Con la sala Buñuel del Grand Palais desbordada, el actor español Javier Bardem dio una conferencia en el marco del 75 aniversario del Festival de Cannes, en la que se refirió de una manera honesta y a veces brutal sobre distintos períodos de su carrera. Vestido con una remera negra casual, con un tono relajado y divertido, le sacó cualquier clase de solemnidad al evento para referirse a diversos temas, como la secuela de Dune y su manera de trabajar y percibir el trabajo de una actor.
Ante la pregunta sobre la parte II de la película de Denis Villeneuve, se refirió al director como “uno de los mejores de todos los tiempos” y comentó sus sensaciones cuando leyó el guion: “He leído el nuevo borrador, y creo que han hecho un trabajo increíble al juntar las piezas de una manera que sorprenderá a la gente. No se sorprenderán por lo que sucede, obviamente, porque han leído el libro, pero se sorprenderán por la forma en que lo armaron. Me conmovió mucho. Es una película que está llena de cosas, y puedes sentir su peso, y al mismo tiempo puedes disfrutar de su espectacularidad. No puedo esperar para volver al desierto con esa gente, y estoy muy feliz de volver con Denis, que es un hombre encantador”.
Javier Bardem es uno de los actores más versátiles de Hollywood
Bardem se ha transformado en uno de los actores más versátiles e interesantes de Hollywood, capaz de elegir blockbusters como Dune y luego pasar al cine social español -como hizo con El Buen Patrón (Fernando León de Aranoa, 2021), una excelente comedia negra que roza el absurdo y que arrasó los premios Goya de este año- con la misma intensidad y presencia que le da a sus distintos personajes. El actor, cuatro veces nominado al Oscar y ganador por interpretar al psicópata Anton Chigurh en No Country for Old Men (Coen brothers, 2007), también se refirió a sus comienzos en el cine.
“Tenía 20 años y la vida era diferente”, explicó, “y también la forma de hacer películas era diferente. Las películas eran un evento, un evento que se estrenaría en un cine y podría durar un año si iba bien. Hoy en día, lo máximo que una película puede durar en pantalla es un mes y medio o dos meses. Así que vivimos en una época diferente de velocidad y falta de, no sé, algún tipo de atención, porque tenemos tantas opciones en las que poner nuestra atención que es difícil definir solo una”.
Luego agregó: “Pero cuando empecé, era otra cosa. La película era una cosa sagrada, y luego se abriría y crearía un clima, significaría algo. Ahora, vamos muy rápido y lo siento por las personas que están comenzando ahora. No sé lo que significa tratar de hacer películas hoy como actor, director, productor o escritor, porque el ritmo es muy diferente de donde empecé. Así que lo que más recuerdo de esos días es el ritmo. Era un ritmo diferente”.
En cuanto a la actuación, Bardem dio su percepción sobre el oficio: “Supongo que el sueño de todo actor es borrarse a sí mismo en su personaje. No creo que eso pueda suceder nunca. Algunas personas dicen que lo han hecho, pero a mí nunca me pasó. Pero incluso si no sucede, ese es el objetivo. Eso es lo que buscas cuando interpretas un papel: tratar de encontrar la psicología y el comportamiento y los rasgos de personalidad que hacen que esa persona sea única. Esa es la parte de mi trabajo que amo tanto”.