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La saga Rápido y Furioso: El Ruido y la Furia

saga Rápido y Furioso
De The Fast and The Furious a F9, la saga Rápido y Furioso es un claro ejemplo de cómo adaptarse a las corrientes para tener éxito sin modificar su esencia. Un repaso por todas sus películas: por qué este manifiesto de la velocidad sigue demostrando que sabe transformar la adrenalina en taquilla.

Vivimos en un tiempo en que percibimos el ahora como una realidad absoluta de todas las épocas: la cantidad de cambios que se generan constantemente a nivel social y cultural, ha llevado a pensar que el momento en el que se vive es una representación de la historia del mundo civilizado. La saga Rápido y Furioso toma esta idea y la desarrolla a través de sus 9 películas hasta el momento. 

La saga Rápido y Furioso: The Fast and the Furious / 2 Fast 2 Furious

Es 1991, el FBI persigue a una banda de surfistas que tienen como actividad secundaria el robo de joyas y dinero. Uno de los agentes decide entrar de encubierto, pero se involucra tanto con el líder que pone en juego su decisión de arrestarlo.

En 2001 el concepto es el mismo, pero cambiemos a los surfistas por corredores de cuarto de milla que roban DVDs y artefactos electrónicos; el FBI por la policía local; el trágico final de Bodhi (Patrick Swayze) por un camino a la libertad sin morir de Dom (Vin Diesel) y el hecho de que a diferencia de Johnny Utah (Keanu Reeves), Brian O’Conner (Paul Walker) no tiene compañero, con lo que su camino dentro de la “familia” no implica una “traición” hacia otra persona, si no sólo hacia la institución que representa, y entonces tendremos The Fast and the Furious.

La diferencia entre estas dos películas (Point Break de Kathryn Bigelow de 1991 y The Fast and the Furious de Rob Cohen de 2001) es estrictamente generacional. A principios de la década del ’90, inclusive el término “rad” se había puesto de moda entre los norteamericanos, expresión que venía de las costas de California, específicamente de aquellos que se dedicaban al surf. Sin embargo, en el nuevo milenio, las carreras estaban en auge, y había un nuevo público al que alimentar, con la diferencia de que ahora el cine estaba potenciado por la incipiente internet que se desarrollaba a toda velocidad.

Sin embargo, la recaudación de Rápido y Furioso (título implementado en América Latina) dio pie a una secuela: en 2003 llegaba 2 Fast 2 Furious a las salas, esta vez bajo la dirección de John Singleton, pero con Gary Scott Thompson a la cabeza para continuar la historia de Brian O’Conner (Paul Walker). Luego de haber traicionado a la policía O’Conner se dedicó de lleno a las carreras callejeras, pero sería capturado por el FBI y tendría que hacer team up con un ex amigo, Roman Pierce (Tyrese Gibson) para capturar a un narcotraficante que se dedicaba a hacer uso de vehículos de alta velocidad para llevar a cabo su negocio.

Tanto The Fast and the Furious como su secuela llegaron en medio del éxito de videojuegos como Need For Speed, que se retroalimentaron de la saga: en 2003, junto con la segunda cinta, lanzaron su NFS: Underground, que tomaba la temática de un conductor de carreras ilegales con toda la estética del “tunning” de las películas (Nitro, luces de neón, etc.).

la saga Rápido y Furioso
Vin Diesel y Jason Statham

La saga Rápido y Furioso: The Fast and the Furious: Tokyo Drift

El gran cambio llegó en 2006, cuando Justin Lin y Chris Morgan llegaron para dar vuelta el mundo de la saga Rápido y Furioso, trayendo The Fast and the Furious: Tokyo Drift, en la que el renacimiento de la obsesión occidental por el manga y el animé (Death Note, Hellsing Ultimate, etc) llevaron la acción a Japón y cambiaron al equipo protagonista.

