Durante la década del ’70, por los corredores del hospital de Sydney circulaba una expresión que de alguna manera explicaba la cantidad de gente rota, incompleta u orgullosa que entraba a la sala de urgencias cada noche: autocidio. “Cuando era estudiante solía andar en moto” -dice George Miller, el hombre capaz de dominar el caos, el creador de Mad Max– “Hasta que hice mi primera rotación como médico en el hospital de una gran ciudad, en urgencias. En ese momento me deshice de ella”.
Pero el doctor también tenía ínfulas de cineasta, que lo llevó a imaginar en 1979 la sombría y despojada historia del vigilante de la carretera Max Rockatansky, que inició la carrera de Mel Gibson -que entonces tenía 23 años- y presentó al mundo la fantasía enferma y brutal que aún después de 45 años sigue rugiendo.
Mad Max es la única franquicia de su alcance y éxito que permanece bajo el control artístico de su creador desde su origen. Y debe parte de su inspiración a todas esas fracturas, lesiones y amputaciones que desfilaban en camilla, noche tras noche, por la sala de urgencias. “Demasiadas lesiones graves en motocicleta”, recuerda. “Era un momento en el que se vendían motos muy grandes y potentes a personas que recién habían sacado el registro. La gente usaba el término de donantes móviles: eran hombres jóvenes los que morían en estos accidentes. Y se convertían en donantes de órganos”.
Donantes Móviles: una expresión que parece sacada de Mad Max: un mundo donde dos palabras establecen sin sutilezas la función social que cumplen las personas y las cosas (y a las personas tratadas como cosas): War Boys, History Men, Gas Town, Bullet Farm, Polar Cat, Blood Bags.
Furiosa en el mundo post apocalíptico de Mad Max
Las películas de Mad Max nos transportan a un mundo postapocalíptico definido por la escasez de gasolina, agua y bebés. Muchas personas deben justificar sus raciones con alguna habilidad maníaca: kamikazes en moto o al volante de un V8, acróbatas en velocidad, escupir llamas con una guitarra. Nada es gratis en Wasteland.
“Amigos míos, no se vuelvan adictos al agua”, aconseja el señor de la guerra Immortan Joe (el fallecido Hugh Keays-Byrne) en Mad Max: Fury Road (Furia en el Camino) de 2015. “Se apoderará de tu alma y te resentirás por su ausencia”. Immortan Joe es uno de los brutos que regresa en Furiosa: de la Saga Mad Max, la primera película de la serie que no sigue el destino del antihéroe titular (interpretado por Tom Hardy en Fury Road).
En el lugar de Max, en el centro de la operación masacre automotriz está la joven Furiosa -ahora interpretada por Anya Taylor-Joy-, la feroz y vulnerable heroína de Charlize Theron, quien en Fury Road define lacónicamente su origen: “Soy una de las Vuvalini, de las Muchas Madres. Mi madre de iniciación fue K.T. Concannon. Soy hija de Mary Jabassa. Mi clan era Perro Envuelto”.
En Furiosa, llegamos a saber lo que significan esas palabras. Y conocemos a un nuevo némesis: el cruel y carismático señor de la guerra llamado Dementus, interpretado por Chris Hemsworth. La estrella de Marvel supo en 2022 que tiene una alta predisposición genética para el Alzheimer. Una experiencia que compartió en la serie documental de National Geographic Limitless, en la que afirmó su compromiso a vivir al máximo. Furiosa, dice, fue una de las grandes experiencias de su carrera. Y Miller es gran parte la razón.
“Si George no fuera director, me encantaría que fuera mi médico”, sonríe Hemsworth. “Es muy preciso como cineasta, muy exigente, lo cual imagino que es una cualidad excelente para un doctor”, dice Taylor-Joy. “Pero no podría decir qué fue primero, si su naturaleza precisa o su formación médica”.
Para Miller, que acaba de cumplir 79 años, los dos oficios están estrechamente vinculados. En 1971 hizo su primer cortometraje, Violence in the Cinema, Part 1, durante su residencia médica en el Hospital St. Vincent de Sydney. “Algunos miembros de mi familia decían: ‘Estás desperdiciando una buena educación para hacer películas'”, recuerda. “Pero a medida que pasó el tiempo, y en los últimos años, me di cuenta de cuán influyente fue la experiencia médica en mi realización cinematográfica. No creo que todavía estaría haciendo películas si no hubiera sido por mi educación médica”.
