La figura del payaso se mueve entre lo ridículo y lo macabro. En Art the Clown, cada uno de esos polos alcanza su propio límite que lo separa del otro para borrar la línea que divide el terror de la comedia negra. Su aparición, primero en el cortometraje The 9th Circle (2008) y luego en la trilogía Terrifier, marca un punto de inflexión en la representación del Mal en el cine de terror. No es solo otro payaso asesino en la tradición post-Pennywise: es la encarnación de una nueva sensibilidad que entiende el horror como performance y el sadismo como puesta en escena.
La violencia en Art the Clown no es sólo física: es la versión enferma de una expresión artística que convierte la mutilación en espectáculo y los cadáveres en una instalación. Sus “obras” son elaboradas piezas de horror corporal que desafían tanto los límites del buen gusto como las convenciones del género. Sus gestos hacia la cámara, sus pausas dramáticas, su timing cómico en medio de las secuencias gore más psicodélicas del cine, sugieren una comprensión profunda de su rol como maestro de ceremonias. Es un asesino que mata para un público y que entiende el horror como una forma de entretenimiento extremo.
El silencio de Art the Clown
En una época donde los villanos cinematográficos compiten por tener el one-liner más memorable, Art the Clown elige el silencio. No es el mutismo tensionante de Michael Myers ni la quietud amenazante de Jason Voorhees. Es un silencio teatral, performativo, que transforma cada asesinato en un vodevil desquiciado. Sus gestos hiperbólicos, sus muecas disonantes, construyen un lenguaje con los restos de una risa que nunca llega a materializarse.
El silencio de Art the Clown adquiere así una nueva dimensión: es una resistencia activa contra la tendencia del cine contemporáneo a explicarlo todo, a proporcionar trasfondos traumáticos y motivaciones psicológicas para sus monstruos. Art no necesita un origen trágico ni una justificación para sus actos. Es pura superficie. En un panorama cinematográfico dominado por el “horror elevado” con sus metáforas sobre el trauma y la familia, Art the Clown representa un retorno a lo básico. No pretende ser una metáfora de nada: es un significante vacío.
El maquillaje
El blanco y negro de su maquillaje funciona como una máscara que lo separa tanto de sus víctimas como de sus predecesores. A diferencia del colorido Pennywise o del estridente Joker, Art the Clown sostiene una estética minimalista que remite tanto al cine mudo como al teatro de vanguardia. Su piel pálida, la sonrisa congelada en una mueca, y esa mezcla entre lo cómico y lo sádico lo convierten en un símbolo del horror en su forma más brutal. No hay en él la ambigüedad psicológica de un Hannibal Lecter, ni la amenaza contenida de un Michael Myers. Es puro caos, y en ese caos reside su poder.
Lo difícil es ver más allá de esa máscara, penetrar en el abismo que la sostiene. Art the Clown es ese abismo, una figura que nació en los márgenes del cine independiente para finalmente elevarse como uno de los iconos del terror moderno.
Art the Clown en el cine de terror contemporáneo
La trilogía Terrifier, con Art the Clown como su centro de gravedad, puede leerse como un comentario sobre la naturaleza del entretenimiento en la era del contenido perpetuo. Su nihilismo no es filosófico sino performativo: mata porque eso es lo que hacen los payasos asesinos en las películas de terror, y lo hace con el estilo de un artista conceptual del horror.
En Terrifier 3, Art the Clown debe enfrentarse a su propio estatus como icono. La película reconoce su existencia como mercancía cultural: hay personas que se disfrazan de él en Halloween, podcasts que discuten sus crímenes, una mitología en desarrollo que amenaza con domesticarlo. Y sin embargo, Art responde a esta comercialización de su imagen con más violencia, como si quisiera recordarnos que detrás del merchandising y los memes sigue existiendo una fuerza primitiva de caos y destrucción.
En última instancia, Art the Clown encarna las contradicciones de nuestra relación con el horror cinematográfico. Es a la vez artista y obra de arte, ejecutante y espectáculo, un bufón que ha convertido la masacre en su forma personal de comedia y que nos invita a ser cómplices de su show. En su mutismo elocuente y su violencia teatral, Art articula una verdad incómoda sobre el cine de terror contemporáneo: que detrás de toda pretensión de significado profundo, lo que realmente buscamos es el puro placer de la violencia sin sentido.
El origen de Art the Clown: los cortos The 9th Circle (2008) y Terrifier (2011)
En 2008, en los callejones laterales del cine independiente, Damien Leone, un aspirante a cineasta y artista de efectos especiales radicado en Nueva York, realiza un corto que se convertirá en el primer ladrillo de una pesadilla expansiva. The 9th Circle es una pieza minimalista, barata, casi ascética en su ejecución. La trama es simple: una joven es secuestrada de una estación de tren por un payaso espeluznante y conducida a un subterráneo habitado por demonios que preparan un sacrificio.