Esta entrega cuenta la historia de Sean (Lucas Black), un muchacho problemático de secundaria con amor por los American Muscle, que se ve obligado a tomar la decisión de elegir entre el correccional para menores o ir a vivir con su padre a Japón (y ya sabemos cuál elegirá). En el país del sol naciente, se conoce con Twinkie (Sahd Moss) en la escuela, un chico afroamericano que lleva allí más tiempo que él y lo conduce hacia el subterráneo mundo de las carreras clandestinas. 

Pero hay algo nuevo. Ya quedaron completamente olvidados los cuartos de milla y las carreras lineales. Aquí los autos compiten en Drift (patinaje o desplazamiento lateral, de ahí el título de la cinta), y Sean tendrá que vérselas con D. K. (Brian Tee), quien es el sobrino de un Yakuza, y además la pareja de la chica en la que Sean se había fijado.

Justin Lin introduce también a Han (Sun Kang), un personaje que fue estrenado por el mismo actor en la ópera prima del director de Better Luck Tomorrow en 2002, quien serviría como enlace para el nuevo cambio que vendría y para mostrar que la cinta no se separaba completamente de las anteriores. Dom Toretto (Vin Diesel) volvería a la saga en la siguiente película -buscando respuestas por la muerte de Han.

La saga Rápido y Furioso: Fast & Furious

El renacimiento de la saga Rápido y Furioso tendría el nombre original quitando los artículos ”The”. Así, en 2009, llegaba Fast & Furious con la vuelta del equipo creativo formado por Justin Lin en la dirección y Chris Morgan en el guion. Dom Toretto y Brian O’Conner volverían a encontrarse en circunstancias similares a las de la primera entrega, pero ahora ambos al tanto (o casi) de la realidad del otro. Vemos a Han vivo, con lo que nos sugieren que es una precuela de Tokyo Drift.

Dom volvería a USA arriesgando su libertad para encontrar al asesino de Letty (Michelle Rodriguez), quien sin que él lo sepa, trabajaba con Brian como encubierta para descubrir el cartel de Braga (John Ortiz). Veríamos también volver a Jordana Brewster como la hermana menor de Dom. Es en esta entrega donde lo policial comienza a tomar más protagonismo, y la exageración se convierte en regla (como el tener que conducir a velocidad por las minas, una hazaña prácticamente imposible).

Fast and the Furious saga
La saga Rápido y Furioso

Con respecto a la saga Rápido y Furioso, Fast & Furious es realmente un soft reboot, dando el final que tendría que haber tenido la primera entrega: Dom y Brian juntos hacia el final, luego de que O’Conner volviera a traicionar a la institución, ahora, por ver que pese a que Toretto participó activamente en la aprehensión del Drug Lord de turno no le dieron la libertad.

Esta película toma la temática de espionaje de Mission Impossible III (2006), los elementos policiales imposibles de The Dark Knight (2008) y de ciencia ficción como Iron-Man (2008), todos éxitos que consiguieron grandes ganancias en las taquillas en USA.

La saga Rápido y Furioso: Fast Five

Con el comienzo del dominio de los superhéroes en la pantalla grande y el advenimiento de una nueva era de espionaje, en 2011 llegaba Fast Five a competir directamente con Mission Impossible: Ghost Protocol, Thor y Captain America: The First Avenger. Justin Lin y Chris Morgan vuelven a estar a cargo, y nos encontramos con un elemento nuevo: el Western y los supervillanos.

Dom, Brian y Mia llegan a Brasil huyendo de Estados Unidos. Ahora la hermana menor de Dom está embarazada de Brian, y se refugian con Vince (Matt Schulze), a quien no veíamos desde 2001. Él introduce el conflicto que se volvería cliché: hay un poderoso corrupto al que hay que derrocar, porque se mete con “La Familia”. Por otro lado, aparece el segundo elemento antagonista con el personaje de Luke Hobbs (Dwayne Johnson), un policía implacable (a la vez que la contraparte física de Vin Diesel) que los pondrá en alerta constante.

En esta entrega, para poder derrocar al malvado Reyes (Joaquim de Almeida), se establece un equipo que, con algunas modificaciones, sería el análogo rápido y furioso de Ethan Hunt de la IMF.

