El Juego del Calamar: El Desafío de Netflix reúne a 456 concursantes para jugar una versión real del Squid Game, la oscura distopía de Hwang Dong-hyuk en la que pobres y desesperados compiten en juegos degradantes y potencialmente mortales por dinero. Los participantes del reality show viven juntos en un dormitorio aséptico, equipado con altísimas camas de cuatro pisos y desfilan a través de un laberinto de escaleras de colores brillantes todos los días para enfrentar desafíos similares a los de la serie. Ronda tras ronda, sus números se reducen hasta que queda una persona para reclamar el premio en efectivo más grande en la historia de los reality shows: 4,56 millones de dólares.
Los concursantes de El Juego del Calamar: El Desafío
Los concursantes de El Juego del Calamar: El Desafío provienen de todo el mundo y de una amplia gama de orígenes e ideologías, desde ex atletas y miembros de MENSA hasta científicos del deporte, nihilistas autoproclamados y una pareja de jubilados que busca demostrar alguna especie de perdurabilidad física. A partir de este grupo de personajes, los productores del programa hacen un trabajo relativamente decente al elaborar las narrativas habituales de los reality shows: nacen rivalidades, se forman alianzas que devienen traiciones, mientras intentan encontrar la combinación adecuada de cooperación y ambición individualista de llegar hasta el final.
Para agitar el clima de competencia, El Juego del Calamar: El Desafío también introduce pruebas que tienen lugar entre rondas, dando a los concursantes la oportunidad de eliminar o ayudar a sus rivales de diversas maneras. Una elección de diseño inteligente es equipar a cada concursante con un pseudo explosivo adherido a su pecho que se activa en una inofensiva pero sorprendente estallido de tinta cuando son eliminados.
El programa tiene 10 episodios -divididos en tres partes-, que aprovechan al máximo que todos los participantes están preconfigurados para saber qué esperar de cada juego -la primera ronda incluso refuerza esta sensación de familiaridad al hacer que los concursantes compitan en el mismo juego de luz roja, luz verde que hicieron sus contrapartes ficticias-.
Sin embargo, El Juego del Calamar: El Desafío crea una falsa sensación de seguridad. Las rondas posteriores siguen el mismo patrón básico que el de la serie original, pero cada una contiene un giro diseñado para atrapar a los jugadores que creen que saben lo que se avecina. Un concursante nunca corre más peligro que cuando cree que está a salvo, y estos cambios suelen ser salvajemente satisfactorios.
El Juego del Calamar: El Desafío transforma la ficción en realidad
Sacando la cuestión moral de convertir una ficción distópica en un reality show, algunas de las rondas del programa original simplemente no son tan entretenidas cuando no hay vidas reales en juego y solo queda el espectáculo de la autodegradación.
Los desafíos se completan con entrevistas, tomas de reacción y pausas dramáticas que continúan mucho después de que se ha liberado toda la tensión. Incluso después de que el primer juego reduce considerablemente la cuenta regresiva de los participantes, todavía quedan cientos de jugadores que intentan inyectar al juego drama personal y mininarrativas poco convincentes mientras son guiados en cada nuevo desafío.
El Juego del Calamar: El Desafío es un intento descarado y oportunista de explotar la incisiva creatividad de la serie original. ¿Por qué no canibalizar la sátira sobre el capitalismo tomando su puesta en escena pero sacrificando su crítica por el puro espectáculo? Este reality show es más insensible y cruel de lo que incluso sus muchos escépticos imaginaban, y proporciona el ruido y el movimiento de un simulacro del devastador drama del programa original.
El Juego del Calamar: El Desafío se estrena en Netflix en tres partes: el 22 de noviembre (5 episodios), el 29 de noviembre (4 episodios) y el 6 de diciembre (1 episodio).
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