Agente Stone (Heart of Stone) es el sueño húmedo de George W. Bush: una apología de la vigilancia y de un totalitarismo clandestino como garantía de la paz mundial.
Megalodon 2 se queda a mitad de camino de lo que pretende ser: ni una expedición pseudo científica ni una película de acción, recién para el final se acuerda que es un filme sobre tiburones.
En Sympathy for the Devil, Nicolas Cage muestra su repertorio de caos, hipérboles y locura para hacer un villano memorable en una película que nunca llega a destino.
La película alemana Paradise (Netflix) es un thriller sci-fi que recorre los tropos gastados del sistema a la vez que corre los límites del capitalismo: la capacidad de comprar el tiempo de los desesperados.
En El Exorcismo del Demonio, Keith Thomas dramatiza los procesos por los cuales el mito y la memoria sostienen el trauma a través de las generaciones.
En Oppenheimer, Christopher Nolan se sumerge en la vida del padre de la bomba atómica para presentar una reflexión sobre el surgimiento de una era aterradora.
Con Barbie, Greta Gerwig ofrece una perspectiva feminista y reflexiva en una comedia delirante, un peculiar objeto pop se ha convertido en una de las películas más esperadas del año.
La franquicia de MI vive y muere gracias a dos elementos clave: la humanidad de Ethan Hunt y la voluntad inquebrantable de Tom Cruise de arriesgar su propia vida en emocionantes acrobacias.
The Flash de Andy Muschietti no solo sirve como final del universo cinemático de DC conocido, sino que a su vez es una especie de homenaje a todas (o casi) las encarnaciones cinematográficas de personajes de la editorial.
Transformers: El Despertar de las Bestias muestra claras intenciones de hacer una historia sin los desvaríos y fallas en la continuidad de las películas de Michael Bay, pero no logra ser una historia que marque la importancia en la saga que pretende tener.
Boogeyman: Tu Miedo es Real de Rob Savage se mueve entre la adaptación y la irreverencia, entre el respeto al original y la búsqueda de su propia identidad.
Crítica Guardianes de la Galaxia Vol. 3 | Si la trama de cada entrega de Guardianes de la Galaxia se centra en un tema o conflicto detonante, esta no es la excepción; y si cada película fue emotiva, rodeada de un aura de nostalgia y un buen soundtrack para matizar el humor ingenioso y absurdo, esta película cumple.
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