Se recuperan muchos personajes de películas anteriores: Tej (Ludacris) y Roman (Tyrese Gibson) de la segunda entrega, Han (quien aún sigue vivo), Leo (Tego Calderón)y Santos (Don Omar, sí, el cantante) de la cuarta, y Giselle (Gal Gadot), quien en el film anterior trabajaba para Braga. Hobbs contará con ayuda de una policía local llamada Helena (Elsa Pataky), quien tiene sus propias motivaciones.

Ahora la saga Rápido y Furioso comenzaría a bajar la velocidad a las reinvenciones, con cada entrega tendiendo a exagerar un poco más las secuencias de acción. En el caso de Fast Five, el humor de Tyrese se complementa con la acción llegando al punto que con vehículos logra arrancar una caja fuerte de un edificio con la que destruyen medio Rio, y concluye con una secuencia final en un puente, que referencia al final de la versión de 2001, con Hobbs dando la libertad a Brian y a Dom de manera indulgente, aunque sin traicionar completamente a su institución: sólo cortesía.

Para finalizar, esta quinta entrega hace uso de algo que Marvel había comenzado a usar para unir todo su universo: la escena post créditos. En este caso, veríamos a la oficial Mónica Fuentes (Eva Mendes), a quien conocimos en 2 Fast 2 Furious, llevar a Hobbs un expediente que muestra que Letty (Michelle Rodriguez) aún vive.

saga Rápido y Furioso
Dom Toretto

La saga Rápido y Furioso: Furious 6

La familia vuelve a reunirse en 2013 en Furious 6, para competir con Man of Steel y las demás creaciones de La Casa de las Ideas. Ahora, la clave es recuperar a Letty (Michelle Rodríguez), que está amnésica y forma parte de un grupo análogo liderado por la malvada mente de Owen Shaw (Luke Evans).

Hobbs recluta a Dom para este propósito, y el equipo vuelve a reunirse. Ahora ya son espías internacionales y trabajan para Hobbs, y vemos la transición completa de los personajes hacia el lado de la “legalidad”, llegando al punto en que Tej compra los vehículos necesarios para el trabajo: ya que no tienen necesidad de robarlos.

Esta entrega trae un cierre a la historia de Han (Sun Kang). Luego de la muerte de Giselle (Gal Gadot), decide finalmente ir a Tokyo, y en la escena post créditos de turno, vemos que quien realmente causó su muerte en Japón fue Deckard Shaw (Jason Statham), el próximo big bad a enfrentar.

La saga Rápido y Furioso: Fast and Furious 7/ Fate of the Future

En 2015, llegaría Fast and Furious 7. En este caso, Chris Morgan continúa en el guión, pero el banquillo del director sería ocupado por James Wan, quien venía de crear su universo de The Conjuring, y probaba suerte con un género diferente. Sin embargo, la tragedia golpearía la producción con la muerte accidental de Paul Walker, uno de los dos pilares de la saga. Morgan tomaría una decisión arriesgada al no matar al personaje, rindiendo un hermoso homenaje hacia el final, que además, dejaría a la cinta sin la acostumbrada escena post créditos.

Fate of the Furious llegaría en 2017, dirigida por F. Gary Gray y escrita por Chris Morgan nuevamente. Primera entrega sin Walker y con Dom convertido involuntariamente en uno de los villanos de la cinta, trabajando junto a la big bad de turno llamada Cipher (Charlize Theron). La novena entrega se retrasaría a 2020 y luego por la pandemia a 2021, para dar lugar en 2019 al primer spin off de la saga: Fast And Furious Presents: Hobbs And Shaw juntaría al personaje de Johnson y al de Statham para hacer frente a un “Superman negro” interpretado por Idris Elba.

Pese a mucho que se habla de lo exagerado de esta franquicia, es un claro ejemplo de cómo adaptarse a las corrientes para tener éxito sin modificar su esencia. El concepto de “Familia” presentado como germen en la primera entrega y consolidado en la quinta, es la base fundacional. 