Las diferencias entre filmar Fury Road y Furiosa: de la Saga Mad Max
Entre Fury Road y Mad Max Beyond Thunderdome (la tercera de la serie y la última protagonizada por Gibson) hubo una brecha de 30 años. La larga espera no fue por falta de esfuerzo: Fury Road fue muy difícil de hacer. El libro Blood, Sweat & Chrome: The Wild and True Story of Mad Max: Fury Road de Kyle Buchanan es la historia oral de los desafíos que enfrentó la película, que incluyeron los problemas personales de Mel Gibson y la complicada filmación de secuencias de acrobacias en el desierto de Namibia, así como enfrentamientos entre Theron y Hardy. Pero el producto final fue espectacular.
Fury Road ganó seis premios Oscar y fue nominada a cuatro más, incluyendo Mejor Película y Mejor Director, algo inédito para una película de acción. Ganó más de 380 millones de dólares en taquilla, la mayor recaudación para una película de Mad Max. Pero quizás el logro mayor para Miller es que demostró toda su maestría como coreógrafo de lo extremo, ganándose el respeto unánime de sus colegas.
“Acabo de ver Mad Max: Fury Road nuevamente. Yo no podría dirigir ni 30 segundos de eso”, dijo Steven Soderbergh en 2017. “No entiendo cómo Miller lo hizo, y es mi trabajo entenderlo. No entiendo dos cosas: cómo no siguen filmando esa película y cómo cientos de personas no está muerta”.
Queda por ver si Furiosa puede igualar o superar los logros de Fury Road. Pero fue un rodaje drásticamente menos complicado. “Creo que esto estuvo muy por encima de cualquier experiencia que haya tenido en un set: trabajar no sólo en algo que fue creativamente satisfactorio, sino también trabajar con una persona que fue inspiradora, amable y apasionada. George me hizo sentir que es así como quiero pasar mis días”, dice Hemsworth.
Taylor-Joy añade: “George es el hombre más gentil y dulce y un completo genio. Es maravilloso trabajar con él porque tendrá una idea, la conectará con todo y simplemente tejerá este tapiz”.
Miller corresponde a los buenos sentimientos. “Hacer Furiosa fue mucho más fácil que hacer Fury Road. No hubo ningún conflicto entre el elenco que amenazara con salir adelante. Creo que Tom se sintió desconcertado por el papel. Charlize siempre era la primera en el set, pasara lo que pasara. Y Tom siempre era el último. Incluso en ese comportamiento simple, tienes el conflicto básico que amenazaba con socavar realmente la producción”.
Fury Road también estuvo atravesada pasó por múltiples cambios en la dirección de Warner Bros. “Así que hubo mucho caos en el tipo de proceso de sucesión que estaba teniendo lugar, donde la gente básicamente luchaba por ocupar el puesto más alto. Y esas dos cosas obstaculizaron lo que ya era un rodaje arduo en un lugar remoto”, explica Miller.
Las cosas estaban más estables durante la producción de Furiosa. “El enfoque singular de todos en esta etapa era hacer la mejor película posible. Fue casi la otra cara. Aunque siempre hay que ser riguroso con el proceso. Están sucediendo muchas cosas, mucha logística para manejar equipos grandes y, en particular, seguridad. Eso es lo único en lo que hay que ser muy, muy riguroso”.
Algunas acrobacias de Furiosa incluso son más ambiciosas que las de Fury Road, particularmente las secuencias de garrochas en velocidad. “Es una película de Mad Max, así que sabes que habrá mucha acción e intensidad”, dice Taylor-Joy. “Estaba realmente emocionada por la naturaleza física del trabajo y quería hacer todo lo que me permitieran. Entrené durante casi un año antes de comenzar a filmar, junto a mi increíble doble, Hayley Wright, que es simplemente la mejor”.
Miller agrega: “Anya, al igual que Charlize, se entrenó en ballet, lo cual es realmente fantástico para las personas que hacen sus propias acrobacias, el aspecto físico que implica. Existe esa disciplina, esos microajustes que ella puede hacer en el momento”.
“Cualquiera que haya estudiado ballet diría que es una base poderosa para cualquier trabajo físico, así que creo que probablemente me ha ayudado en todo lo que he hecho” dice Taylor-Joy. “Pero ciertamente la resistencia, la fuerza, el núcleo poderoso que se desarrolla y la gracia, la coordinación, los conceptos básicos del ballet, sirvieron como una base sólida para mí para esta ópera rock de acción pesada que George creó”.
