevo Peter Parker. No solo debían tomar la decisión correcta, sino que también debían hacerlo rápido. Lo más importante para Marvel era elegir un Spider-Man de alrededor de 15 años para poder contar historias de escuela secundaria y también poder agregar una nueva dinámica para los Vengadores existentes, la mayoría de los cuales rondaba los 40 años.
Los nombres que barajaban fueron Nat Wolff, Timothee Chalamet, Liam James y, por supuesto, Tom Holland. Sin dudas, esta no sería otra historia de origen por dos motivos: Spider-Man haría su primera aparición en una película coral y sus franquicias ya habían narrado dos veces la historia de la picadura de la araña, el desarrollo de los poderes de Spidey y la muerte del tío Ben.
Captain America: Civil War nos regala solo 10 minutos de Peter Parker y 20 de Spider-Man. Y fueron rock. La presión política aumenta para instalar un sistema de responsabilidad cuando las acciones de los Vengadores provocan daños colaterales. Un nuevo status quo divide profundamente a los miembros del equipo. El Capitán América (Chris Evans) cree que los superhéroes deben permanecer libres para defender a la humanidad sin la interferencia del gobierno, mientras que Iron Man está en desacuerdo y apoya la supervisión. A medida que el debate se convierte en una disputa total, el resto de los Vengadores deben elegir que bando apoyan.
La decisión de Iron Man de involucrar a Spider-Man tiene que ver con su complicada relación con Rogers. Pero, en esencia, dos razones conectadas fueron las que motivaron a Stark a reclutar a Spidey. En primer lugar, no quería perder la pelea con Steve porque a Tony no le gusta perder, y en ese momento de su vida, sí creía que los superhéroes necesitaban algunos límites después de lo sucedido en Avengers: Age of Ultron (Joss Whedon, 2015). En segundo lugar, Tony solo quería atrapar al Soldado de Invierno, sin lastimar a ninguno de sus amigos. Además de sumar el factor sorpresa.
Spider-Man en ese momento era la mejor arma no letal, como dedujo de las imágenes que había en YouTube. Así que era perfecto para su plan: traer a Parker aumentó sus posibilidades de derrotar al Cap, manteniendo al resto del equipo intacto, porque Tony no quería que los Vengadores se separaran.
Al escuchar una curiosa noticia sobre un justiciero de Queens, Stark se dirige a la casa de la tía de Parker, May (Marisa Tomei), mientras que espera la llegada del adolescente en compañía de su tía, llega un Peter deslumbrado y confundido por la presencia de Iron Man en su casa. Durante una breve conversación en la habitación de Peter, nos enteramos de que ya ha sido mordido por una araña radioactiva y, como insinúa, perdió a su tío Ben.
Lleno de culpa, ha estado luchando contra el crimen local, con un traje similar a un pijama rojo y azul. Su habitación está llena de aparatos electrónicos antiguos que ha sacado de los contenedores de basura y ha utilizado para crear proyectos de tecnología muy avanzados.
Tony le ofrece convertirlo en su protegido y apela a las similitudes entre ambos: los dos son genios de la ciencia y huérfanos que quieren proteger al mundo. Y claro, le regala un traje nuevo. Esto reelabora la leyenda de Spidey en gran medida, pero también refleja la relación de ambos personajes en el crossover cómico.
Spider-Man entra a la batalla del aeropuerto, y aunque forma parte del equipo de Iron Man, Parker no sabe mucho de los problemas políticos en juego, y por lo tanto, se encuentra deslumbrado con cada superhéroe que aparece, incluso con los que se supone que son sus ‘enemigos’. Por otra parte, los Héroes más Poderosos de la Tierra también se impresionan por el conjunto de habilidades particulares de Peter. Su cameo está lleno de acción pero es relativamente corto, lo que dejó mucho espacio para que su mitología fuera narrada con libertad en su propia franquicia.
