El rock n´roll fue el porno de los 50’s. Los adolescentes descubrían el sexo a través de la música. La voz y los movimientos de Elvis eran pura sustancia erótica, la fórmula química de la sexualidad. Ese sonido provocativo, excitante, era obsceno para una época represiva en la que los adultos dictaban las normas morales y culturales que los jóvenes aceptaban sin demasiada convicción. A través del rock n´roll, Elvis cristalizó sus frustraciones, generó un nuevo estado de ánimo, activó la mecánica del goce. Por fin la vida ofrecía algo más que estudiar para poder trabajar para poder casarse para poder coger.
El motín era modesto: el rock n´roll no criticaba el sistema, celebraba la adolescencia. La diversión por sobre la ética del trabajo. El sexo estaba ahí -el término estaba sacado del slang de los barrios bajos para denominar el acto sexual-, poco disimulado en canciones como Tutti Frutti o Shake, Rattle and Roll. Y para colmo, era un sexo que Elvis había contrabandeado de los garitos del sur negro. El blues y el R&B estaban hechos de las fantasías masculinas sobre la tentación y el placer, pero los blancos tenían la música country, pura resignación y miedo a Dios. La clase media hizo lo que solía hacer en estos casos: llamó a la policía y fue a la iglesia.
Elvis Presley fue acusado por pastores, por gobernadores y por la prensa de pervertido, degenerado, de tener un comportamiento animal. Cuando las autoridades le prohibieron moverse sobre el escenario y no dejaron que apareciera en televisión de la cintura para abajo, ya era demasiado tarde: el ghetto había invadido las casas de los barrios bien. Esos jóvenes iban creando su propio mundo, con sus gustos y sus ídolos, en oposición a los valores establecidos por los padres, la religión y la moral. La juventud blanca se liberaba con el ritmo de los esclavos.
La carrera de Elvis Presley como actor
Si el movimiento beatnik operaba en el underground de la bohemia, el cine hizo pop el inconformismo que empezaba a crecer entre los jóvenes con The Wild One (László Benedek, 1953), en la que Marlon Brando se enfrenta a la autoridad y a la rigidez moral de una nación puritana y racista. Cuando James Dean puso en escena la brecha generacional en Rebel Without a Cause (Nicholas Ray, 1955), algo ya se había prendido fuego.
Elvis sabía los diálogos de esas dos películas de memoria. Quería ser Brando o Dean. Fue mucho más: ellos marcaron un antes y un después en el cine a través de una nueva forma realista de concebir la actuación; Elvis marcó un antes y un después en la cultura popular y en la sociedad. Pero si en la música había inventado un mundo nuevo a su medida donde el sistema se debía adaptar a él, en el cine tuvo que habituarse a un medio industrial rígido y verticalista en el que no tomaba ninguna decisión.
Brando y Dean habían asistido al Actor’s Studio en Nueva York, el nuevo templo actoral que estaba revolucionado el cine con el Método, un sistema que enseñaba a que el actor experimente las emociones de su personaje basándose en su propia biografía: en los daños, traumas y alegrías de su pasado.
Sin embargo, Elvis declaró: “No creo que se aprenda a ser actor. Creo que, simplemente, tienes un poco de talento para actuar y lo desarrollas. Si aprendes a ser actor, en otras palabras, si no eres un actor de verdad, es que eres falso. He estudiado a Brando. He estudiado a Jimmy Dean. Me he estudiado a mí mismo, y sé por qué a las chicas les gustamos tanto: somos ariscos, melancólicos, somos una amenaza. Yo no sé nada de Hollywood, pero sé que no se puede ser sexy con una sonrisa”.
También insistió en que no iba a cantar en ninguna película, porque deseaba que lo tomaran en serio como actor dramático. Nadie lo hizo: su carrera mostró lo peor de una industria que todo lo transformaba en una mercancía descartable. Aún así, la elvixploitation duró más de una década antes de que todo se volviera demasiado previsible y aburrido, incluso para el propio Elvis.
Elvis Presley llegó a ser el actor mejor pago de Hollywood. Hizo 31 films, todos más o menos musicales, todos más o menos olvidables, que tenían menos que ver con el cine que con vender los discos de la banda sonora, cortesía de la mentalidad de feria ambulante de Parker, de la resignación del propio de Elvis y de los estudios, que lo veían menos como el sucesor de James Dean -muerto en un accidente de auto en 1955 a los 24 años- que como una rentable commodity pop.
Los productores querían que cantara; los directores decían -en público y en la prensa- que los films de Elvis financiaban sus películas de calidad; los estudios aprovechaban la moda de un fenómeno que nadie entendía -pero que sabían que podía terminar en cualquier momento- para vender entradas; hasta el coronel Parker aprendió el arte del montaje: hacía recortar planos y escenas enteras cuando consideraba que otros actores le sacaban protagonismo a su representado.
Las Películas de Elvis Presley: Love Me Tender
Antes de su debut como actor, en 1956 Elvis hizo una prueba de cámara para The Rainmaker (Joseph Antony). Lo hizo bien, y se le ofreció el papel de hermano menor de la protagonista, la superestrella Katharine Hepburn, acompañada por el enorme Burt Lancaster. Parker juzgó que el personaje no favorecía a Elvis y dejó pasar la oportunidad. Lo reemplazó Earl Holliman, que ganó un Globo de Oro por su actuación. The Rainmaker fue uno de los blockbusters de ese año, con dos nominaciones al Oscar.
El productor Hal Wallis presentó un guion más aceptable para el coronel, un papel secundario adaptado especialmente para Elvis en una película clase B ambientada en la época de la Guerra de Secesión, The Reno Brothers. Elvis interpreta a Clinton Reno, el menor de una familia que se casa con la novia de su hermano convencido de que había muerto en batalla. Convenientemente, Vance (Richard Egan) regresa después de cuatro años para completar la historia de este film híbrido que se mueve entre el western, el melodrama y la música.
En una pausa en la filmación, Presley viajó a Nueva York para presentarse en el estreno de temporada de uno de los programas de televisión con más audiencia de Estados Unidos, el Ed Sullivan Show. Cantó la balada Love Me Tender por primera vez en público, con el grupo vocal The Jordanaires de acompañamiento. En su segunda entrada, cuando comienza a vibrar con el rock n´roll de Teddy Bear, la cámara se eleva hasta dejarlo en un plano americano apto para todo público. El programa obtuvo el récord de tener el 82,6 % de audiencia.
El simple Love Me Tender terminó siendo disco de oro incluso antes de que ser lanzado al mercado, con más de un millón de copias vendidas en la preventa. La 20th Century Fox decidió cambiar el título de la película. The Reno Brothers pasó a llamarse… Love Me Tender. No fue lo único que se modificó: las proyecciones de prueba habían causado malestar en los espectadores por la muerte del personaje de Presley, por lo que hicieron que el cantante filmara una escena adicional para los créditos finales, en los que se sobreimprime la imagen de Elvis cantando: un ángel benévolo pidiendo que lo amen tiernamente.
Críticas desfavorables y buena taquilla: Love Me Tender es un resúmen de la carrera de Elvis Presley en el cine, una carrera marcada por guiones descuidados, que van desde la mediocridad hasta lo perfectamente malo, producciones cada vez más baratas, más rápidas, más parecidas, con papeles secundarios pobres para no opacar al protagonista y canciones que fueron perdiendo calidad cuando los colaboradores habituales de Elvis comenzaron a negarse a renunciar al 50% de la propiedad intelectual -de las regalías- de los temas, una de las cláusulas del coronel.
Elvis Presley en Jailhouse Rock
La filmografía de Elvis Presley es una especie de porno musical: artefactos cinematográficos clase B diseñados con el único propósito de mostrarlo haciendo lo que mejor sabía hacer, en los que la trama es un mal necesario que sirve como intervalo entre una canción y la siguiente. Aún así, hay momentos de magia, en los que se puede sentir la onda expansiva de su música, el instinto hecho forma de sus movimientos: puro deseo, amenaza y urgencia a 24 fotogramas por segundo.
Antes de irse al ejército en 1958, Elvis hizo cuatro películas: Love Me Tender (Robert D. Webb, 1956), Loving You(Hal Kanter, 1957), Jailhouse Rock (Richard Thorpe, 1957) y King Creole (Michael Curtiz, 1958). Los guiones, llenos de personajes estereotipados y tramas maniqueas, no están muy alejados de los cánones del Hollywood de la época, en la que la calidad era la excepción -son los años de Touch of Evil (Orson Welles, 1958), 12 Angry Man (Sidney Lumet, 1957), Paths of Glory (Stanley Kubrick, 1957) y Vertigo (Alfred Hitchcock, 1958)-.
La carrera de Elvis Presley en el cine coincide con la decadencia de Hollywood, que termina con los estudios en quiebra en la década de los 60’s. Esas historias vacías, moralizantes y glamorosas ya no atraían a un público más maduro, más educado, que buscaba ver experiencias más realistas acordes a los cambios culturales que se estaban produciendo. La revolución del cine europeo de esos años (Fellini, Bergman, Godard, Truffaut) haría mucho más evidente la necesidad de reseteo del medio y el atraso creativo de las fantasías musicales que Elvis protagonizaba, que seguían llenando las salas.
