Jonathan Glazer habla sobre el conflicto en Gaza en los Oscar 2024
En algún momento entre el cándido tributo exhibicionista de John Cena al diseño de vestuario y el reto cordial de Emily Blunt a Ryan Gosling por Kensplaining, en los Oscar 2024 Jonathan Glazer aceptó el premio a la Mejor Película Internacional por La Zona de Interés.
En su discurso de agradecimiento afirmó: “Todas nuestras decisiones fueron tomadas para reflexionar y confrontarnos en el presente, no para decir ‘mira lo que hicieron entonces’; más bien, mira lo que hacemos ahora’. Nuestra película muestra cómo la deshumanización conduce hacia lo peor. En este momento estamos aquí como hombres que refutan su judaísmo y el Holocausto siendo secuestrados por una ocupación que ha llevado al conflicto a tantas personas, ya sean las víctimas del 7 de octubre en Israel, o el ataque en curso contra Gaza”. Glazer planteó una pregunta a la audiencia global de la transmisión: “¿Cómo resistimos?”
Es la célebre doble moral: mientras Hollywood premia las intervenciones que condenan la salvaje ocupación rusa de Ucrania – Oscar al Mejor Documental (20 Días en Mariupol, Navalny), el recuerdo al opositor ruso y el premio a la épica antibelicista Sin Novedad en el Frente en 2023, antes del inicio del nuevo conflicto en Medio Oriente -, censura y castiga cualquier manifestación en contra de la masacre del ejército de Israel en Gaza.
El escritor y director de La Zona de Interés – un poderoso artefacto cinematográfico sobre la banalidad del mal, en la que retrata la tranquila cotidianeidad doméstica de un comandante nazi y su familia, que vive en una casa separada de Auschwitz por un muro – recordó una verdad tan simple como encubierta: TODA guerra es demente, criminal.
La Zona de Interés y los límites de la representación
Las declaraciones de Jonathan Glazer no fueron las únicas palabras políticas el escenario de los Oscar 2024: desde el mensaje de apoyo de Jimmy Kimmel a los sindicatos de escritores y actores por su papel en las protestas del año pasado, hasta el emotivo homenaje a Ucrania de Mstyslav Chernov – escritor y director de 20 días en Mariupol – , muchos de los participantes del evento tenían en mente los acontecimientos actuales.
Sin embargo, sólo Jonathan Glazer abordó explícitamente la sangre derramada en Gaza, un conflicto devastador que ha dominado los titulares mundiales durante los últimos cinco meses, pero cuyo salvajismo siempre encuentra una endeble justificación moral-histórica. La postura fascista de Hollywood de echar de sus trabajos a cualquiera que se manifieste a favor de las víctimas de Gaza hace que la guerra de medio oriente sea un tabú, a pesar de que la industria sea predominantemente liberal. El discurso de Jonathan Glazer fue un pequeño acto de valentía moral, coherente con el mensaje urgente de su película.
Auschwitz e Hiroshima son el horizonte impensable de la historia humana. Las imágenes de las cámaras de gas, fosas comunes y cuerpos demacrados con uniformes a rayas se han convertido en parte de la memoria colectiva, recordatorios inquietantes del sufrimiento que soportaron millones de judíos y otros pueblos bajo el Tercer Reich.
La Zona de Interés es un retrato de esa deshumanización llevada al extremo genocida. Como dijo Primo Levy, el horror de Auschwitz es irrepresentable. Por eso en la película de Glazer el campo de concentración nazi es un gran fuera de campo que enrarece la puesta en escena y marca los límites del arte.
Cada año, Hollywood presenta otro catálogo de películas y programas de televisión saturados de nazis caricaturizados e hiper sádicos. La Zona de Interés invierte la perspectiva, es un viaje al otro lado del espejo, hacia la banalidad el mal: la película ilustra cómo el entumecimiento ante la tortura, el hambre y la muerte de personas inocentes convierte incluso a los facilitadores más pasivos en monstruos; cuanto más normal parece la vida familiar del comandante Rudolf Höss (Christian Friedel), más queda separada de su humanidad.
Por lo tanto, es coherente que Jonathan Glazer utilizara el escenario para condenar el bombardeo israelí en curso – que ya ha asesinado a más de 30.000 palestinos – y la brutal masacre de Hamas del 7 de octubre. La referencia del cineasta a una ocupación que precede por décadas al actual estallido de violencia basó su evaluación en la historia, de la misma manera que La Zona de Interés utiliza las atrocidades del pasado para hablarle a un presente que aún no aprendió las lecciones del Holocausto.
Oscar 2024: Gaza, el tabú de Hollywood
Glazer asumió un riesgo al hablar en nombre de los palestinos en el escenario más grande de Hollywood. En noviembre, Susan Sarandon fue despedida de su agencia de talentos y la actriz Melissa Barrera fue despedida de su papel en Scream VII por expresar puntos de vista en contra de la ocupación israelí. Fueron acusadas de antisemitas (sic). En las redes sociales, ya circula la tergiversación del discurso de Glazer, calificándolo como una renuncia a su identidad judía.
Si bien varios asistentes al Oscar 2024 de alto perfil, incluidos Mark Ruffalo, Billie Eilish y Ramy Youssef, usaron pines de Artists4Ceasefire, los entrevistadores de la alfombra roja ignoraron el gesto. (“Pedimos un alto el fuego inmediato y permanente en Gaza. Pedimos paz y justicia duradera para el pueblo de Palestina”, explicó Youssef a Variety). Cillian Murphy, al aceptar el premio al Mejor Actor por interpretar a un hombre que creó el arma de destrucción masiva más letal del mundo, hizo también un llamado a la paz: “Para bien o para mal, todos vivimos en el mundo de Oppenheimer. Me gustaría dedicar esto a los pacificadores”.
La industria del entretenimiento siempre tuvo una censura tácita: mantener la política afuera de lo que se supone debe ser una noche divertida. Pero la política está en el centro del arte que los Oscar pretenden celebrar. Incluso Barbie es política. No hay una forma legítima de separar las imágenes de guerra sugeridas por Christopher Nolan en Oppenheimer, las de 20 Días en Mariupol o en La Zona de Interés, de la masacre de Gaza. Por lo menos alguien puso su humanismo por encima de la corrección política de Hollywood.