Después de ocho nominaciones por seis películas diferentes, el director Wes Anderson finalmente ganó su primer Oscar.
Recibir el Premio de la Academia al Mejor Cortometraje de Acción en Vivo por su adaptación de La Maravillosa Historia de Henry Sugar de Roald Dahl parece poco convencional tanto para la categoría, que normalmente premia a cineastas emergentes, como para Anderson mismo, quien era más conocido hasta este punto por dirigir largometrajes.
La victoria de Wes Anderson fue sobre los compañeros nominados The After, del director Misan Harriman, Invincible, del director Vincent René-Lortie, Caballero de la Fortuna, del director Lasse Lyskjær Noer, y Rojo, Blanco y Azul, del director Nazrin Choudhury.
El logro de Anderson llega como un momento de cierre para el autor, justo más de dos décadas desde que su carrera como cineasta profesional despegó con el estreno de su cortometraje Bottle Rocket en el Festival de Cine de Sundance de 1993.
La Maravillosa Historia de Henry Sugar marca la primera colaboración de Wes Anderson con Netflix
Un aspecto destacado de La Maravillosa Historia de Henry Sugar es que Netflix, como su primera colaboración con Wes Anderson, se encargó de su distribución, dado que el estudio posee los derechos de todas las obras de Roald Dahl. A pesar de que el cortometraje puede ser, en algunos aspectos, la adaptación más literal del trabajo de Dahl imaginable, según Ehrlich, el verdadero autor de este proyecto nunca está en duda. Anderson optó por utilizar secciones de la escritura de Dahl literalmente, pero aún así logró imprimir su sello característico a la narración.
Inicialmente, Anderson tenía la tarea de realizar solo La Maravillosa Historia de Henry Sugar. Sin embargo, cuando el proyecto se mantuvo dentro del presupuesto, Netflix le permitió adaptar otros tres cuentos cortos de Dahl: El Cisne, El Cazador de Ratas y Veneno. La presencia de actores como Benedict Cumberbatch y Ben Kingsley en más de un corto crea un efecto interesante en el público. Anderson consideró tratar al elenco como una compañía de teatro, donde todas las personas principales deberían tener al menos dos roles en cualquier historia dada. Esta elección cinematográfica, explicó, apunta a que el público comprenda la naturaleza del proyecto y no se sienta engañado.
Antes de su victoria en los Oscar, Anderson ya vislumbraba la posibilidad de llevar su versión de la historia de Dahl a otros medios. Una vez finalizado Henry Sugar, pensó en la viabilidad de adaptarlo al escenario. Aunque reconoce los desafíos que presenta el teatro en comparación con el cine, Anderson veía en esta idea una oportunidad para explorar nuevos horizontes creativos.