Tulsa King, protagonizada por Sylvester Stallone, nos presenta a Dwight “El General” Manfredi, un mafioso neoyorquino exiliado en Tulsa, Oklahoma. Si bien su personaje es completamente ficticio, la serie se arraiga en una historia de poder, violencia y destierro que tiene sus raíces en la mafia siciliana. Desde su estreno en 2022, Tulsa King ha capturado la atención de los espectadores con su premisa novedosa: un gánster que, después de cumplir una condena de 25 años, se traslada a una ciudad alejada de los códigos del crimen organizado tradicional. Pero lo que parece una trama alucinada está más cerca de la realidad de lo que muchos podrían pensar.
A simple vista, la elección de Tulsa como escenario puede parecer arbitraria, casi caprichosa. Sin embargo, lo que Stallone y el creador de la serie, Taylor Sheridan, logran articular con astucia es un eco del traslado del poder criminal desde las grandes metrópolis hasta las ciudades intermedias. Un movimiento sigiloso que refleja una realidad menos glamurosa, más pragmática. Mientras Nueva York y Chicago se bañaban en titulares sensacionalistas, las operaciones criminales encontraron terrenos fértiles en ciudades como Tulsa, lugares apartados del escrutinio público, donde las reglas del juego podían reescribirse lejos de los reflectores.
Tras décadas de control férreo en las ciudades del noreste, los clanes mafiosos comenzaron a diversificar sus operaciones, enviando emisarios a nuevas fronteras. Estas ciudades ofrecían algo que los núcleos tradicionales ya no podían garantizar: discreción. En estas “nuevas tierras”, los capos encontraban espacio para operar sin las tensiones políticas y mediáticas de las grandes urbes, y con una población que, en muchos casos, no tenía la misma consciencia de la infiltración criminal en su vida cotidiana.
Exilio mafioso: de Sicilia a Tulsa
La elección de Tulsa como escenario para el renacimiento de un capo es significativa. Como ciudad, encarna la transición entre lo viejo y lo nuevo, un lugar donde el poder puede operar bajo nuevas reglas, pero con los mismos códigos de lealtad, traición y violencia que han definido a la mafia desde sus orígenes. Taylor Sheridan, al crear Tulsa King, captura ese espíritu de frontera, ese espacio donde lo que está en juego no es solo el control territorial, sino la reinvención misma del poder.
En el fondo, Tulsa King es una reflexión sobre la capacidad de adaptación de las estructuras criminales. En un mundo donde los grandes capos ya no pueden operar con la impunidad de antaño, los pequeños espacios como Tulsa se convierten en laboratorios de una nueva mafia, más descentralizada, menos visible, pero igual de efectiva. El personaje de Dwight “El General” Manfredi no es solo un hombre buscando una segunda oportunidad; es el símbolo de un sistema que, lejos de extinguirse, sigue mutando y encontrando formas de subsistir en los márgenes del poder.
En este sentido, la serie nos recuerda que el poder mafioso no desaparece, simplemente se desplaza, buscando territorios más propicios para mantener su influencia. Y Tulsa, con su apariencia de ciudad alejada de los focos, es el lugar perfecto para que la ley del silencio vuelva a imponer sus reglas.
Pero la historia real que alimenta la narrativa de Tulsa King no sólo se conecta con la expansión de la mafia hacia el sur y el oeste de Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX. El exilio de Dwight evoca otro elemento central en las dinámicas de poder mafiosas: la estrategia del destierro. En la realidad, la mafia siciliana utilizaba el exilio como un recurso para lidiar con sus enemigos internos sin recurrir a la muerte directa, generando una especie de tregua forzada.
Tal es el caso de la familia criminal Inzerillo en Sicilia, cuya historia de destierro a Nueva York en los años 80 sirvió de inspiración parcial para Tulsa King.
La historia real de la familia Inzerillo que inspiró Tulsa King
En Tulsa King, el exilio de Dwight Manfredi surge como consecuencia de un conflicto interno dentro de la mafia de Nueva York. Su fidelidad a las “viejas costumbres” lo enfrenta al joven capo en ascenso, Chickie Invernizzi (Domenick Lombardozzi), quien lo destierra a Tulsa, una ciudad lejos del glamour criminal de Manhattan. En la realidad, este exilio encuentra un paralelo directo en lo sucedido con la familia Inzerillo, una de las más poderosas de Palermo en las décadas de los 70 y 80.
