Dear David, un viaje al corazón psicodélico de internet
El terror es el género que mejor refleja las fobias y obsesiones de una cultura. La relación entre los jóvenes y la tecnología comienza a ser una parte integral de historias que combinan monstruos virtuales con patologías ubicadas en el inconsciente colectivo de la generación Z. Dear David (La Maldición de David) de John McPhail es un viaje al corazón psicodélico de internet de la década de 2010, un vergonzoso intento de horror tecnológico sobre un blogger amenazado por un el fantasma de un niño agredido por proto trolls en los inicios de la red.
La película narra la historia de Adam Ellis, un artista de BuzzFeed que en 2017 escribió un hilo de tweets que se volvieron virales, en el que describía sus sensaciones al ser perseguido por un ser sobrenatural que lo visitaba en sus sueños. “Entonces, mi departamento está siendo invadido por el fantasma de un niño muerto y está tratando de matarme.”, se lee en el primer tweet. En la continuación del hilo, dibujó una caricatura del niño creepy y describió su apariencia: “Tenía una enorme cabeza deforme que estaba hundida en un costado”.
Durante los siguientes meses, Ellis continuó actualizando su estado a medida que la cantidad de seguidores aumentaba. Comenzó a tomar fotografías y grabar videos de su casa. Cuando las tomas se iluminaban, parecían mostrar una figura infantil espectral que lo seguía. La red ardía: muchos medios informaron sobre Dear David -el apodo que le puso Adam a su falso intruso- como si fuera real; Ellis ganó más de un millón de seguidores en Twitter e Instagram y, muy pronto, llegó a un acuerdo cinematográfico para contar su historia.
Ellis (Augustus Prew, vergüenza ajena), es un caricaturista egocéntrico que atrae el espíritu de Dear David después de responder con odio (un simple DIAF, Die In A Fire) a un comentario cruel sobre su arte en Twitter. Por la noche, comienza a sufrir parálisis del sueño -una especie de inmovilidad consciente-, mientras una fuerza sobrenatural lo obliga autolesionarse físicamente (y a lastimar simbólicamente a su entorno -su novio encantador (René Escobar Jr.) y su amiga (Andrea Bang)- con mensajes de texto que Ellis no recuerda haber escrito).
Internet bajo amenaza
El tono y el ritmo de la película están dictados por los tweets de Ellis (el hombre ve un fantasma, el hombre investiga el fantasma, el hombre intenta deshacerse del fantasma), y termina en un enfrentamiento con mensaje anti-bullying (Dear David podría haber sido una comedia lisérgica y absurda si no se tomara a sí misma tan en serio como película de terror).
La esporádica participación de Justin Long (Barbarian, Goosebumps) -quien interpreta al alegremente amoral editor en jefe de BuzzFeed-, convierte a la película en esos momentos en un intento de verdadera comedia de terror grandilocuente e imposible. “Deja de filmar… pero… buenos instintos”, felicita a un empleado que comienza a grabar cuando Ellis sufre una crisis inducida por el fantasma en el trabajo.
Dear David es una reliquia de un ecosistema digital que ya no existe. Entre la historia de Ellis y el estreno de la película, internet cambió dramáticamente: si los comienzos de la década de 2010 fueron una época de auge para las nuevas empresas de medios digitales -empresas como BuzzFeed, Gawker y Mic estaban valuadas en 1.700 millones de dólares-, el presente está marcado por la decadencia del sector (en 2021, BuzzFeed intentó salir a bolsa, con resultados desastrosos. Al año siguiente, la prestigiosa sala de redacción de la empresa fue completamente desmantelada).
Dear David no es la primera película basada en Twitter: Janiczka Bravo realizó Zola en 2020 con una divertida serie de posteos de Aziah “Zola” King. John Ross hizo lo propio con los memes en Grimcutty. Cuando el verdadero Ellis tuiteaba sobre Dear David, el futuro del medio todavía parecía prometedor; hoy, la película es una postal nostálgica y un triste recordatorio de la fugacidad de todo lo que ocurre en internet.