La joven es el anzuelo; Art es el depredador. Su rostro, un lienzo blanco perturbado solo por el contraste de un maquillaje que distorsiona lo humano. The 9th Circle consta de una sola secuencia, en la que Art ya se insinúa en su totalidad: su capacidad para alternar entre lo ridículo y lo macabro, entre lo cómico y lo cruel, entre la parodia del payaso y la seriedad del asesino.
Si en The 9th Circle la tensión era generada por un payaso que supura algo insano por debajo de su disfraz, Terrifier, el cortometraje de Leone de 2011, propone una situación de acecho y persecución, con Art the Clown (Mike Giannelli) en plena cacería de una joven (Marie Maser) que para a cargar nafta en una estación de servicio al costado de una ruta.
Terrifier ayudó a establecer muchas de las características distintivas del personaje: un maquillaje más creepy y elaborado, su inclinación por la escatología en baños públicos, su fetichismo por el desmembramiento con sierra de mano, su naturaleza sobrenatural (aquí es capaz de teletransportarse y de salir de abajo de la tierra), su inmortalidad. Hay secuencias que se repetirán en el largometraje de 2016: la asfixia con bolsa de plástico, el látigo con púas y jeringas.
En ambos cortos, considerados no canónicos, Art the Clown es interpretado por el amigo de Leone, Mike Giannelli.
Art the Clown en la antología All Hallows’ Eve (2013)
Cinco años después de su debut, Art the Clown resurge, pero esta vez con una presencia más articulada en All Hallows’ Eve (2013). El formato de la película es antológico, compuesto por tres cortos conectados entre sí por la misma amenaza: una cinta de video maldita que revela la presencia de Art, el personaje de una película de terror a punto de invadir la realidad.
En este filme, dirigido por Leone, la figura de Art comienza a adquirir una identidad más definida, aunque nunca se le despoja de la esencia inhumana insinuada en los cortos. Un VHS aparece en la bolsa de dos hermanos entre las golosinas conseguidas en la noche de Halloween. Su niñera (Katie Maguire, que aparecerá en Terrifier de 2016 como la conductora de televisión Monica Brown, que entrevista a una desfigurada Victoria Hayes en el comienzo de la película) les permite ver el contenido de la cinta: una versión extendida de The 9th Circle, un corto sobre un alien y Terrifier de 2011.
En una especie de puesta en abismo, el video comienza a mostrar imágenes de la casa donde lo están viendo y revela que Art the Clown no es solo un asesino más, sino una entidad que parece existir fuera del tiempo y del espacio, que deja existir en la dimensión ficticia de la cinta para asesinar a la familia (los dos niños son decapitados) en la realidad diegética de la película.
Tanto en los cortometrajes como en All Hallow’s Eve, considerados no canónicos, Art the Clown es interpretado por Mike Giannelli, quien no tenía ningún interés en convertirse en actor, pero estaba feliz de complacer a su viejo amigo. Cuando Leone decidió darle a Art una función apropiada con un largometraje, Gianelli rechazó la oferta de repetir el papel. David Howard Thornton, entrenado en el arte del mimo, hace su entrada en esta historia.
La naturaleza sobrenatural de Art the Clown en Terrifier (2016)
Si All Hallows’ Eve marcó el inicio de la leyenda de Art the Clown, Terrifier (2016) fue el grito definitivo que lo puso en el mapa del horror contemporáneo. La premisa de la película es brutalmente básica: Art acecha, tortura y mata. Pero lo que podría haber sido una fórmula trillada se convierte en un ejercicio de estilo con el que Leone encuentra belleza en la masacre: atmósfera saturada, luces de neón, chicas sexys y espacios en ruinas crean una estética de la violencia de un realismo plástico y exuberante.
En Terrifier, Art the Clown no es un asesino con motivaciones, no tiene un pasado trágico que lo explique, ni un objetivo claro más allá de la destrucción. El horror de Art radica en su falta de lógica. Su violencia es desprovista de cualquier marco ético o emocional. Uno de los momentos más perturbadores —el desmembramiento de una víctima colgada boca abajo— ilustra la crudeza de su modus operandi. No hay prisa, no hay piedad. Art convierte el sufrimiento en una puesta en escena, y no podemos dejar de mirar.
Aquí, Art es presentado en su faceta más psychokiller, y lo sobrenatural se manifiesta al final de la película: después de suicidarse con un disparo en la boca, resucita en la morgue, el evento que retomará el prólogo de Terrifier 2.
Terrifier costó alrededor de 50.000 dólares y el productor Phil Falcone la financió a cambio de que Leone le enseñara efectos especiales. La película se estrenó en el Telluride Horror Show Film Festival en 2016 antes de ser adquirida por el estudio de género de Epic Pictures, Dread, para un lanzamiento limitado en cines y Blu-ray/DVD en 2018. Llegó a Netflix más tarde ese año.
El éxito inesperado de la película permitió a Leone realizar Terrifier 2 en mejores condiciones. Debutó en el FrightFest de 2022 antes de estrenarse sin clasificación en los cines de Estados Unidos el mismo año. La secuela, que costó 250.000 dólares, recaudó más de 10 millones de dólares en la taquilla mundial.