Holland retrata con frescura a un trepamuros aficionado, divertido pero trabajador, influenciado por Kick Ass, cuya naturaleza inexperta e ingenua contrasta de maravilla con el descaro y el sarcasmo del Hombre de Hierro. Dada la gran química en pantalla no es de extrañar que Downey Jr haya pedido hacer un cameo como Iron Man en Homecoming (Jon Watts, 2017), la primera película en solitario de esta versión de Spidey.
Maguire se convirtió en un trepador de paredes brillante y alegre en las primeras dos películas de Spider-Man, y Garfield tenía una buena línea en la indiferencia puntiaguda y agresiva. Pero el debut de Holland en Marvel nos grafica con exactitud por qué Spidey necesitaba volver a Marvel Entertainment, su verdadera casa. El actor le aporta al personaje su frescura y hace con su actuación más clara la diferencia entre Parker y su alter ego.
Mientras que Peter es el tipo tímido, y casi no puede articular una oración sin hacer gala de su torpeza adolescente, Spidey tiene una personalidad grandilocuente, conversadora y hasta chismosa. Las películas anteriores de Spider-Man a menudo lucharon para que el trepamuros fuera divertido, pero Civil War no tuvo ese problema en absoluto.
Puede que pasara un tiempo antes de que Tony aceptara completamente ser un mentor para Peter, pero estaba claro que se sentía responsable del joven héroe desde el principio. Le proporcionó un traje mejorado y le dijo que se mantuviera a distancia y no se lastimara durante la batalla del aeropuerto. Su afecto genuino por Peter sólo aumentó a medida que pasaban más tiempo juntos, tanto que Iron Man estaba dispuesto a arriesgar su vida solo para traer de vuelta a Spider-Man en Avengers: Endgame (Anthony y Joe Russo, 2019). Sin olvidar que le legó toda su tecnología para que siguiera siendo un gran héroe que protegiera a la humanidad.
Con solo media hora, la participación de Spidey en el MCU fue celebrada. Aunque la película adolece de muchos errores, no se puede recriminar la forma en que Feige y su equipo trabajaron con el trepamuros. Civil War sin Spidey se hubiera sentido aún más deficiente. Su presencia hizo que casi no se notara que el Hulk de Mark Ruffalo y el Thor de Chris Hemsworth no fueran parte de la historia.
Spider-Man en Homecoming
Al mismo tiempo que se realizaba el casting para el nuevo Spider-Man, Sony y Marvel buscaban encontrar un nuevo equipo creativo que se encargara de la película independiente de Spidey programada para estrenarse un año después que Civil War. Los cineastas considerados incluían a Jonathan Levine, Ted Melfi, Jason Moore, etc. Los estudios buscaban un director con una sensibilidad joven, con tendencia a la comedia, ya que Marvel quería capturar la esencia de las películas para adolescentes. El nombre de Jon Watts se hizo presente.
Watts no contaba con una amplia trayectoria cuando llegó a Spider-Man: Homecomig. Había dirigido Clown (2014) -una película de terror que obtuvo una recepción pésima por parte de la crítica y cuyas ganancias apenas lograron cubrir los gastos de presupuesto-, y Cop Car (2015), una historia de suspenso que se estrenó en el Festival de Sundance y tuvo una buena recepción crítica. El director acompañó los movimientos de Holland mientras filmaba con los Russo.
Todos los involucrados en el proceso creativo acordaron no repetir la historia de origen y, en cambio, comenzaron a trabajar con una historia sobre el crecimiento, la responsabilidad y la presión en la escuela secundaria. El arco se fue desarrollando hasta que tomó forma. Homecoming sumó a Robert Downey Jr. como el mentor de Parker y en cuanto al villano, casi todos los involucrados en la producción apuntaron que era hora de presentar a The Vulture.
Se buscaba generar que la primera película en solitario de Spidey se sintiera original, pero también que tuviera la impronta del sello de Marvel, por lo que el villano tenía que ser icónico. Michael Keaton fue elegido para el papel, rol que se considera como uno de los mejores del MCU. El resto del elenco se pobló de rostros juveniles, como Zendaya y Jacob Batelon.
