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Crítica Ese Crimen es Mío (2023) | Falsa Culpable

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En Ese Crimen es Mío, François Ozon explora los poderes de la falsedad con una comedia ligera donde se mezcla el escenario y la vida, el melodrama y la crónica roja, lo camp y la crítica social.

Ese Crimen es Mío y la violencia femenina

En su célebre ensayo de 1964, Susan Sontag define lo camp como “una manera de mirar al mundo como fenómeno estético. Lo camp no se establece en términos de belleza, sino de grado de artificio, de estilización. Es el amor a lo exagerado, lo off, el ser impropio de las cosas. Es la victoria de la ironía sobre la tragedia”. 

En Mon Crime (Ese Crimen es Mío) todo es artificial, llevado a su extremo kitsch: los decorados, las actuaciones, la trama de una historia hecha de las mentiras y engaños necesarios para dejar de ser nadie en un mundo que solo se interesa en la apariencia de las cosas. François Ozon celebra el carácter teatral y escénico de la vida social y explora los poderes de la falsedad con una comedia ligera donde se mezcla el escenario y la vida, el melodrama y la crónica roja, lo camp y la crítica social.

Madeleine (Nadia Tereszkiewicz) es una aspirante a actriz que vive con su amiga aspirante a abogada Pauline (Rebecca Marder). Viven al borde del desalojo por no poder pagar el alquiler de un precario departamento de París en los años 30’s. En una entrevista para un papel, Madeleine es agredida sexualmente por un poderoso productor de cine -una transferencia explícita de Harvey Weinstein– más interesado en los méritos biológicos de sus encantos que en su talento. Cuando el productor es encontrado muerto en su casa, ella -la última persona que lo vio con vida- es acusada injustamente por el crimen.

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Nadia Tereszkiewicz, la asesina ficticia de Ese Crimen es Mío

La asesina: ese será el papel que cambiará la vida de Madeleine, la oportunidad de rebelarse contra su destino de mujer y actriz, que siempre depende de la buena voluntad y la bestialidad de los hombres. Las amigas preparan una arriesgada puesta en escena: en el juicio-espectáculo, Madeleine confiesa un crimen que no cometió y lo justifica como un acto de autodefensa feminista, demostrando la necesidad de que las mujeres luchen, a veces literalmente, para sobrevivir.

Pauline, al rechazar el argumento que naturaliza la violencia femenina como expresión de su inferioridad enfermiza, lo reescribe como un hecho político: “ya que nadie nos protege, seamos nuestras propias guardianas”.

Ese Crimen es Mío evoca un proceso judicial de 1934, en el que una joven de 18 años fue condenada por el asesinato de su padre acusado de incesto. Así, Ozon explora las grandes historias de violencia femenina que escandalizan y asustan a una sociedad que se ha esforzado en producir mujeres sumisas y donde los hombres tienen el monopolio del crimen. El título de la película puede leerse como una reapropiación política de esta violencia: el crimen me pertenece, puede ser mío si lo decido. Hago con él lo que quiero.

François Ozon, el heredero del vodevil francés

En el escenario, el principio de la realidad queda suspendido. Por eso el teatro es el lugar matriz del cine de François Ozon desde su adaptación en 2000 de la obra de Fassbinder Gotas de Agua sobre Piedras Ardientes. Después de Ocho Mujeres (2001) y Potiche (2010), con Ese Crimen es Mío (que adapta una obra de 1934, escrita por Georges Berr y Louis Verneuil), Ozon vuelve a apostar por una adaptación moderna del teatro vintage y se reafirma como el digno heredero del vodevil francés.

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El juicio a las mujeres en Ese Crimen es Mío de François Ozon

Pero el director a veces confunde agilidad con ritmo y histrionismo con ingenio. La película es un festival de grandes nombres (Fabrice Luchini, Daniel Prévost, Isabelle Huppert, André Dussollier), y recuerda menos el modelo de comedia loca al que aspira que un cine francés de calidad, impregnado de pesadez teatral.

Como Oscar Wilde -el primer filósofo camp- o Jaques Rivette, Ozon cree en la verdad de las máscaras: que el escenario y vida se mezclan hasta la saturación. En sus comedias transfigura la realidad, por sórdida que sea, a través de un estilo de artificialidad camp.

Ese Crimen es Mío es un espacio de falsedades encontradas que pone en relieve el carácter subversivo y eminentemente político de la sororidad y se convierte -junto a la ganadora del Festival de Cannes 2023, Anatomía de una Caída de Justine Triet– en una especie de inversión de la puesta en escena de juicios en el cine. Pero si Triet evoca una verdad última inalcanzable, Ozon revela la verdad a través de la amargura trastornada de una mentira.

ESE CRIMEN ES MÍO
3/5
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Dirección

François Ozon

Guion

François Ozon, Philippe Piazzo

Fotografía

Manuel Dacosse

Música

Philippe Rombi

País

Francia

Duración

112 minutos

Reparto

Nadia Tereszkiewicz, Isabelle Huppert, Fabrice Luchini, Dany Boon, Rebecca Marder, Michel Fau

Tráiler

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