La dimensión onírica de Terrifier 2 (2022)
Cuando Terrifier 2 llega en 2022, Art the Clown ya es una figura de culto en el fandom del terror. Leone agrega una dimensión onírica que aumenta el factor de extrañeza de la película y profundiza en la psicología del personaje, pero sin despojarlo de su aura de misterio. Si bien se exploran elementos sobrenaturales —Art es invulnerable, capaz de resucitar después de la muerte—, lo que sigue siendo aterrador es su inmutabilidad. Art no evoluciona ni busca redención. La violencia sigue siendo un fin en sí mismo, pero aquí parece tener conexiones con sus víctimas.
Sienna Shaw (Lauren LaVera) se prepara para celebrar la noche de Halloween confeccionando un traje de valquiria guerrera basado en un dibujo de su padre (un caricaturista relacionado de alguna manera con Art The Clown), quien se suicidó en circunstancias no del todo claras. Su hermano menor, Jonathan (Elliott Fullam), elige vestirse como Art, el psychokiller devenido celebrity después de los eventos de Terrifier un año antes.
Terrifier 2 se desdobla entre la realidad y los sueños que conectan a Sienna con Art. Fragmentos delirantes de una historia que nunca llega a materializarse. Antes de morir, el padre de Sienna parece haber sabido que su hija enfrentará eventualmente al payaso, y le dejó las armas para derrotar a esa fuerza sobrenatural.
Entre una mutilación y otra, la segunda entrega llega a su clímax entre la final girl y el payaso asesino. Sienna, mal herida, ingresa a una dimensión onírica en el Clown Cafe: en lo que parece una metáfora del parto, está encerrada en un cubículo lleno de agua del que logra escapar cortado una especie de cordón umbilical que la mantiene sumergida. Finalmente derrota al payaso con la espada que le regaló su padre.
La cabeza amputada de Art es rescatada por Little Pale Girl (Amelie McLain), otra figura fantasmagórica, cuya naturaleza demoníaca se revelará en Terrifier 3. Y luego es parida por Victoria Hayes mientras está internada en un psiquiátrico. What the fuck.
Terrifier 2, con un presupuesto mayor y una narrativa más elaborada, trasciende el género y se convierte en un fenómeno de la cultura pop. Art the Clown se afirma como la figura más importante del cine de terror de la última década.
Terrifier 3 (2024) confirma que Art the Clown es un demonio
En Terrifier 3 (2024), Damien Leone finalmente revela más sobre los orígenes y la naturaleza de Art the Clown. Cinco años después de los eventos de Terrifier 2, Sienna y su hermano Jonathan intentan superar el terror que vivieron, mientras Art regresa para celebrar la Navidad en Miles County.
La tercera entrega confirma que Art es una entidad demoníaca. A través de Victoria Heyes, la desfigurada final girl del primer Terrifier, Art parece tener vínculos con fuerzas infernales. Little Pale Girl es la clave para entender esta conexión: Victoria, poseída por la niña demonio, se convierte en acólita del payaso en la masacre.
El proceso tiene su remake fallida hacia el final de Terrifier 3: Little Pale Girl, después de asesinar junto a Art a los seres queridos de Sienna (a excepción de Gabbie) intenta poseer a la joven. “Voy a tomar todo lo que amas. Después voy a invadir tu linda piel rosada y destruirte desde adentro, como hice con esta perra [señala la cara desfigurada de Victoria]. No hay esperanza, no hay Dios. Ahora déjame entrar”. Al parecer, dejar a los sobrevivientes sin nada por lo que luchar los deja vulnerables a la posesión demoníaca.
En el desenlace de Terrifier 3, Sienna, armada con su espada mágica, mata a Victoria / Little Pale Girl (que se convierte en sustancia viscosa que abre en el piso un agujero que conduce al infierno) y logra empalar a Art contra una pared. Pero Art logra escapar: en la secuencia final, se sube un micro en el que una pasajera lee el libro The 9th Circle de Rosemary Castevet, una referencia a sus orígenes demoníacos que conectan con el cortometraje original de 2008 y al personaje de Mia Farrow en la película El Bebé de Rosemary (1968).
Art the Clown es un fenómeno que escapa a las categorías comunes del cine de terror. Desde su modesto debut en The 9th Circle hasta su consagración en Terrifier 2, su evolución está marcada por la falta de una historia de origen que explique a un monstruo que no busca redención ni justificación. Art es más que un villano: es un reflejo del pathos de la violencia como espectáculo, un espejo oscuro de nuestra fascinación por la destrucción de la especie.
No hay final para Art, porque el horror que él encarna no puede ser derrotado. Es puro caos, una entidad que no puede ser domesticada. Como todo monstruo que desafía la lógica, Art the Clown se ha vuelto inmortal, no solo en la pantalla, sino también en cultura pop.