Watts le dio al elenco un grupo de películas centradas en adolescentes para ver como tarea: The Breakfast Club (John Hughes, 1985), Ferris Bueller’s Day Off (Hughes, 1986) y Pretty in Pink (Howard Deutch, 1986). Con respecto a la diversidad, era importante para el director que la película reflejara cómo se ve una escuela secundaria pública en New York en la actualidad.
Homecoming llegó a los cines el 7 de julio de 2017 con elogios de la crítica, recaudó $117 millones de dólares en su primer fin de semana, que fue el fin de semana de apertura más alto para una película de Spidey desde Spider-Man 3 de Raimi. Con un total de taquilla mundial de $880 millones, la película superó a las dos de The Amazing Spider-Man. Lo más importante es que presentó una versión nueva y fresca del personaje de Peter Parker de la que los fanáticos se enamoraron instantáneamente.
En retrospectiva, sigue siendo sorprendente considerar cómo sucedió realmente Homecoming. Dos estudios rivales se unieron, sin ningún intercambio significativo de dinero, para compartir un solo personaje que benefició a ambas partes, pero sobre todo al público. Y Marvel tuvo la satisfacción de poder supervisar las decisiones creativas tomadas al armar la película y, luego, cruzar al adorable Peter Parker de Tom Holland con otras películas del MCU. Eso dice mucho de la pasión de Feige por estos personajes.
Esta versión del arácnido está inspirada en tres fuentes distintas. La primera es el Spider-Man clásico, creado por Stan Lee y dibujado por Steve Ditko y John Romita. Las aventuras de este periodo son una base de la narración, ya que la historia juega con la problemática original de los cómics: Peter y sus problemas para llevar una doble vida. Algo que le generaba angustia y fracasos en su vida social, profesional y familiar.
El Spider-Man de Jon Watts bebe de esta lectura clásica, presentando como nunca antes en el cine la dificultad de Spidey para poder conciliar su identidad como Parker y a la vez desarrollar su carrera como justiciero.
Además, incide en una faceta que desde la época de Raimi no se había tocado mucho: la condición humilde de Peter. Y es que Homecoming busca dejar claro que Spidey no es un superhéroe que salve el mundo con poderes cósmicos, sino un tipo que pelea con criminales callejeros.
La segunda fuente de adaptación es el Universo Ultimate de Marvel, ambientado a comienzos del siglo XXI y en un mundo paralelo conocido como Tierra 1616. Esto implica una actualización de los personajes de acuerdo a la realidad social norteamericana. Peter es un adolescente actual, enganchado a su smartphone, usuario de las redes sociales, consumidor de productos frikis y familiarizado con una jerga determinada. No solo parece un adolescente, sino que se comporta y habla como uno.
Su personaje muestra problemas de chicos de su edad, entre la madurez y la y la infancia, este es otro elemento de las aventuras clásicas de Spider-Man que la serie Ultimate Spider-Man recicló.
Esta tendencia se ve reforzada por la tercera fuente: las series animadas que hemos visto en los últimos veinte años. Si bien las referencias son menores, junto a Ultimate, son las que reafirman el intento de modernizar y actualizar a Parker en un contexto contemporáneo, dejando pistas sobre la existencia de Miles Morales, el personaje que está llamado a ser el sustituto de Peter si a este le pasa algo, el Ultimate Spider-Man de ascendencia afroamericana.
La actualización tuvo un precio. Implicó ciertos cambios de roles de género, etnicidad de los personajes o cambios de carácter o edad. Esto pudo incomodar a los puristas, sin embargo, el cambio no parece arbitrario sino que fue bien llevado.
Y es que la película se aleja bastante de las anteriores versiones del personaje, convirtiendo a Queens en un personaje más y centrándose en un aspecto determinado: el barrio y el sentimiento de clase social de Spidey.
Esto sería imposible si no se hiciera un retrato más bien acertado del mundo que lo rodea, aunque el costo haya sido sacrificar la exactitud canon de un cómic de hace casi setenta años y al tipo de sociedad que reflejaba, con su propio tejido étnico-social.
