En el cuarto episodio de El Pingüino, titulado Cent’anni (Cien Años), la serie da un giro inesperado al centrarse en el oscuro y trágico pasado de Sofia Falcone (Cristin Milioti). Después de haber sido relegada a un segundo plano en episodios anteriores, aquí Sofia emerge como una figura central, dueña de una narrativa que desvela los intrincados juegos de poder y traición que gobiernan el inframundo de Gotham.
Con Colin Farrell en un rol secundario en este episodio, el episodio 4 de El Pingüino toma un respiro del vertiginoso ascenso de Oz Cobb y se sumerge en los complejos dilemas morales de Sofia. El capítulo construye una visión descarnada del patriarcado criminal, mientras la protagonista navega entre la traición familiar y su sed de venganza. El poder se articula no solo en los gestos evidentes, sino en las dinámicas más sutiles de control, manipulación y, sobre todo, el relato del cuerpo. Aquí, el cuerpo de Sofia no es una simple entidad física: es un territorio en disputa, símbolo de resistencia y destrucción.
El pasado y la transformación de Sofia Falcone en el episodio 4 de El Pingüino
El episodio 4 de El Pingüino abre con una imagen: Sofia Falcone, desmoronada y traicionada, pero aún no rota del todo. El final del capítulo 3 había dejado a Oz y a Sofia en medio de una emboscada por parte de Nadia Maroni (Shohreh Aghdashloo), revelando la verdad detrás de la muerte del hermano de Sofia, Alberto Falcone (Michael Zegen). Sin embargo, el episodio 4 abandona rápidamente el presente para transportarnos al pasado, diez años atrás, un tiempo en el que Sofía no era la mujer fría y despiadada que hemos conocido, sino una joven ambiciosa, atrapada en la compleja red de su padre, Carmine Falcone (Mark Strong).
A través de una serie de flashbacks, vemos la transición de Sofia de una joven responsable y algo ingenua sobre la verdadera naturaleza de la organización de su padre a una mujer endurecida por la traición y el sufrimiento. Su tiempo en Arkham Asylum, un espacio sombrío y brutal, es donde la verdadera metamorfosis ocurre. Aquí, en el caos violento de la institución, vemos cómo se le arrebata la identidad, cómo se manipula su cordura y cómo el sistema, en complicidad con su propio padre, la condena a una locura que no es suya.
Cristin Milioti entrega una actuación antológica, retratando a Sofia con profundidad emocional. En su retrato, la falibilidad de Sofía es lo que la hace poderosa. Milioti logra que su sufrimiento y su venganza se sientan orgánicos, como parte de una maquinaria inevitable que el patriarcado mismo ha puesto en marcha. El episodio 4 de El Pingüino no presenta a Sofia como víctima pasiva, sino como una figura compleja que toma las riendas de su destino a través del único recurso que le queda: la destrucción.
La traición familiar y la sed de venganza
En el núcleo del episodio 4 de El Pingüino está la traición de Carmine, encarnado por Mark Strong en reemplazo de John Turturro en The Batman, quien asume el rol de patriarca con una calma inquietante. Carmine Falcone no es solo un padre, sino el arquitecto de la condena de su hija, quien, tras descubrir que su madre no se suicidó sino que fue asesinada, comienza a cuestionar todo lo que creía saber sobre él. El poder de la familia Falcone se revela aquí no solo como un imperio del crimen, sino como una prisión simbólica donde las mujeres son desechadas cuando dejan de ser útiles o se convierten en amenazas.
El momento más desgarrador llega cuando Sofia descubre que su propio padre ha urdido una conspiración para culparla por los asesinatos a siete prostitutas que él mismo cometió, enviándola a Arkham bajo la premisa de que sufre de una enfermedad mental. La brutalidad de esta revelación resuena con una violencia sorda, transformando a Sofia en “Hangman”, una figura que ha sido manipulada para convertirse en el chivo expiatorio de los crímenes de su familia. El destino de Sofia está sellado por las manos del hombre que debía protegerla.
El episodio 4 de El Pingüino culmina con una secuencia asfixiante en la que Sofia regresa al hogar familiar, no para buscar reconciliación, sino para ejecutar su venganza. En una escena que parece extraída de un sueño febril, Sofia envenena a la mayoría de su familia con gas, dejándolos morir en sus camas. El simbolismo aquí es evidente: la familia que la traicionó no merece nada menos que la aniquilación total. Pero en su implacable búsqueda de justicia, Sofia también revela un matiz de humanidad al salvar a Gia Viti (Kenzie Grey), una niña inocente que le recuerda su propia infancia rota.
El episodio termina con una nota que revela la lógica estratégica del asesinato en masa de su familia: Sofia también mantiene con vida a Johnny Viti (Michael Kelly). Johnny, el subjefe, será la clave para asegurar todos los recursos y lealtades que Sofia necesita para mantener el imperio Falcone en marcha en el futuro.
Un juego de espejos: Sofia y Oz
Aunque Oz está ausente durante gran parte del episodio, la sombra de su traición sigue acechando a Sofia. El episodio 4 de El Pingüino refuerza la conexión rota entre ambos personajes, cuyas alianzas se construyen sobre cimientos frágiles. El descubrimiento de que Oz fue quien delató a Sofía ante su padre por haber hablado con la periodista Summer Gleeson (Nadine Malouf) sobre los asesinatos de siete mujeres, añade una capa más a una historia ya saturada de traiciones.
Las alianzas en el mundo del crimen son siempre efímeras, y la lealtad, una moneda que se devalúa rápidamente. En el juego de espejos que Sofia y Oz representan, el verdadero villano no es solo quien traiciona, sino el sistema que fomenta la traición como estrategia de supervivencia.
La venganza de Sofia y el futuro del imperio Falcone
El Pingüino ha demostrado, especialmente en este episodio, que su verdadera fuerza radica en el trabajo con los personajes secundarios y en la forma en que sus historias contribuyen a la expansión del universo narrativo. En Cent’anni, no solo vemos la transformación de Sofia Falcone, sino también el colapso de una dinastía. Su venganza no es solo un acto de justicia personal, sino una declaración de guerra contra el orden patriarcal que la condenó.
Mientras la serie avanza, queda claro que Sofia será una figura clave en el desenlace de la guerra por el control de Gotham. Su sed de venganza, especialmente hacia Oz, promete desencadenar un conflicto que pondrá a prueba las alianzas y rivalidades que se han estado tejiendo en las sombras.
La actuación de Milioti, respaldada por un guion que explora las capas más oscuras del poder y la familia, eleva a El Pingüino a un nivel inesperado de profundidad. La serie nos recuerda que, en Gotham, el poder no solo se disputa en las calles, sino en los pasillos de los manicomios, en las cenas familiares y en las heridas invisibles que el patriarcado deja a su paso.
El Pingüino está disponible en Max.