El casting de Anya Taylor-Joy y Chris Hemsworth en Furiosa
El casting de Anya Taylor-Joy -más específicamente, el casting de cualquier actriz que no fuera Charlize Theron-, provocó cierta inquietud inicial por la salvaje interpretación llena de actitud, rudeza y vulnerabilidad del personaje en Fury Road. Pero Furiosa necesitaba a una protagonista más joven. La primera opción de Miller fue rejuvenecer a Theron usando tecnología digital, pero rápidamente descartó la posibilidad: “Después de ver los que hicieron grandes cineastas como Martin Scorsese y Ang Lee en sus películas, decidí que simplemente no funciona”.
Furiosa sigue a la heroína titular desde su infancia (interpretada por la joven actriz australiana Alyla Browne) hasta la edad adulta temprana, cuando Taylor-Joy asume el papel. Ella es años o décadas más joven que la experimentada guerrera que aparece en Fury Road.
“Furiosa fue un personaje icónico instantáneo, y me encantó la idea y el desafío de llevarla de regreso a sus orígenes”, dice Taylor-Joy. “El trabajo de Charlize fue increíble, pero nunca consideré ponerme en su lugar, sino que me concentré en hacer lo que Furiosa es en esta historia, en el guión, en mis conversaciones con George. Está sola, completamente sola. Inmediatamente me sentí protectora con el personaje”.
Taylor-Joy fue elegida en parte por recomendación de Edgar Wright, para quien protagonizó Last Night in Soho junto a Thomasin McKenzie. “Sabía por Edgar Wright lo buena que era. Y ese resultó ser el caso en esta película: Anya fue muy, muy rigurosa con su papel”, dice Miller. “Recibí un mensaje de texto de Edgar que decía que George Miller quería hablar conmigo, e inmediatamente, todo mi cuerpo se sintió electrizado”, recuerda Taylor-Joy.
Por su parte, Chris Hemsworth había sido fanático de Mad Max durante toda su vida. Siempre había resonado en él como australiano y como “un niño en el patio recreando parte de esa fantasía”. Pero Fury Road fue más allá. “Recuerdo haberla visto en el Electric Cinema de Londres. Salí y llamé inmediatamente a mi manager y le dije: ‘Esta es la mejor película que he visto en mi vida'”, explica la estrella de Marvel.
“Fue la primera vez en años que pude perderme en el momento y sumergirme en el proceso de ser un verdadero fan y miembro de la audiencia. Fue como si nunca hubiera trabajado en la industria, con esos tics que te hacen analizarlo todo: cómo hicieron ese ángulo, cómo filmaron esta escena, la partitura, o ese efecto en particular. Todo eso había desaparecido. Quería ser parte de algo así. Quería trabajar con alguien que tenga tal alcance y visión para contar historias sobre temas a una escala tan épica para una audiencia global, que resuena en casi cualquier persona que entre en contacto con ella”.
En Furiosa, el Dementus de Hemsworth continúa la tradición de los villanos de Mad Max, personas en la cima del darwinismo social, que usan su poder sobre recursos limitados para ejercer el control. Miller ve a Max y a Furiosa como parte de una larga narrativa que atraviesa todas las culturas, pero que fue codificada por los antiguos griegos.
El director recuerda que cuando se estrenó la Mad Max original, el público japonés la interpretó como una película de samuráis, los franceses la llamaron “western sobre ruedas”, y los escandinavos la vieron como la historia de un vikingo. “Sin darnos cuenta, aprovechamos un arquetipo bastante universal”, dice Miller, mientras cita El Héroe de las Mil Caras de Joseph Campbell, que señala similitudes estructurales entre las mitologías de diferentes culturas. “Como bien señaló Campbell, a menudo los héroes del pasado se convierten en los tiranos de hoy. Creo que es un patrón común de comportamiento humano”.
Cómo la medicina convirtió a George Miller en cineasta
Cuando Miller terminó Mad Max, estaba exhausto e inseguro de su camino a seguir. “Cuando hice la primera Mad Max fue tan difícil y estaba tan desconcertado que realmente no iba a seguir haciendo películas. Estaba increíblemente agradecido de que obtuviera el dinero que aportaron los inversores. Pero después realmente pensé que ya no era cineasta”, explica Miller.
“Pero entonces recordé que hablé con Peter Weir, que ya había hecho dos largometrajes [Picnic at the Hanging Rock y The Last Wave], y me dijo: ‘George, eso siempre pasa cuando haces películas. Tienes que pensar en ello como si estuvieras de patrulla en Vietnam … tienes tu pelotón, tu misión. Pero no sabes dónde están las minas terrestres o los francotiradores. Hay que ser ágil y poder adaptarte a cualquier cosa que suceda para completar tu misión’”.
