Si hay una persona que se apasiona con sus puestas de escena es Kenneth Branagh, quien se ha tomado la responsabilidad de adaptar dos de los relatos más conocidos de Agatha Christie. En 2017 llegó con su Murder on the Orient Express (Asesinato en el Oriente Express), en la que daba un avance sobre la continuación de la historia: Death on the Nile (Muerte en el Nilo).
Branagh no solo pone su ojo en la narración, también se pone en la piel del tenaz Hercule Poirot, el icónico detective de la literatura solo superado en fama por el Holmes de Conan Doyle. El guion es de Michael Green (Jungle Cruise, 2021), la música es de Patrick Doyle (Thor, 2011) y la fotografía de Haris Zambarloukos, quien ya había trabajado con el director en Murder…, y los volveremos a ver juntos este año en Belfast.
¿De qué se trata Death on the Nile de Kenneth Branagh?
En Death on the Nile, Hercule Poirot (Branagh) está en medio de unas vacaciones por Egipto, cuando se encuentra con su amigo Bouc (Tom Bateman), quien lo invita a la luna de miel de una pareja amiga: la estrella Linnet Ridgeway (Gal Gadot) y su esposo Simon Doyle (Armie Hammer). El viaje se torna peligroso con la presencia de Jacqueline de Belfort (Emma Mackey) ex pareja de Simon, y ex amiga de Linnet.
Mientras los invitados viajan sobre el Nilo a bordo del crucero a vapor “Karnak” ocurre un asesinato. A medida que las horas pasen cada vez se sumarán más y más sospechosos, dejando en manos de Poirot la tarea de encontrar al autor antes del amanecer.
Los puntos fuertes de Death on the Nile
Los puntos más fuertes de Death on the Nile son la puesta en escena y dirección, la fotografía, el diseño de vestuario, y la dirección actoral. Branagh -reconocido shakesperiano- y amante del teatro, lleva al espectador a un viaje lleno de misterio, con personajes completamente atrapantes, y para quien no conozca la historia previamente (sea por el libro o la adaptación de 1978) se asegura estar al borde de la butaca desde que se precipite el primer homicidio (porque la muerte nunca viene sola).
Las actuaciones realmente destacan, inclusive Gal Gadot, que fuera de su Wonder Woman en los últimos años no había tenido mucha oportunidad de brillar. Cada personaje es característico: el doctor Windlesham (Russell Brand), la criada Louise Bourget (Rose Leslie), la madre de Bouc, Euphemia (Annette Bening), y hasta el abogado Katchadourian (Ali Fazal).
La fotografía de Death on the Nile captura cada esencia de Egipto y mantiene el tono del relato con sutiles cambios no solo en la paleta de colores, también en los encuadres elegidos para cada plano, generando las sutilezas necesarias para anunciar el trabajo del ingenio de Poirot.
En qué falla Death on the Nile
Los puntos más discutibles de la película se pueden encontrar en el ritmo, el tono y la música. Cada uno de estos aspectos busca homenajear al cine de los años 70’s, sobre todo en los melodramas, pero a costa de la experiencia del espectador de 2022. Se toma demasiado tiempo para presentar a los personajes, y sobre todo para acentuar la incomodidad del triángulo Simon-Linnet-Jacqueline, llegando a un punto en que es difícil no cuestionarse por qué los personajes no actúan con mayor inteligencia y dan por terminada la incómoda situación.
La música de Doyle acentúa el drama casi constantemente, cambiando al aire siniestro en cuanto se precipite la tragedia, pero deja poco margen para cualquier otro tipo de emoción, por lo que afecta el tono de la cinta.
En el momento en que los hechos se precipitan, el ritmo se acelera y se vuelve completamente interesante. A lo largo de toda la película, cada elemento crucial está perfectamente presentado. Sin embargo, es inevitable sentir que la espera a la acción se vuelve interminable.
Death on the Nile es una bella adaptación para los fans de la obra de Christie, pero será un poco dura para el espectador ocasional.