Call Of Duty: Vanguard está ambientado al final de la Segunda Guerra Mundial, y en nuestra primer misión conocemos a la Task Force One, compuesta por un grupo de pintorescos soldados especialistas en distintas áreas, basados en soldados héroes de la vida real. Ellos son Arthur Kingsley (basado en Sidney Cornell), Polina Petrova (en la francotiradora rusa Lyudmila Pavlichenko), Lucas Riggs (en Charles Upham, un soldado neozelandés que luchó en Creta y Egipto) y Wade Jackson (en Vernon L. Micheel, héroe en la batalla de Midway).
La primera misión nos lleva a través de una historia ficticia en la que descubrimos lo que los nazis conocen como Proyecto Fénix, la última esperanza para los alemanes de ganar una guerra que ya estaba perdida. Este relato es una excusa para unir a nuestro equipo, mientras que en flashbacks jugables vamos conociendo a los miembros del escuadrón en profundidad.
Cada miembro de Call of Duty: Vanguard tiene su tipo de misiones adaptadas al tipo de especialidad que maneja. Con Arthur como líder del equipo, podemos dar órdenes a nuestro pelotón; con Polina podemos hacer ‘’parkour’’ para llegar a zonas altas, escabullirnos por túneles y usar nuestro cuchillo para atraer los disparos enemigos; Wade es un piloto experto que además puede usar un modo de concentración con la que puede disparar en cámara lenta y ver a enemigos ocultos; finalmente Lucas es el experto en demoliciones, permitiéndonos usar distintos tipos de explosivos de manera simultánea.
Estas misiones en Call of Duty: Vanguard nos llevarán a lo largo de los distintos frentes de la guerra (como ya lo habíamos hecho en anteriores Call Of Duty), pero desde otra perspectiva. Los campos franceses, Midway y las islas del Pacífico, la ciudad rusa de Stalingrado, el norte de África. Todas estas misiones cuentan con un apartado gráfico y sonoro espectacular, con algunas escenas muy logradas en la ambientación de la escena y en la iluminación.
Sobresalen las misiones de Polina, ya que los segmentos de sigilo permiten un gran aprovechamiento de las habilidades de la francotiradora. Las misiones de Arthur quedan sin relieve en comparación. Lo que no sobresale, definitivamente, es la inteligencia artificial de los enemigos, que muchas veces van a quedar mirándonos de frente esperando a que les pongamos el headshot que se merecen.
Call of Duty: Vanguard, el juego definitivo sobre la Segunda Guerra Mundial
La historia de Call of Duty: Vanguard es demasiado sencilla: el setting de la II Guerra ya no tiene mucho más para dar. El enemigo principal, Hermann Friesinger, intenta que lo tomemos como un personaje a temer, pero falla por el poco tiempo que tiene en cámara y por lo cliché de querer perpetuar el Reich más allá de la caída de Hitler. Co el otro ‘’enemigo’’ que vemos, Jannick Richter, no entendemos cómo es que llegó a tener el puesto que ostenta.
El multijugador sigue siendo una piedra angular de Call of Duty: Vanguard. Un punto a favor es que desde el comienzo viene con 20 mapas disponibles (16 para los modos de juegos principales o clásicos y 4 para enfrentamientos 2vs2 o 3vs3). Entre sus modos de juegos encontramos a Dominación, Seek and Destroy, Baja Confirmada, etc., y añade 2 nuevos: Patrulla y Champion Hill. Patrulla consiste en custodiar una especie de ‘’punto caliente’’ que se desplaza por el mapa; Champion Hill nos coloca en un torneo de equipos de 2 o 3, en el que tenemos una cantidad limitada de vidas. Una vez que se nos acaban, nuestro equipo queda eliminado y gana el que queda al último.
Además se dividieron los tipos en partidas en 3 ‘ritmos’, que se caracterizan por la cantidad de jugadores en sus lobbys. Estos ritmos son: táctico (6vs6), asalto (12vs12) y blitz (24vs24).
Otra novedad de Call of Duty: Vanguard es que se agregaron elementos y coberturas destructibles a los mapas, permitiendo crear nuevos puntos de flanqueo dentro de la partida, así como la destrucción de la cobertura del enemigo.
Los nazis y los zombies en Call of Duty: Vanguard
Por supuesto, en Call of Duty: Vanguard vuelven los zombies. Pero aquí se abandona la premisa de que los no muertos derivan de los avances tecnológicos, y se aborda desde una perspectiva más esotérica, muy bien aprovechada sabiendo la fascinación de los nazis por estos temas. Vemos como el Oberführer Wolfram Von List realiza un pacto con el demonio Kortifex para obtener el poder del Dark Aether y poder revivir a los soldados nazis caídos en combate. Ya se nos ha informado que esta historia continuará con un DLC gratuito que llegará en diciembre.
Ambientado en Stalingrado, el modo de juego principal de Call of Duty: Vanguard es el ‘Der Anfang’, en el que tendremos libertad para explorar las zonas que iremos desbloqueando a medida que avancemos en las rondas. Stalingrado funciona como ‘’lobby’’ del modo, ya que aquí es donde podremos mejorar las armas, conseguir otras y conseguir distintos buffs y mejoras -algunas aleatorias-, lo que le da un cierto toque roguelike a las partidas.
Una vez que personalizamos a nuestro PJ, podemos elegir entre 3 modos de ronda: Blitz (donde tendremos que eliminar cierta cantidad de enemigos), Cosecha (en el que tenemos que juntar runas de los zombis caídos para llevarlas a un cristal) y Transmisión (donde tendremos que custodiar un orbe que nos llevará por todo el mapa hasta la meta).
Call Of Duty: Vanguard no va a ser el COD que redefina el género, ni el que mejor nos haga revivir la II Guerra Mundial, ni el de mejor historia, etc… pero sigue funcionando. Su modo Multijugador y Zombis suman al paquete y hacen el complemento perfecto a la campaña. Como puntos flojos tenemos la IA -que ya viene siendo hora de que le den una vuelta de tuerca-, y la historia principal, que a esta altura resulta redundante.
El juego es divertido, y si bien las mecánicas de los personajes de la campaña principal podrían haberse explotado más, funcionan bien a lo largo de las 6 hs de duración que tiene.
It’s time to kill nazis.