El episodio 5 de la tercera temporada de Westworld, Genre, expuso las motivaciones que Engerraund Serac (Vincent Cassel) tuvo para crear su poderosa inteligencia artificial, Rehoboam. La máquina es lo que controlaba a toda la humanidad, previendo y planificando resultados futuros con mucha antelación. Sin embargo, a pesar de todo su meticuloso control, hubo algunas cosas y algunas personas que Roboam simplemente no puede predecir. Estos valores atípicos no encajaban en la visión del mundo de Roboam y Serac.
Rehoboam fue una enorme computadora cuántica usada como servidor de inteligencia artificial que, alimentado por la vastedad de datos personales de la humanidad, determinaba los proyectos biográficos de cada individuo sobre la faz de la tierra. Esta propiedad perteneció a Incite, una firma tecnológica transnacional, y fue programada, tras varias versiones de prueba, por los hermanos Serac.
Rehoboam puede entenderse como la analogía de una entidad planificadora, de alcance global y fuera del conocimiento público, que autónomamente creaba narrativas individuales basadas en algoritmos y en volúmenes sin precedentes de información para cada proyecto biográfico. Rehoboam fue un poder que desde las sombras, fue capaz de modelar el funcionamiento del orden social en base a un equilibrio sistémico.
La actitud paternalista de Engerraund optó por la obediencia a Rehoboam en nombre de fines superiores. Sacrificó el libre albedrío y la libertad de los individuos en pos de objetivos globales: la preservación de la especie humana. Privilegiando la erradicación de la pobreza, la miseria y el conflicto, aunque para ello tuviera que terminar con la libertad espontánea y el azar en la construcción de los proyectos biográficos.
En una secuencia de flashback, Serac explica que existe una pequeña cantidad de anomalías entre los humanos que Roboam no puede dictar ni controlar porque la máquina no puede ver lo que estas personas podrían hacer a continuación. Estos valores atípicos se ven como variables y amenazas para el elaborado tapiz de Roboam. No se puede confiar en que estas personas, dada su naturaleza peligrosa, estén fuera, deambulando por las calles y poniendo en peligro su visión del mundo.
Frente a sus amenazas –los outliers–, Rehoboam no elimina, ni tampoco extermina, sino que contiene y controla a los individuos problemáticos. De ahí el uso de centros clandestinos de reclusión y también de las prohibiciones para dejar descendencia a esta categoría de individuos. Esa es la racionalidad del programa Outlier: los individuos problemáticos imposibles de reeducar son puestos en un coma inducido.
Si en la primera y segunda temporada de Westworld, cada androide tuvo su futuro mapeado por Delos, en la tercera los seres humanos tenían los suyos formulados por Incite, mientras que en la cuarta, están gobernados por los deseos de Charlotte Hale.
En el cuarto episodio de la temporada 4 de Westworld, los diversos hilos de la historia finalmente se unieron en una narrativa cohesiva, y el quinto episodio, Zhuangzi, abordó las consecuencias de esa colisión de arcos de personajes, siguiendo a varios anfitriones en el “mundo perfecto” de Hale cuando comienzan a darse cuenta de que sus vidas no son lo que parecen.
Sin embargo, Hale también se enfrenta a problemas similares con los valores atípicos y todavía está buscando una respuesta para frenar la amenaza que constituyen sobre su mundo simulado. Casi 40 anfitriones se suicidaron después de interactuar con outliers y el riesgo para su especie continúa acechando en la medida que no encuentre el origen de esta atipicidad. Para esto, recurre a la copia anfitrión de Caleb, que posee la consciencia del Caleb humano, quien ya ha demostrado ser un valor atípico en la temporada 3.
En el presente de la historia, Roboam no existe y Serac quedó fuera de la ecuación en la rebelión sucedida 30 años atrás. Hale es la nueva fuerza tirana que se cierne sobre el mundo. La Torre, junto con varios dispositivos de sonido colocados en la ciudad, emite un frecuencia que permite controlar a los seres humanos infectados por parásitos, convirtiéndolos en marionetas de Hale.
Sin embargo, Hale se diferencia de la tiranía ejercida por Serac. Mientras que las acciones de Serac, cuestionables y poco éticas, tuvieron como objetivo evitar el fin de la especie humana, a Hale no le importa un futuro próspero para la humanidad, ni siquiera para su especie. Solo está interesada en hacer de los seres humanos sus juguetes, tal como los anfitriones lo fueron en los distintos parques de Westworld.
