Es el año 2007, luego de los eventos de Civil War, en los que Peter Parker descubrió voluntariamente su identidad para luego terminar perseguido por el gobierno y por quien contaba como un mentor y uno de sus mejores amigos, Tony Stark, la tragedia alcanza a su vida: una bala que iba dirigida hacia él impacta contra su tía May dejándola al borde de la muerte. Las respuestas de los médicos, e incluso del mismísimo Dr. Strange, revelan augurios negativos. Pero la culpa carcome tanto a Spider-Man (ya que todo se genera por haber revelado su identidad) que termina por recurrir a Mephisto, quien propone salvar a May, pero a un precio enorme.
Spider-Man: No Way Home, la película de Jon Watts
El párrafo anterior describe el famoso cómic One More Day (Un Día Más) de J. M. Straczynski y Joe Quesada, del cual Spider-Man: No Way Home (Sin Camino a Casa) toma inspiración directa (y esto se ve en el tráiler de la película). Jon Watts se pone al frente de la dirección de la tercera entrega del amigable vecino interpretado por Tom Holland una vez más, con guion, al igual que sus dos predecesoras, de Chris McKenna y Eric Sommers.
Tomando la posta inmediatamente del final de Far From Home (2019), con la identidad de Peter (Holland) hecha pública por Mysterio (Jake Gyllenhaal) a través del medio de J. Jonah. Jameson (J. K. Simmons), la presión sobre Spider-Man y sus amigos se precipita de inmediato, y las consecuencias llegarán al punto en que Spidey recurrirá a Dr. Strange (Benedict Cumberbatch) por ayuda: pedirá que todos en el mundo olviden quién es “Peter Parker”.
Claro que por cambios que Peter quiere incluir hacen que todo salga mal y deberán afrontar las consecuencias de un posible cataclismo multidimensional que ha traído consigo a varios villanos de otros universos como Green Goblin (Willem Dafoe), el Dr. Otto Octavius (Alfred Molina) y Electro (Jamie Foxx) entre otros.
La dirección de Watts ha mejorado respecto de las entregas anteriores. Sus encuadres para enfatizar las emociones de los personajes en los momentos más intensos hacen que la narrativa fluya mejor. La fotografía a cargo de Mauro Fiore (Avatar, 2009) resalta cada aspecto, la iluminación es brutal, y se complementa con Watts a la perfección.
El punto más flojo de No Way Home es el guion. El primer acto establece un montón de inconvenientes para Peter, May (Marisa Tomei), Happy (Jon Favreau), MJ (Zendaya) y Ned (Jacob Batalon) que quedan en la nada en pos de los eventos que sucederán con el accidente de Strange. Entrará en juego una famosa corporación (a la que se vio por primera vez en Homecoming, 2017) y la presión que ejercerá sobre todos será terrible, pero que da sin desarrollo y se olvida de un momento a otro.
Por qué funciona Spider-Man: No Way home
Si podemos dejar las inconsistencias y los elementos mal utilizados de lado, se puede encontrar maestría en la adaptación y utilización de cada elemento de One More Day (no he dicho todo lo que sucede en el cómic, porque puede significar un posible spoiler para el lector asiduo del arácnido) resignificado y ejecutado de forma que incluso mejora el resultado que tiene en las páginas de la serie de Spider-Man y aledañas que conforman el arco.
Algo es seguro, en Spider-Man: No Way Home el fanservice no falta, y la película es entretenida, apuntada a un público adolescente, pero con sus muchos guiños a la audiencia más adulta. En este caso, Peter se pondrá a prueba de la manera más difícil y su resolución hará dar un giro definitivo al personaje de cara al futuro de la franquicia.
Un punto que necesita destacarse es la música de Michael Giacchino que suelta todas las variantes del tema compuesto por él mismo para Spidey en su primera aparición en solitario de la versión del MCU, un tema que hereda las notas y el tema de Bryan Tyler en Iron Man 3 (2013) con dos notas menos, y que emula el columpiarse del héroe.
Spider-Man: No Way Home es una aventura para disfrutar de comienzo a fin, y la mejor lograda desde que Tom Holland tomó el manto.