En los últimos años, Miller encontró una metáfora más adecuada, una derivada de su propia experiencia:
ver a la gente entrar por las puertas de la sala de emergencias y tratar de descubrir cómo arreglarlas. “La medicina te atrae porque sientes curiosidad por saber quiénes somos como humanos, porque estás mirando a otro ser humano desde muchos puntos de vista. Los miras desde un punto de vista individual, en órganos individuales, a nivel microscópico, incluso los ves post mortem. Los ves en términos de su psicología, en términos de su epidemiología, antropológicamente e incluso mitológicamente. Hay que mirar todos esos aspectos de forma sistemática”.
“Y eso es exactamente lo que estás haciendo como cineasta. Estás viendo todas esas capas de lo que es ser humano. Así que ese tipo de cosas todavía despiertan mi curiosidad. Y en el proceso, tienes que, de alguna manera, articular para ti y para los demás los sistemas en los que funcionan todos esos procesos”.
Miller también señala que el pragmatismo en una sala de emergencias lo ayudó en su carrera como cineasta. “Las tomas nocturnas, por ejemplo, me resultan muy familiares: cuando tienes falta de sueño y hay que tomar decisiones convincentes. Además, hay que clasificar los problemas para encontrar la mejor solución a un problema en el instante. No tienes tiempo para reflexionar. Y eso sucede durante un rodaje prácticamente todo el tiempo. No hay duda de que esa es la vida de un médico. Hay problemas que diagnosticar, y mucho más importante, hay que encontrar el mejor remedio. Y eso es algo muy familiar en la experiencia de un set de filmación”.
El director también enfatiza que los médicos no trabajan solos. “Para ser eficaz básicamente en cualquier esfuerzo humano -pero es un poco más visible en la medicina y, hasta cierto punto, en el cine-, hay que tratar de entender cómo los equipos pueden trabajar mejor juntos. He notado que los mejores equipos quirúrgicos no son rigurosamente jerárquicos. El nivel de comunicación entre todas las disciplinas requeridas en cirugía compleja es muy abierto. El equipo de limpieza de la unidad quirúrgica es clave, al igual que el equipo de anestesistas o el equipo de imágenes. Los cirujanos, los asistentes y el equipo de enfermería, todos son críticos para el proceso. Es lo mismo en el cine”.
El futuro de Mad Max después de Furiosa
El cine, como la medicina, también se beneficia de los avances de la tecnología. Babe hizo un uso innovador del CGI para dar vida a sus encantadores animales parlantes. Happy Feet avanzó con la captura de movimiento. Y la diferencia tecnológica entre Furiosa y Fury Road, dice Miller, “es enorme”.
Por ejemplo: al comienzo de cada mañana en Fury Road, “nos paramos alrededor de una mesa muy grande en una tienda de campaña en el desierto. Y cada especialista, cada conductor, tenía un pequeño títere y un juguete que representaba a su vehículo. Cada uno mostraba dónde estaría en cada momento. A eso lo llamamos el arenero”. Con Furiosa, pudieron trazar cada secuencia digitalmente. Tanto en la tierra como en el cielo.
La mayor facilidad para quitarse digitalmente los arneses de seguridad también abrió mayores posibilidades, al tiempo que ha mejorado la protección del elenco y el equipo. Miller señala que en 1962, “cuando hicieron Lawrence de Arabia, perdieron mucho tiempo tratando de borrar las huellas de los camellos de una toma a otra. Porque no se podían eliminar digitalmente”.
Puede que haya más Mad Max y Furiosa por venir. Como Miller ha declarado durante años, uno de sus coguionistas de Fury Road, Nico Lathouris -quien también coescribió Furiosa-, completó una novela corta llamada The Wasteland, que expande aún más su mundo roto. Si regresan, ¿quién podría interpretarlos? “No lo sé, y no sé si quiero siquiera especular sobre el futuro”, dice Miller.
Si Anya Taylor-Joy ha terminado o no con Furiosa, Furiosa no ha terminado con ella. “Creo que la mayor experiencia fue entrar en este personaje. Podía sentirla”, dice la estrella. “Algunos personajes te dejan ir más fácilmente que otros. Pero ella no lo hace. Ella se queda”.
Furiosa: de la Saga Mad Max se estrena el 21 de mayo en cines.
Mirá el tráiler a continuación: