Creada y escrita por Bryan Lee O’Malley y BenDavid Grabinski, Scott Pilgrim Da El Salto es una adaptación flexible y alucinada, con el personaje titular fuera de campo, que in absentia deja que su elenco secundario crezca desde su propia perspectiva, y no desde la de Scott. La serie anime de Netflix es menos una revisión que una reinvención de la popular serie de cómics de O’Malley, que conversa tanto con los libros como con la película dentro de su nueva y enérgica historia. Los showrunners se niegan a simplemente reproducir los grandes éxitos, mientras mantienen el groove y ese híbrido de lisergia, comedia romántica y shonen en un tono diferente.
Su formato serie, el estilo artístico (derivado directamente de los cómics) y que todo el elenco de la película de Edgar Wright de 2010 regrese para dar voz a los personajes, apunta hacia una especie de repetición que es más fiel al material original, con una expansión de las subtramas que un largometraje no tiene ancho de banda para cubrir. Scott Pilgrim Da El Salto se adelanta a las expectativas de muchas maneras inteligentes: la franquicia explora una metanarrativa en la que la película de Wright se convierte en parte de la conversación de la serie mientras mantiene el espíritu lúdico y grunge del cómic.
El cambio de Ramona Flowers en Scott Pilgrim Da El Salto
En el centro de esta versión de la serie de O’Malley está Ramona Flowers, la chica soñada de muchos losers modelo 2000-2010, pero más dueña de sí misma y en el mismo viaje de introspección que Scott Pilgrim ha atravesado dos veces. Es Ramona Flowers Versus El Mundo en clave noir, una especie de detective privado enfrentándose a sus propios demonios. Mientras trabaja para resolver el misterio central del arco de la temporada, la serie muestra las neurosis de los Evil Ex en lugar de simplemente enfrentarlos contra Scott, porque Scott Pilgrim está desaparecido y todos lo dan por muerto.
Ramona reflexiona sobre sobre su propia incapacidad para crecer, esas compulsiones que la película de Wright sólo abordó de manera lateral. Incluso Gideon Graves pasa a un segundo plano frente al resto de los ex malvados. Las dos líneas de fuerza de la película se disuelven en una visión autorreferencial de su entretenido grupo de freaks, en lugar de las peores versiones de ellos mismos vistas desde la perspectiva de Scott.
Ese enfoque contribuye a que Scott Pilgrim Da El Salto se sienta como una versión más madura de estos personajes: los ex “malvados” aún mantienen su gusto por lo teatral, pero también pasan por sus propios momentos de introspección y crecimiento, en ausencia del propósito unificador de matar a Scott. Personajes que nunca se cruzaron en la película o que apenas interactuaron en los cómics tienen arcos completamente nuevos, mientras que otros tienen oportunidades de tener conversaciones más honestas. Algunos simplemente se vuelven más geniales, ahora que han salido de la sombra de Scott.
Cómo Scott Pilgrim Da El Salto reescribe el cómic y la película
Scott Pilgrim Da El Salto puede ser diferente, pero todavía tiene todo el pulso de la franquicia, aprovechando al máximo su construcción transmedia entre los libros, acción en vivo y adaptaciones de videojuegos. No solo se trata de un riff de la película, sino que también incorpora elementos del videojuego de culto, con el regreso de su compositor Anamanaguchi, acompañado por Joseph Trapanese. Las canciones de Sex-Bob-Omb siguen siendo rudimentarias pero pegadizas, y los compositores tienen otras sorpresas guardadas.
Esa sensación de espontaneidad y juego hace que el espíritu visual flexible y expresivo en las películas del estudio de animación Science Saru (su trabajo centrado principalmente en la dirección de Masaaki Yuasa) sea una opción ideal. Dirigida por Abel Góngora (T0-B1 de Star Wars Visions, la contagiosa apertura de Keep Your Hands Off Eizouken!!), la serie reescribe la estética de las cápsulas del tiempo y diversos homenajes a los cómics de O’Malley. No es tan visual como algunos de los esfuerzos del estudio -o incluso solo los del propio Góngora-, pero Scott Pilgrim Da El Salto es agradablemente caricaturesca en el estilo de los cómics.
El estilo artístico de la serie mantiene las características de O’Malley -como sus trajes y diseños de personajes (a través de Shuhei Handa), con sus dedos cuadrados y siluetas en bloques-, pero destaca las diferentes texturas y homenajes -como en una de las primeras tomas de “postal de memoria” inspirada en Dezaki, o a lo largo de sus secuencias de acción increíblemente cinéticas-. Un primer momento LSD muestra una pelea en un local de alquiler de videos, y la pelea se cruza con escenas de películas, mientras evoluciona con el género de cada nuevo escenario, pasando de westerns a películas bélicas y de samuráis.
Scott Pilgrim Da El Salto está impregnada de la cultura de la Generación X (el alquiler de videos de Netflix existe dentro del mundo del programa -una referencia cínica, dado el papel de la compañía en acabar con ese negocio-. El ambiente retro está plasmado en toda su superficie, con bordes descoloridos y la proporción contenida de sus flashbacks que se remontan al anime de los 90’s.
El pulso retro y las referencias de Scott Pilgrim Da El Salto
Con ese mismo espíritu, la serie está repleta de homenajes y pastiches. Hay referencias a Keep Your Hands Off Eizouken y Beck: Mongolian Chop Squad; un tema propio de Mortal Kombat; incluso la chica-anime-llega-tarde-a-la-escuela-para-salir-corriendo-de-su-casa-con-una-tostada-en-la-boca aparece en una secuencia extendida, mientras dos personajes miran películas anime en un estupor deprimido.
Al desviarse tanto de los tropos gastados, Scott Pilgrim Da El Salto renueva una gratificante sensación de espontaneidad e imprevisibilidad que hizo que los cómics de O’Malley fueran tan divertidos. Para los showrunners, no se trata simplemente de regresar con nostalgia al comienzo -como suelen hacer casi todas las franquicias- sino de cambiar el status quo en el que las relaciones entre estos personajes pasan por un nuevo proceso de metamorfosis.
Eso no significa que descarten todo lo anterior: O’Malley y Grabinski llevan la historia por un nuevo camino antes de cerrar el círculo: si Scott Pilgrim se inspiró por primera vez en una canción de Plumtree, la serie termina con ella. Los cómics originales se inspiraron en el anime y el manga, y aquí se renuevan como serie de anime. Scott Pilgrim Da El Salto tiene ambas cosas: como una vuelta de victoria para un cómic muy querido y como una oportunidad para que una serie sobre la mayoría de edad alcance la mayoría de edad.
Scott Pilgrim Da El Salto está disponible en Netflix.