Pam & Tommy, la serie con Lily James y Sebastian Stan
Pamela Anderson y Tommy Lee. La bomba hot y el exceso de testosterona. La chica Playboy naif y el rockstar arrogante. Entre ellos hay una atracción bruta, impulsiva: un amor en estado de orgasmo inminente. Del otro lado está Rand Gauthier, una víctima del divismo del baterista: un carpintero que sólo quiere cobrar por su trabajo, pero tiene la escopeta de doble cañón de Lee apuntándole directamente a los ojos.
Pam & Tommy es una historia de venganza personal que se vuelve contra sí misma, un cuento moral sobre la cultura de la celebridad, la intimidad como mercancía y la omnipotencia de internet. Bienvenidos al sueño húmedo de las masas hecho sex tape, a la pesadilla de una mujer que en su camino a la fama perdió el copyright sobre su cuerpo.
1995. Gauthier (Seth Rogen) está incómodo, transpirando. Está terminando de empotrar un inmensa cama al suelo, en lo que será un inmenso sex room con arneses, caño, espejos refractantes, una ducha con poca intimidad. Con su pistola de clavos sigue un beat: el de los gemidos que vienen de otra habitación. Tommy Lee (Sebastian Stan) aparece en sunga animal print: “¿Por qué no ponés la cama acá en vez de ahí?”. -“Porque ayer pediste que vaya acá”. -“Sí, pero ahora la quiero ahí”. Lee es eso: un rock n´roll mal aprendido, un chulo ostentoso, pura soberbia hecha de fama y dinero.
El primer capítulo de Pam & Tommy es la crónica de la última humillación de un tipo lo suficientemente humillado para poder soportarlo. Cuando es despedido y estafado por Lee, Gauthier se pone místico: sabe que el karma tiene su propios métodos para equilibrar el universo. Pero cuando va a buscar sus herramientas de trabajo y Lee le pone una escopeta en la cara decide cambiar espiritualidad por pragmatismo: “Yo soy el karma”. Planea un psicodélico robo de la caja fuerte que Lee tiene en el garage. No sabe que en ella encontrará un oscuro objeto de deseo mundial: el video privado más público de la historia.
Pam & Tommy: ese oscuro objeto de deseo
La serie comienza nac & pop. Gauthier es un triste empleado en su triste departamento con su triste historia de ex actor porno e inventor fracasado (su mejor idea fue crear un microondas pero de frío), recibiendo una lección gratis de neoliberalismo: trabajar para el lujo improductivo de la élite, sin derecho a indemnización. El contraste entre su vida y la de Lee tiene un sentido dramático, que Siegel utiliza para que empaticemos con el looser y su propia idea de justicia. Lee y Anderson (Lily James) son mostrados como lo que el imaginario colectivo cree que son: un egocéntrico y extravagante bully y una figura erótica lejana e inalcanzable.
Pam & Tommy equilibra comedia y drama mientras los flashbacks hacen un recorrido por la historia de la pareja: cuando se conocen en un boliche después de que Pamela brindara por todos los aburridos contadores que espera conocer.
Cuando Lee se toma un avión para acosarla en un viaje de promoción de Baywatch; cuando el baterista habla con su pene, que no está muy convencido de los beneficios terapéuticos de enamorarse y quiere seguir de fiesta – una escena bizarra sacada de la autobiografía de Lee Tommyland (2004), con marcada influencia de la película Marquis (Henri Xhonneux, 1989), en la que el marqués de Sade mantiene charlas filosóficas sobre literatura y sexualidad con su miembro – ; cuando varias dosis de éxtasis hacen su trabajo y se casan cuatro días después de conocerse en una playa de México.
Lo suyo es un amour fou de combustión espontánea, eufórico, en la zona roja del principio del placer.
Gauthier ve el contenido del cassette y sabe lo que tiene: oro en cinta de 8 pulgadas. Se asocia con un amigo director de porno (Nick Offerman), que se asocia con un mafioso ante la negativa de las productoras de lanzar el material sin el consentimiento de los protagonistas.
Pero Gauthier tiene una idea visionaria: la incipiente World Wide Web -que tenía en ese momento 40 millones de usuarios, 25 millones en Estados Unidos- como plataforma anónima y difícil de rastrear de su negocio de ventas -la página pamsextape.com sigue ahí, como si fuera un monumento histórico de internet- . Rogen le da un aire de ingenuidad a un personaje que está más cerca de la estupidez que de la maldad, que imperceptiblemente deja de ser un agente del karma para convertirse ser un emprendedor optimista.
Pam & Tommy entra en la historia del cine porno
La serie podría ser parte de una trilogía sobre los cambios de época vistos desde la óptica triple X: el documental Inside Deep Throat (Fenton Bailey & Randy Barbato, 2005) narra el nacimiento del porno comercial en los 70’s, cuando la señoras bien invadieron las salas de cine para ver lo que no tenían en su casa; la genial Boogie Nights (Paul Thomas Anderson, 1997) muestra cómo la censura, las evidentes limitaciones creativas y la aparición del video domesticaron una industria que ya había olvidado sus pretensiones artísticas del comienzo; Pam & Tommy agrega el eslabón digital a la cadena evolutiva, los primeros pasos de la globalización hard core.
En este punto el relato cambia de tono para hacer un retrato humanizador de la pareja ante la espiral de escándalo, machismo y chistes fáciles que los medios empiezan a circular cuando el video se transforma en un blockbuster. Stan y James están enormes en sus papeles de rockero sobreexcitado y fetiche sexual de una generación.
La intimidad se vuelve pública en Pam & Tommy
Tommy Lee es la personificación del complejo de superioridad de un rockero que no se enteró que estaba pasado de moda en el mundo post Nirvana; Pamela Anderson es la rubia que la cultura de los 90’s quería que sea: tonta, ingenua y en traje de baño. Pero además va revelando un alto nivel de autoconciencia como objeto de deseo, de que una chica que elige mostrar las tetas debe quedarse ahí, no puede progresar como actriz, debe soportar la misoginia que destilan los medios y ya no es dueña de su cuerpo para decidir cuándo mostrarlo.
Pam & Tommy establece sus premisas sobre una paradoja estructural: la vida íntima de Pamela Anderson vuelve a ser pública sin su consentimiento. Es parte de lo que critica. Por eso oscila entre la culpa, el placer y el morbo de transformarnos en voyeurs de algo ilícito, de ver lo que no deberíamos ver.
Es la intimidad de la intimidad: la de una pareja en plena crisis que ve cómo su privacidad se va convirtiendo en patrimonio universal y de los medios de comunicación. Pam & Tommy es una una divertida crónica sobre el nacimiento de internet como espacio privilegiado para el consumo onanista, un ácido retrato sobre la mercantilización del escándalo y el derecho masculino a la mirada incitada por la prensa y una historia contada con sensibilidad sobre el vía crucis de una mujer que quería ser Jane Fonda, pero terminó siendo la actriz porno más conocida del planeta.
Pam & Tommy está disponible en Star+.