La familia Inzerillo, a menudo descrita como “la aristocracia mafiosa de Palermo”, cayó en desgracia a manos de Salvatore Riina, conocido como “La Bestia”. Riina, el despiadado líder de la facción Corleonesi, llevó a cabo una guerra brutal para consolidar su poder en la mafia siciliana, y los Inzerillo, junto con otras familias rivales, fueron diezmados. Riina permitió que algunos miembros de los Inzerillo sobrevivieran, pero bajo una única condición: abandonar Sicilia para siempre y nunca regresar.
A lo largo de la década de 1980, los Inzerillo encontraron refugio en Nueva York, donde la familia Gambino, aliada de los Inzerillo, les ofreció protección. Sin embargo, este exilio no fue una muestra de poder, sino una cuestión de supervivencia. A diferencia de Dwight en Tulsa King, que pronto se convierte en una figura dominante en Oklahoma, los Inzerillo no recuperaron su antigua influencia en el submundo neoyorquino. Su destierro fue una sentencia de muerte diferida, un recordatorio constante de que cualquier intento de regresar a Sicilia significaría su fin.
El paralelismo entre Dwight Manfredi y los Inzerillo
Aunque Dwight no está basado en una persona real, su historia de exilio en Tulsa King refleja los ecos de la historia de los Inzerillo. En la serie, Dwight es desterrado como castigo por desobedecer a Chickie, el futuro jefe de la mafia. Esta rivalidad interna remite a las luchas de poder que definieron el destino de los Inzerillo en Sicilia. La familia fue enviada al exilio como un acto de “misericordia” por parte de Riina, pero su exilio estaba teñido de amenaza: regresar a Sicilia significaría muerte.
El paralelismo no termina en el destierro. Tulsa King también explora la tensión entre el pasado y el presente de la mafia. Dwight representa las antiguas tradiciones mafiosas, una era donde la lealtad y el silencio eran recompensados, mientras que Chickie simboliza una nueva generación más despiadada y pragmática. En la historia real de los Inzerillo, esta lucha entre generaciones también jugó un papel crucial. Los Gambino y los Inzerillo mantenían lazos de honor y respeto que, al igual que Dwight en la serie, parecían anticuados frente al salvajismo implacable de líderes como Riina.
El retorno imposible: ¿un destino diferente para Dwight?
Mientras los Inzerillo vivieron en el exilio, lejos de su poder original, Tulsa King presenta una historia diferente para Dwight. A diferencia de los Inzerillo, que mantuvieron un perfil bajo en Nueva York, Dwight resurge como una figura dominante en Tulsa, construyendo una organización criminal autóctona. Esto refleja las diferencias clave entre la ficción y la historia real: mientras los Inzerillo fueron condenados a la periferia del poder, Dwight se reinventa y desafía su exilio.
En la década de 2000, algunos miembros de la familia Inzerillo intentaron regresar a Sicilia, creyendo que las tensiones habían disminuido. Este intento de recuperar el control fue recibido con una serie de arrestos y una nueva persecución por parte de las autoridades italianas y estadounidenses. Mientras que la vida de los Inzerillo en Nueva York fue relativamente tranquila, su regreso a Palermo los colocó nuevamente en la mira de las autoridades y de las familias rivales.
Dwight, por otro lado, desafía la lógica de su exilio en Tulsa King. Mientras que los Inzerillo sabían que volver a Sicilia significaba la muerte, Dwight no duda en regresar a Nueva York en varias ocasiones, enfrentando el peligro de frente. Este elemento de desafío es una de las licencias que la serie toma, alejándose de la realidad de la historia mafiosa para construir una narrativa más dramática y dinámica.
El futuro de Tulsa King: ¿Más conexiones con la mafia real?
Si bien Tulsa King ha tomado su inspiración de la historia de los Inzerillo, se ha desviado significativamente de los hechos reales, creando su propio universo criminal. Sin embargo, hay indicios de que la serie podría seguir explorando las luchas de poder internas de la mafia de Nueva York, tal como sucedió en la historia real de la mafia siciliana. El final del episodio 4 de la temporada 2 de Tulsa King ha dejado abierta la posibilidad de una reorganización de las familias mafiosas, y Dwight podría estar siguiendo el camino de los Inzerillo, tratando de recuperar lo que alguna vez fue suyo.
La pregunta es: ¿hasta qué punto Tulsa King seguirá basándose en la realidad? Aunque la serie se ha alejado de la historia de los Inzerillo en varios aspectos, es probable que siga inspirándose en la compleja red de poder y traición que caracteriza a la mafia tanto en Estados Unidos como en Italia.