El momento cinematográfico más icónico de su carrera es la coreografía de Jailhouse Rock, un vodevil carcelario en el que los presos se escapan de sus celdas pero terminan regresando porque la fiesta que está haciendo el alcaide es demasiado buena. Se ve a un Elvis en pleno control de su cuerpo, con los movimientos calculados de una marioneta alucinada, un estilo pulido noche tras noche en el escenario que mejoraba la vibración natural que le producía el rock n´roll.
La banda de sonido estuvo a cargo de dos de los mejores compositores de los 50’s, Jerry Lieber y Mike Stoller. Al dúo no le gustaba lo que Elvis había hecho con su tema Hound Dog. Era una canción sobre una mujer que con mucho estilo echa a un chulo de su casa, pero la versión de Elvis es nerviosa, demasiado rápida y frenética. No tiene groove. El original de “Big Mama” Thornton grabado en 1952 es un sofisticado R&B que destila elegancia y resentimiento -hay una gran interpretación del tema en la Elvis de Baz Luhrmann hecha por Shonka Dukureh, fallecida poco después de estrenada la película-.
Lieber y Stoller también odiaban el sonido del segundo tema que le habían entregado, Love Me Tender. Y el de las dos canciones que hicieron para Loving You. Pero esta vez viajaron a Los Angeles y tomaron el control del estudio. Grabaron con Elvis y su banda 6 temas en tres días. Pequeñas obras independientes, llenas de cinismo e ironía, para las distintas etapas de la evolución del personaje de Elvis, un obrero que termina en la cárcel por matar accidentalmente a un hombre en una pelea en un bar. Un preso le enseña a tocar la guitarra y cuando sale en libertad se convierte en estrella.
King Creole, la mejor película de Elvis
Si Jailhouse Rock es considerada una de las mejores bandas de sonido de la historia del cine, la próxima colaboración entre el dúo y Elvis tiene el pulso ebrio de la noche lateral de los callejones de Nueva Orleans. King Creole (Michael Curtiz, 1958) es la mejor película de Elvis, en la que las canciones tienen la sordidez de la falta de sueño, los estragos del alcohol y el tabaco y se puede ver a un Presley más seguro de sí mismo, que en algunos momentos logra tocar la fibra amenazante y resentida de su personaje, un chico con problemas en la escuela que trabaja en un cabaret para mantener a su familia.
Como todas las películas de Presley, King Creole está plagada de clichés, pero Michael Curtiz -el director de Casablanca, 1942- adopta la imaginería del cine negro para construir un creíble ambiente de mala vida, habitado por seres noctámbulos, matones, buscavidas y mujeres desesperadas, y donde Elvis tiene que decidir entre la femme fatal (Carolyn Jones) y la niña buena (Dolores Hart). El papel había sido escrito para James Dean, pero el proyecto quedó en suspenso después de su muerte. Luego se adaptó la historia a Elvis, cambiando al boxeador original por un joven trabajador. Y que puede cantar.
King Creole tiene dos de las mejores canciones de Presley. El film comienza con una escena musical, una sinfonía proletaria en la que los trabajadores callejeros le dan vida a una ciudad desierta, y en la que Elvis se asoma por la ventana y canta Crawfish (Fred Wise y Ben Weisman) a dúo con la cantante de jazz Kitty White, que al parecer vende cangrejos frescos en un carro tirado por un caballo. La voz de White es puro sentimiento, en contrapunto con el fraseo suave de Elvis, mientras el tema se va moviendo entre una percusión a mid-tempo y un contrabajo incendiario.
Pero la canción que trae todo el groove de Nueva Orleans a escena es Trouble -el tema que abriría su regreso a los escenarios en el especial de televisión del ’68 y que Luhrmann usa como punto de quiebre de su película, cuando Elvis la hace sonar como una declaración de guerra contra el coronel Parker y los hipócritas que querían censurarlo por obsceno-. Elvis es un mesero que trabaja en el cabaret de un mafioso, que lo desafía a subir al escenario a cantar. Con una banda dixieland explosiva, Presley es pura amenaza, y cuando el tema se convierte en un bop acelerado es una onda expansiva saliendo de la pantalla.
(Otro momento antológico del cine de una canción de Lieber y Stoller cantada por Elvis la ofrece David Lynch en Wild at Heart (1990), cuando Nicolas Cage canta Love Me a Laura Dern en medio de un recital de una banda de heavy metal).