Por otro lado, esta característica también se extiende a Adrian Toomes aka The Vulture que interpreta Michael Keaton, el villan. Las motivaciones del enemigo del héroe son reales y en cierta manera comprensibles, lo cual le dota de cierta entidad, al permitir al espectador empatizar con él. Buena parte de su éxito se debe al trabajo de Keaton, pero también al guion.
La historia nos proporciona un villano a la altura para una aventura seminal que sirve para desarrollar al protagonista y crear una continuidad, articulándose no solo con el resto del MCU, gracias a menciones y cameos, sino también creando nuevos puentes para expandir el universo de Spidey. Lejos de recontar los orígenes del personaje, Watts desarrolla el carácter novato de Spider-Man, su curva de aprendizaje y su evolución a lo largo de la historia.
Spider-Man en el MCU
En el gran esquema del DCU, las películas/evento de los Vengadores han sido las más esperadas y las que han marcado el hilo conductor que interconecta todas las franquicias. The Avengers (Joss Whedon, 2012) solidificó la idea de universo compartido; Avengers: Age of Ultron (Joss Whedon, 2015) estableció un punto de inflexión en la carrera de heróica de estos personajes, ya que comenzaron a cuestionarse entre sí y sus fallas individuales salieron a la superficie; Captain America: Civil War, una especie de The Avengers 2.5, vio a los superhéroes desunirse. No se podía dudar que la siguiente película era importante, pero nadie imaginaba cuan grande iba a ser.
En octubre de 2014, Marvel Studios anunció una nueva historia de los Vengadores divida en dos partes: Avengers: Infinity War Part I y II, que se lanzarían en mayo de 2018 y 2019. Como responsable de las dos primeras películas grupales, Whedon fue el favorito para dirigir las dos siguientes, pero por la producción problemática de la Age of Ultron lo enfrentó al estudio y se negó a regresar.
Con Whedon afuera, Marvel aún necesitaba a alguien capaz de guiar esta terrible empresa que era anunciada como ‘el mayor crossover del cine’. Feige se decantó por los hermanos Russo. El hecho de que fueran contratados, incluso antes de hacer Civil War, habla de la influencia que tenía su relación con el estudio.
A medida que avanzaba la filmación de Civil War, los guionistas se pusieron a trabajar en el desarrollo de la historia. La idea detrás de Infinity War era presentar a Thanos -que fue partícipe de adelantos en otras franquicias del universo compartido-, como antagonista. Con un elenco de héroes desarrollados con amplitud en 18 cintas anteriores, la historia podría centrarse en perspectiva apocalíptica del villano, sus problemas familiares y lo que lo motivaba a acabar con la mitad del Universo.
Una vez desarrollada la historia de Thanos, estaban los héroes. En ese tiempo, Marvel lanzó Age of Ultron, Ant-Man (Peyton Reed, 2015), Captain America: Civil War, Doctor Strange (Scott Derrickson, 2016), Guardians of the Galaxy Vol. 2 (James Gunn, 2017), Spider-Man: Homecoming, Thor: Ragnarok (Taika Waititi, 2017) y Black Panther (Ryan Coogler, 2018). Esto era una gran cantidad de desarrollo de los personajes ya establecidos y la suma de nuevos integrantes que agregan más historia con la que los guionistas debían lidiar.
El proceso de desarrollo se extendió a todos los directores del MCU, y cada uno ofreció su visión de las escenas en las que aparecen sus personajes. Todas las ideas que no servían para la trama de Thanos fueron desechadas, hasta que el arco de cada uno de los integrantes del MCU encajó a la perfección en la historia que los creadores quisieron contar.
Durante años, la idea de adaptar The Infinity Gauntlet (Jim Starlin, 1991) había rondado en la cabeza de los directivos del MCU. Feige buscaba impactar a la audiencia con la actitud nihilista de Thanos y terminar la película con chasquido infame. El final de la película nos enfrenta con el villano ganando, los Vengadores derrotados y la mitad del universo desaparecida, incluidos aquellos héroes a los que habíamos llegado a conocer y amar.