Más allá de sus acciones de sometimiento, un grupo de personas logra resistir el control de Hale y su Torre sobre ellos. Hale no logra controlar sus acciones usando el sonido particular, lo que los deja invulnerables a su autoridad. Ella también los llama valores atípicos. Por lo tanto, en la cuarta temporada, los valores atípicos son las personas que están fuera del control remoto de Hale. Solo se los pueden lastimar de manera manual, y Hale envía varios anfitriones para matarlos. Como Hale no tiene autoridad sobre los anfitriones porque decidió ofrecer el libre albedrío a su especie, cuestionan la naturaleza de su realidad como lo hace Peter.
Los atípicos son conscientes de que están siendo controlados por una fuerza superior. Esto los convierte en amenazas para la pseudorealidad que ha creado Hale. Pueden hacer que otros se den cuenta de la realidad de su existencia, como Peter, quien hace que Christina cuestione su realidad. Los valores atípicos también hacen que los anfitriones se den cuenta del control de un poder superior sobre ellos, lo que lleva a este último grupo a volverse consciente. Hope y otros anfitriones se suicidan al darse cuenta de que la realidad en la que viven no es exactamente lo que parece ser.
En Westworld 4×6, Fidelidad, C y Bernard lidian con un doppelganger infiltrado mientras traen a una cara conocida de entre los muertos. La versión anfitriona 278 de Caleb transita su propia pesadilla existencial acompañado por Hale, quien lo está interrogando sobre los valores atípicos. Ella cree que estos comenzaron con Caleb, porque él pudo resistirse al parásito 23 años atrás. “Una vez me dijiste que podías combatir los efectos del parásito porque tienes algo que yo no tengo”.
Él se niega a decirle qué es esa cosa, y ella le ofrece un incentivo: una muerte rápida y sin dolor, al mismo tiempo que le informa que su hija está con vida. Los cuerpos anfitriones que hizo para sus pruebas con Caleb solo duran unos pocos días antes de que comiencen a descomponerse, algo así como los replicantes en Blade Runner, pero a un ritmo significativamente más rápido.
Mientras Caleb ha realizado construcciones lógicas de su realidad en 278 oportunidades y Bernard ha conocido todas las probabilidades sobre el futuro de la humanidad en sus largos 8 años en Lo Sublime, C solo tiene una vida humana para aprender. Ella ha logrado sobrevivir y prosperar en un mundo controlado por una AI. Ha rescatado outliers y les ha enseñado a luchar, sin perder la esperanza de encontrar vivo a su padre. Y es esta esperanza lo que la impulsa a luchar en la Resistencia, incluso cuando hay un infiltrado en el grupo trabajando contra sus intereses.
Westworld traza paralelismos, primero entre Caleb y C, luego entre Caleb y Maeve. Los recuerdos de Maeve sobre su ‘hija’ fueron la que la obligaron a evolucionar convirtiéndose en un ejemplar único en su especie, se repiten en la copia anfitriona de Caleb. C se ha convertido en el elemento definitorio del personaje de Aaron Paul. Incluso se trazan similitudes con la evolución de la copia de Dolores puesta en el cuerpo anfitrión de Charlotte Hale originado por el recuerdo del hijo muerto de la verdadera Hale.
Hale permite que Caleb escape con la esperanza de que en el proceso él pueda contestar su pregunta sobre por qué los anfitriones se suicidan. Caleb logra enviar un mensaje a C que esta escucha y después de 23 años confirma que su padre está vivo. Por lo que acompañada por Maeve deciden salvarlo del control de Hale.
Cuando Caleb cree que puede escapar de Hale, esta lo impide y continúa su interrogatorio sobre los valores atípicos. Caleb le deja en claro a su captora que los anfitriones no están infectados por ninguna clase de virus como ella cree, sino que no toleran vivir en la realidad que Hale ha creado. Ella se da cuenta de que Caleb no le va a dar nunca una respuesta que la satisfaga por lo que ordena quemar todas las copias anfitriones del humano.
Con anterioridad Hale creó copias de Caleb en su verdadera naturaleza, quería que estas versiones respondieran a sus preguntas como lo haría el humano Caleb. La respuesta sobre el suicidio masivo de los anfitriones era lo único que le interesaba obtener de Caleb, sin embargo, este no se volvió inútil para Hale. Todavía tiene una guerra que librar contra los atípicos y tiene que evitar que los anfitriones se quiten la vida después de entrar en contacto con los humanos que no puede someter con sus parásitos.
Ya en los laboratorios de la Torre, Hale crea una versión 279 de Caleb. Esta nueva versión podría ser un arma que Hale usará para ganar la batalla contra los outliers.