The Killer es un cóctel de oscuridad y violencia que expone con cinismo el pathos de la sociedad occidental, su buena conciencia, su hipocresía. El cómic de Matz puede ser leído como una representación moderna de las teorías de Thomas Hobbes en su clásico de la filosofía política, Leviatán: el hombre es el lobo del hombre, el peor de los depredadores dispuesto a todo para lograr sus fines, rompiendo el mito de la civilización con una dosis de ejecuciones sumarias, tramas políticas y transición ecológica, donde el Occidente rico y bienpensante se masturba mirando su imagen en el espejo, mientras continúa poniendo al límite al resto del mundo.
Publicado a través de la editorial de cómics franco-belga Casterman, el cómic The Killer (Le Teuer) fue escrito por Alexis Matz Nolent (Cyclopes, The Black Dahlia) e ilustrado por Luc Jacamon (Le Tueur: Long Feu, Cyclopes). La versión francesa se publicó en 12 números -desde 1998 hasta 2013-, y fue traducida y publicada en castellano por Norma Editorial en 3 volúmenes (El Asesino – Edición Integral).
Antes del estreno de The Killer (El Asesino), la adaptación de David Fincher para Netflix, presentamos uno de los cómics europeos más icónicos de este siglo, con el que Matz y Jacamon corren los límites del género noir con un tour de force existencial, en el viaje sin retorno a los abismos de la violencia que habitan en el interior de la naturaleza humana.
De qué se trata el cómic The Killer (El Asesino) de Matz
The Killer narra la historia del asesino titular sin nombre, durante un período de aproximadamente ocho años, en los que viaja a través de Europa, América Central y del Sur, Estados Unidos y Medio Oriente. La serie comienza en París, con el protagonista vigilando un departamento en el que su objetivo no aparece cuando lo esperaba. A través de constantes monólogos interiores, el lector descubre rápidamente a un existencialista con un filosofía personal sobre la naturaleza humana.
El asesino es un personaje-narrador de una profunda complejidad emocional, con un constante discurso sobre su estilo de vida, que encuentra justificaciones para matar de la forma en que lo hace. Habla en términos absolutos y de su alejamiento de la cloaca cultural de la sociedad como una decisión consciente. Parece no tener arrepentimientos, carga emocional o vínculos sociales, pero a medida que avanza la historia se hace evidente que se ha estado mintiendo a sí mismo.
A lo largo de la serie, Matz mantiene la historia de origen del personaje -su nacimiento, su padres, su infancia- en un perfecto misterio, hasta que un encuentro casual revela un detalle de su pasado que lentamente irá colonizando su subjetividad. El asesino es un autoproclamado sobreviviente instintivo que conoce a sus objetivos mejor que ellos mismos. Pero cuando se desvían de sus expectativas sobre las posiciones éticas de la humanidad, lucha con la incertidumbre, la compensa con autoconsciencia y se apresura a señalar los defectos de su razonamiento.
Silueta esbelta, perfil afilado, mirada escondida tras unos finos anteojos, frío y metódico, cínico y sin escrúpulos. Matz crea un personaje fascinante que, a pesar de su profesión, es menos un ser despreciable que un antihéroe atrapado en un ciclo de violencia sistémica.
The Killer, el cómic que reescribió el género noir
La trama del primer volumen del cómic The Killer define el estilo de vida del sicario, así como los riesgos de su línea de trabajo. De a poco, Matz revela el estado emocional de su protagonista: lo que inicialmente parecía transparente en la superficie resulta ser una máscara que supura algo insano por debajo. El lector queda atrapado en su doctrina y es testigo de su alienación autoinfligida. Finalmente, el asesino corta los lazos que le quedaban con la humanidad por un mecanismo de defensa: ellos lo rechazan como él los había rechazado, en una posición darwinista de supervivencia del más apto.
Los defectos de carácter del personaje crearán una asociación compleja de causa-efecto en el mapa geopolítico entre Cuba, Venezuela y Estados Unidos. Con un cuasi erudismo sobre procesos históricos que se cruzan con las cadenas de mando legales (e ilegales) de varios gobiernos en la arena política, el cómic The Killer crea una historia de crimen internacional llena de tensión, que a veinticinco años de su primera publicación, le sigue tomando el pulso al clima político global contemporáneo.
Las portadas y los interiores del cómic The Killer realizadas por Jacamon establecen un estándar accesible, que esquiva el hiperrealismo y permanece extrañamente desprovisto de la oscuridad que persiste en la mayoría de los cómics del género noir. El estilo está definido por la utilización de ángulos y colores vibrantes y ricos que transmiten profundidad emocional, una sensación de interioridad, como si los dibujos crearan una retorcida topografía psicológica del personaje.
El asesino está obsesionado con las razones para hacer su trabajo, constantemente explica por qué no necesita ser redimido, que su redención se encuentra en el dinero cobrado por matar a sus víctimas. Pero su conducta contradice ese discurso. Matz elabora una trama en la que en las grietas de su identidad, sus justificaciones y su ansiedad hay una cualidad suicida: en el fondo, son muchas las formas que puede adoptar la redención.
The Killer (El Asesino) de David Fincher se estrena el 10 de noviembre en Netflix.