No obstante, fue la desaparición de Spider-Man la que más conmocionó al fandom. El hecho de que Peter haya sido capaz de pronunciar algunas palabras antes de partir estaba relacionado con uno de sus poderes más emblemáticos: el sentido arácnido. “No me encuentro muy bien, no sé qué está pasando…”, dice Peter mientras se tambalea y es sujetado por Stark antes de que ambos caigan al suelo. “No me quiero ir, por favor Señor… no quiero”, dice angustiado Peter que, ante la impotencia de Iron Man, se despide con un lacónico: “Lo siento”. Una de las secuencias más desgarradoras de la película que, según reveló Russo, Tom Holland improvisó.
Antes de que su cuerpo comenzara con el proceso de desintegración, incluso antes de que la primera de sus extremidades se convirtiera en polvo y ceniza, Spidey se dirige a Tony, diciendo: “Señor Stark, no me siento muy bien”. Su sentido arácnido le advirtió de un peligro inminente e imposible de combatir, aún cuando la ejecución de Thanos todavía no había sido efectuada. Este aviso inconsciente sobrecargó los sentidos de Peter y, además, le dio la oportunidad de abrazar a su mentor por última vez, mientras su cuerpo se convertía en cenizas.
Por lo general, en la historia de los orígenes de Peter Parker como Spider-Man, la figura más importante en su viaje de superhéroe es su tío Ben. Sin embargo, en el Marvel Cinematic Universe, las lecciones de poder y responsabilidad se procesan a través de la relación entre Peter y Tony Stark. Desde Captain America: Civil War hasta Spider-Man: Far From Home, vemos a Peter conocer los códigos de los superhéroes hasta, al fin, convertirse en un Vengador.
En el MCU, nos presentan por primera vez a Spider-Man a través de Tony Stark. Como Tony está al tanto del trepamuros y sus actos heroicos a nivel barrial, ve a Peter como un activo valioso en el conflicto relacionado con los controvertidos Acuerdos de Sokovia y la captura de Bucky Barnes.
Esa relación se convirtió en algo más fuerte y más íntimo cuando Spider-Man: Homecoming decidió incluir a Iron Man / Tony Stark en la historia de Peter Parker tratando de ser un adolescente normal, mientras equilibraba su incipiente carrera como superhéroe.
Con un enfoque más agudo en el desarrollo de su aprendiz y las actualizaciones tecnológicas que le proporcionó, Tony comienza no solo a preocuparse más por el futuro de Peter Parker, sino que también comienza a aprender cómo convertirse en una especie de figura paterna para el trepamuros.
Naturalmente, los dos chocaron en este momento, ya que Peter cree que está listo para ser todo un superhéroe mientras que Tony piensa todo lo contrario. Al final de Homecoming y durante Avengers: Infinity War, Peter obtiene un nuevo respeto y confianza en sus habilidades por parte de su mentor, quien lo termina convirtiendo en un vengador. Su desaparición se tradujo en el mayor dolor y culpa de Stark, que solo volvió a tratar de regresar a la mitad del universo desaparecido por Thanos a causa de Spider-Man.
Spider-Man: Far From Home
La muerte de Tony en Endgame fue el punto de partida para la siguiente etapa en la vida de Peter Parker, lo que nos lleva a Spider-Man: Far From Home (Watts, 2019).
Con una narrativa gigantesca de dos partes en medio de su arco, Avengers: Infinity War fue el primer paso importante para impulsar la relación mentor / aprendiz de Tony Stark y Peter Parker en el lugar correcto para realmente despegar.
A pesar de rechazar una oferta para convertirse en un Vengador en toda regla, Peter todavía responde a la llamada cuando Thanos invade la Tierra en busca de las Gemas del Infinito. En este punto, Spider-Man y Iron Man básicamente han resuelto los problemas de su relación, pero Peter todavía está bastante alterado. Por eso, a pesar de la advertencia de Tony para que regrese a casa, Peter Parker se une a Stark para rescatar al Doctor Strange en el preludio de Avengers: Endgame.