Se pueden modificar muchos aspectos y exagerar la acción, pasar de robar DVDs a ser super agentes, pero el núcleo de la saga se establece en base a la empatía hacia los seres queridos, y ese es un tema que en esta época en la que gracias a las redes muchos se encuentran en una especie de soledad constante, ver a un grupo reunirse y mantenerse así, es algo reconfortante: esa es la clave para que esta saga continúe llevando gente al cine.

Teniendo firme ese núcleo, la franquicia se ha permitido adaptarse hasta niveles insospechados respecto de lo que más taquilla se lleva en el cine, al tiempo que fidelizó a su público dispuesto a aceptar cada locura que puedan llegar a realizar en la pantalla.

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Michelle Rodríguez en Fast 9

La saga Rápido y Furioso: Fast 9

Dominc Toretto (Vin Diesel) y compañía han vuelto una vez más a sentarse tras el volante. Esta vez la nueva amenaza es, en parte, la misma familia a la que Dom siempre defendió, aunque no exactamente. Jakob Toretto (John Cena), el hermano menor de Dom, se cruza con viejas amistades y el equipo tiene que enfrentarse a él y sus socios en una carrera que llevará incluso a algunos hasta la estratósfera.

La saga Rápido y Furioso nació en 2001 cuando los personajes creados por Gary Scott Thompson llegaron a la pantalla grande dirigidos por Rob Cohen. Sin embargo, no fue hasta 2006 cuando Justin Lin, junto a Chris Morgan, reformularían la franquicia convirtiéndola de a poco en la gran bomba de marketing que es hoy en día en la industria cinematográfica.

A lo largo de 8 films y un spin-off hemos visto a estos personajes desarrollarse, y pasar de simples piratas del asfalto y policías encubiertos a ser super espías luchando contra el terrorismo organizado, realizando proezas cada vez más increíbles y últimamente, bastante imposibles.

Con el tiempo se han sumado a la familia muchos personajes. En esta ocasión hay tantos de ellos que la historia pierde la capacidad de impacto. Parte es responsabilidad del equipo de guionistas, conformado por el mismo Justin Lin, Daniel Cassey y Alfredo Botello, quienes han querido incluir personajes por doquier, generando referencias a entregas pasadas, pero sin establecer bien sus roles en esta película. Tienen tanta participación, que se pierde la importancia del antagonista y sus asociados. 

John Cena tiene la capacidad para ser el rival físico de Vin Diesel. Sin embargo, se nos presenta como un super espía muy inteligente y capaz, lo que se contradice al asociarlo a su compañero Otto (Thue Ersted Rasmussen), un muchacho al cual no le conocemos motivación en absoluto, en simultáneo con su trato con Cipher (Charlize Theron), a quien conocimos en Fate of the Furious siendo una antagonista de cuidado. 

Sumado al mal equilibrio de los personajes y la poca presencia del antagonista Otto, quien anula la presencia de Jake y Cipher, está el tema del ritmo y la escalada de peligro. Las escenas caen una tras otra y parecen apiladas, las transiciones son inexistentes, y desde el principio de la película nos presentan una situación atípica donde vemos que un personaje es invulnerable, y esto nunca se explica o resuelve a lo largo de toda la cinta, lo que genera una sensación de disconformidad.

La saga Rápido y Furioso se caracteriza desde su cuarta entrega por la exageración en las secuencias de acción, pero siempre se ha realizado de manera orgánica. Comenzar esta entrega con una secuencia (la persecución en el campo minado) que plantea ya algo demasiado exagerado, fue de las peores decisiones. El resto de la película contará con muchas escenas que parecen situadas solo para que se vean “cool”. Los mejores puntos de la película radican, por un lado, en la banda sonora. 

Más allá de las canciones de estilo reguetón características de la saga, las partituras de Brian Tyler logran en varios momentos generar el clima necesario para complementar el drama. Por otro, todos los flashbacks que cuentan la historia de la separación de los hermanos es de lo más sólido de la historia. Fast 9 entretiene, pero carece del corazón de sus predecesoras.

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