Elvis Presley, el producto de Holywood
En sus primeros films, se ve a un Elvis completamente comprometido con sus personajes. Como si Love Me Tender fuera Lo que el Viento se Llevó. Su falta de experiencia lo traiciona y no encuentra el mismo tono que sus compañeros, en lo que termina siendo una actuación histriónica, casi ridícula; si en Loving You está más suelto, pero falto de naturalidad, en Jailhouse Rock parece que fuera experimentando escena tras escena distintos estilos para encontrar el adecuado. King Creole fue su mejor papel -él mismo lo reconoció- encontrando un equilibrio precario entre la violencia y la bondad de su personaje.
Para finales de los ’50, el rock n´roll había virtualmente desaparecido. Era el tiempo del pop tan prefabricado, tan naif, tan encantador de la Motown. Cuando regresó de su reclutamiento en 1960, Elvis se convirtió en una máquina-entretenimiento para toda la familia, haciendo dos y hasta tres películas por año. Algo había cambiado: ya no era una amenaza para la sociedad. The Beatles, Bob Dylan y los Rolling Stones pronto heredarían el mundo que Elvis había creado, pero que ya no le pertenecía.
Presley adoptó un estilo más melódico -con algunos flashbacks de blues rotosos cercanos al estilo de Chicago-. Las baladas románticas eran el equivalente contemporáneo al country con el que había crecido y Elvis tenía la capacidad para cantar esa música que apreciaba, dotarla de una fuerza natural y así aferrarse al éxito -la banda de sonido de Blue Hawaii (Norman Taurog, 1961) es el disco más vendido del cantante, con más de 5 millones de copias vendidas-.
En los 60´s cayó en un olvido de respetabilidad y seguridad. Mientras hacía una música sin brillo y películas intercambiables cada vez peores, The Beatles transformaban el rock en arte, Bob Dylan lo transformaba en poesía y el mundo se prendía fuego con una juventud -la misma que él había despertado 10 años antes con una música plebeya y salvaje que se transformó en el inconsciente generacional- en pie de guerra contra el stablishment.
Las películas de Elvis son una puesta en escena de Elvis, un subgénero en sí mismo. Había soñado con ser actor, pero su carrera le demostró que había soñado mal. Nunca consiguió el respeto que buscaba en el cine y lo tuvo que reconquistar en lo que mejor sabía hacer. Cuando ningún estudio quería hacer otra película con él, hizo un especial de televisión demoledor. Nunca la música había sonado tan viva y emocionante, interrogando a los cuerpos sobre su sentido, como si Elvis fuera la expresión musical de la unidad originaria de todo lo existente.
Después de Elvis ya nada volvió a ser lo mismo. Baz Luhrmann lo sabe, y lo puso a disposición de las nuevas generaciones. Porque lo que dejó Elvis lo trasciende: dejó una música nerviosa, urgente, viva, que sigue traficando sueños en sus ghettos de metáforas secretas.
Filmografía de Elvis Presley
Love Me Tender (La Novia Robada, 1956)
Loving You (Amándote, 1957)
Jailhouse Rock (El Rock de la Cárcel, 1957)
King Creole (El Barrio Contra Mí, 1958)
G.I. Blues (Café Europa en Uniforme, 1960)
Flaming Star (La Estrella de Fuego, 1960)
Wild in the Country (El Indómito, 1961)
Blue Hawaii (Amor en Hawai, 1961)
Follow That Dream (Persigue tus Sueños, 1961)
Kid Galahad (Piso de Lona, 1962)
Girls! Girls! Girls! (Rubias Morenas y Pelirrojas, 1962)
It Happened at the World’s Fair (Puños y Lágrimas, 1963)
Fun in Acapulco (El Ídolo de Acapulco, 1963)
Kissin’ Cousins (Primos Queridos, 1964)
Viva Las Vegas (Cita en Las Vegas, 1964)
Roustabout (El Trotamundos, 1964)
Girl Happy (1965)
Tickle Me (Hazme Cosquillas, 1965)
Harum Scarum (A lo Loco, 1965)
Frankie and Johnny (1966)
Paradise, Hawaiian Style (Paraíso Hawaiano, 1966)
Spinout (Fiesta en California, 1966)
Easy Come, Easy Go (Como Viene, Se Va, 1967)
Double Trouble Guy (Doble Problema, 1967)
Clambake (Cambalache, 1967)
Stay Away, Joe (1968)
Speedway (Pista de Carreras, 1968)
Live a Little, Love a Little (1968)
Charro! (1969)
The Trouble with Girls (Mis Problemas con las Mujeres, 1969)
Change of Habit (Cambio de Hábito, 1969)
Elvis: That’s the Way It Is (Así Es Como Es, 1970)
Elvis on Tour (1972)