Sin embargo, esto tiene un costo, ya que si bien Peter demuestra que es un verdadero héroe como Spider-Man, no había nada que pudiera hacer para evitar que Thanos lo aniquile. Eso marcaría las fases finales de su arco juntos como héroes e influiría en cómo se siente Peter acerca de ser Spider-Man en Far From Home.
Después de presenciar la “desaparición” de Peter Parker a través de las repercusiones de las acciones de Thanos, Tony Stark se queda varado con Nebula (Karen Gillan) en las profundidades del espacio al comienzo de Avengers: Endgame. Esto lo deja en una situación similar a la que estaba al comienzo de su viaje como Iron Man: confinado por las circunstancias, con mucho tiempo para pensar en el pasado y eventualmente desarrollar una forma de escapar.
Esta vez, sin embargo, Tony se fue a casa y finalmente formó su propia familia con Pepper Potts. Contento con dejar de ser el héroe, después de un tiempo de grandes pérdidas, el ex-genio y multimillonario filántropo playboy se convirtió en un padre que se queda en casa, cuidando de su hija Morgan.
Sin embargo, solo duró un tiempo, ya que a través de su relación de mentor con Peter Parker, Tony formó una conexión que no solo le permitió convertirse en padre en primer lugar, sino que finalmente lo convenció para ayudar a los Vengadores supervivientes a viajar en el tiempo para deshacer los efectos devastadores de The Decimation.
Si no fuera por su relación con Peter Parker, es posible que Tony Stark no hubiera emprendido el viaje al que lo llevó Endgame. Tony Stark sacrificó su vida por el bien del universo cuando aprovechó el poder de las Gemas del Infinito en su propio guantelete. A su vez, Peter Parker pronto se encontraría con el mismo problema que su mentor, ya que no está tan seguro de querer ser un Avenger en Far From Home.
Tony Stark, el héroe triunfante del MCU, está muerto cuando comienza Far From Home. Peter Parker ahora entiende cómo se sintió Tony cuando él se convirtió en polvo, mientras se pregunta si todavía quiere o no esta historia de ser un superhéroe.
Es especial cuando Peter comienza a tener sentimientos más profundos por el MJ (Zendaya), ya que planea confesarle sus sentimientos durante su viaje de verano. Sin embargo, no importa a dónde vaya, siempre hay una imagen de Tony Stark / Iron Man esperando a Peter, lo que le impide evitar pensar en la pérdida que ha sufrido y la responsabilidad que obtuvo en su lugar.
Al igual que la larga hora oscura de Tony, Peter experimentó una pérdida tan gigantesca que todavía está de luto por ella ocho meses después de que ocurrieron los eventos que llevaron a Far From Home. Así como la desaparición de Peter le recordó a Tony sus deberes como héroe, el viaje que emprende Spider-Man en su última aventura le recuerda lo que tiene que hacer para estar a la altura del legado de su mentor.
Así como Talos, disfrazado de Nick Fury, le dice que el mundo está buscando al próximo Tony Stark. Ya sea que lo tome como la llamada a un nuevo genio tecnológico para tratar de resolver los problemas del mundo, o como un cerebro para ayudar a volver a reunir a los Vengadores de nuevo en forma de lucha, hay nuevas responsabilidades que Peter tiene que cumplir ahora.
Al llevar a todo el MCU a un gran círculo de cierre, el siguiente arco del Universo Cinematográfico de Marvel se encuentra en la punta del viaje de un héroe hacia su propia identidad. Far From Home ahora ha convertido la doble vida de Peter Parker como Spider-Man en un secreto a voces, y al igual que Tony Stark antes que él, tendrá que sortear las amenazas y el fandom que conlleva ser conocido como un Vengador.
Spider Man: No Way Home
Va a ser un camino difícil de recorrer, en especial, ahora que el mundo sabe que Peter Parker y Spider-Man son la misma persona. Curiosamente, ese es exactamente el tipo de situación en la que se encontraba Tony Stark cuando le reveló al mundo que él era, de hecho, Iron Man. A pesar de su naturaleza a veces impulsiva, Peter ha demostrado en el pasado que ha aprendido bien del ejemplo de Tony; lo que solo sugiere que no pasará mucho tiempo antes de que el héroe trepamuros aprenda a lidiar con lo que No Way Home trae.
Tal como Far From Home nos muestra a Peter lidiando con el dolor de la pérdida, las series que comenzaron la Fase 4 del MCU se dedicaron a contarnos como Los Vengadores llevan su duelo después de las muertes y desapariciones de Iron Man, Captain America, Black Widow y Vision, mientras presentan el concepto de multiverso, algo que No Way Home llevará por primera vez al cine. La tercera entrega en solitario del Spidey de Holland, lo verá batallando frente a villanos de las películas de Sam Raimi y Webb.
¿El rumor? Maguire y Garfield se pondrán sus trajes de araña y ayudarán al Parker de Holland a sortear esta amenaza masiva. Sin la certeza de que esto sea posible, muchas pistas nos dan esperanza.
Los personajes de Marvel están a punto de vivir el cisma más grande de sus vidas con la apertura del Multiverso, y las consecuencias de este irreversible acto se dejará sentir no solo en las producciones del MCU: también en las películas de Sony Pictures. Así lo pudimos confirmar con Venom: Let There be Carnage (2021, Andy Serkis), y muy pronto podremos verlo también en Morbius (Jon Ekstrand, 2022), una película que por su tráiler parece que estará llena de referencias a otros Universos fílmicos de Marvel.
El primer Universo del que pudimos percatarnos estará conectado el filme del Vampiro Viviente es el que conocimos en la trilogía de Spider-Man de Sam Raimi. Así lo pudimos ver en dos escenas: la primera de ellas cuando el Doctor Michael Morbius camina frente a un mural del Spidey de Raimi sobre el que se puede leer la palabra “asesino”; la segunda es cuando Morbius toma un ejemplar del Daily Globe, el diario de J. J. Jameson, cuyo diseño es el mismo que pudimos ver en las cintas del director de The Evil Dead.
El Universo de las películas de The Amazing Spider-Man también estará presente en Morbius. En la imagen panorámica de la ciudad de Nueva York que apareció en uno de los avances promocionales del Vampiro Viviente, aparece la misma torre de OSCORP Industries que apareció en las dos películas de Webb.
Asimismo, otras referencias a este Universo arácnido pueden hallarse en la escena donde Morbius toma el ejemplar del Daily Globe, en donde se leen los titulares de dos notas muy interesantes: la primera de ellas menciona que Rhyno anda suelto en el zoológico, y la segunda hace referencia a Black Cat. Recordemos que Felicia Hardy, aún no convertida en ladronzuela, pudo ser vista en The Amazing Spider-Man como parte del personal de OSCORP.
Los eventos de las películas de Venom son conocidos en el Universo de Morbius. Así lo confirman dos escenas: la primera es aquella en la que los policías de Nueva York ven cuerpos de seres humanos muertos desperdigados por el suelo, mencionando que nada así había ocurrido “desde lo de San Francisco”, la misma ciudad de nuestro Protector Letal favorito. La segunda escena, cuya referencias es la más directa de las dos, es aquella en la que el Doctor Michael Morbius amenaza a un criminal llamándose a sí mismo Venom, un chiste que parece haberle causado mucha gracia al vampiro.
El MCU también estará presente en Morbius: así nos lo dio a conocer la aparición de Michael Keaton repitiendo su papel de Adrian Toomes, aka Buitre. Recordemos que este criminal fue el principal antagonista de Homecoming. ¿Acaso tendremos la oportunidad de ver también a Tom Holland balanceándose sobre la ciudad de Nueva York como el Hombre Araña? Quien sabe.
¿Es Morbius una película llena de referencias a otras franquicias arácnidas pero sin sustento alguno, o será que Sony Pictures ya se encuentra preparando un nuevo terreno para el futuro del Hombre Araña y su pequeño Universo arácnido? La respuesta probablemente podamos conocerla con el estreno de No Way Home, en la que esperamos ver a los Spider-Man de Maguire y Garfield.