Solo, de espalda, Lord Toranaga (Hiroyuki Sanada) se asoma a la victoria en el fin del mundo. El final de Shōgun prometía épica, pero entrega la poesía de un líder dispuesto a todo para convertirse en el gobernante absoluto de Japón sin derramar sangre. La muerte dominó la serie desde el comienzo -con el fallecimiento de Taikō- pero la batalla final se presenta en forma abstracta. Cuando Ishido (Takehiro Hira) exclama “la guerra es inevitable”, la tierra tiembla en señal de protesta. Toranaga, el estudioso del viento, ya había ganado. ¿Pero qué significa exactamente su victoria?
El final de Shōgun respeta el final de la novela de James Clavell: en lugar de mostrar la batalla decisiva que asegura la victoria de Toranaga y su ascensión al shogunato (basado en la histórica Batalla de Sekigahara), Toranaga describe el futuro tal como lo diseñó y afirma que ser el nuevo shōgun de Japón es simplemente su destino o karma.
Luego de publicar Shōgun, Clavell escribió su “saga asiática”, pero ninguna de esas novelas continúa la historia de presentada en la serie. El único libro ambientado en Japón se desarrolla durante el siglo XIX y, aunque presenta a un descendiente de Toranaga, no hay continuidad en los relatos individuales.
Esto es lo que sucede después de los eventos del final de Shōgun, según la versión real equivalente de la historia japonesa.
¿Qué pasó con el verdadero John Blackthorne de Shōgun?
Una de las revelaciones más divertidas del final de Shōgun es la verdad detrás del interés de Toranaga por John Blackthorne (Cosmo Jarvis). A pesar de ser uno de los protagonistas de la serie, prácticamente nada de lo que hace Blackthorne le importa. Al Señor de Edo lo interesa como una distracción ambulante, un exotismo tamaño natural que a él lo divierte y que confunde a sus enemigos.
A lo largo de Shōgun, Blackthorne sólo quiere reunirse con su tripulación y navegar contra los portugueses, pero no puede. Sin embargo, Toranaga predice que nunca regresará a Inglaterra y que lo ayudará a construir una flota legendaria, que es exactamente lo que le sucedió al homólogo histórico de John Blackthorne, William Adams, para muchos historiadores, el primer inglés en llegar a Japón.
Adams vivió el resto de su vida en Japón, asesorando a Tokugawa Ieyasu (el shōgun histórico en el que se basa Lord Toranaga) y facilitando el comercio entre las naciones protestantes y Japón. Terminó construyendo para Tokugawa dos barcos a vela de estilo occidental, que fueron los primeros de ese tipo fabricados en en el país. Adams se casó con una mujer japonesa y tuvo dos hijos, además de los que dejó en Inglaterra. Tokugawa le entregó un pequeño feudo y, finalmente, una casa en la incipiente ciudad de Edo. Hasta el día de hoy, la calle donde vivía lleva el nombre de Anjin-dori, o Calle Piloto.
¿Cuál es la historia real de la muerte de Mariko en Shōgun?
Con Mariko (Anna Sawai), James Clavell no necesitó usar demasiado la imaginación: Lady Hosokawa fue una noble japonesa prominente, cristiana y multilingüe que se suicidó en una explosión para protestar por el mantenimiento de rehenes en el Castillo de Osaka que Lord Ishida (la contraparte histórica de Ishido) usaba como garantía contra los súbditos de Lord Tokugawa que tuvieran alguna idea sobre derrocarlo.
Ishida no necesitó contratar a mercenarios Shinobi para secuestrar a Lady Hosokawa: ella misma llenó sus habitaciones con pólvora, ordenó a un sirviente que la apuñalara en el pecho y voló toda su casa. Las reacciones a su inmolación fueron similares a las que representa Shōgun con la muerte de Mariko: avergonzado y enfrentando un motín, Ishida dejó ir a los rehenes de Osaka. El suicidio de Hosokawa trajo inestabilidad al Castillo, perturbó su poder y lo volvió vulnerable a la siguiente fase de los planes de Tokugawa.
La diferencia entre la muerte de Lady Hosokawa y la de Mariko es que Hosokawa no era aliada ni súbdita de Lord Tokugawa. Fue una kamikaze independiente, pero el efecto dominó de su desafío cambió el curso de la historia japonesa para siempre.
La carta de Ochiba no Kata es real
El profesor y asesor histórico de Shōgun, Frederik Cryns, abordó el significado de la decisión de Lady Ochiba no Kata y reveló que la inspiración en la vida real del personaje, Yodo no Kata, escribió una carta similar Tokugawa Ieyasu.
“Por supuesto, Shōgun es ficción. Es diferente. Pero en general, nuestro Ishido pudo formar una coalición de señores de la guerra, especialmente los miembros del Consejo de Regentes. Lo hizo mediante muchas conspiraciones y engaños. Entonces la unidad de la coalición fue inestable. Realmente empezó a desmoronarse tan pronto como comenzaron las hostilidades. Y en eso se parece Shōgun a la historia verdadera.
Y Yodo no Kata también: eventualmente ella no se puso del lado de Ishida. La carta de Ochiba no Kata del final de Shōgun existe: en la vida real, Yodo no Kata también le envió una carta a Ieyasu diciéndole que Mitsunari estaba conspirando”.
La historia real de Tokugawa Ieyasu, el equivalente histórico de Lord Toranaga
El personaje de Lord Toranaga está basado en Tokugawa Ieyasu, quien, después de ganar la Batalla de Sekigahara contra Ishida Mitsunari, reemplazó al Consejo de Ancianos como el único gobernante de Japón. Ieyasu originalmente contó con el apoyo del heredero del Taikō y su madre, Yodo-no-kata, pero la influencia de ambos en su gobierno fue mínima. Años después de establecer su poder como shōgun, Ieyasu tomó una decisión contra el heredero, Toyotomi Hideyori, quien terminó cometiendo seppuku. Su madre se convirtió en monja.
El shogunato de Tokugawa unificó la mayor parte de Japón bajo el gobierno militar de su clan (1603-1868). Reestructuró la sociedad japonesa para que todas las casas nobles formaran parte de una jerarquía inferior al shōgun, eliminando la posibilidad de guerra entre clanes. Su impacto más duradero fue la fundación de Edo, la capital que en el futuro se convertiría en Tokio. Una de las características más importantes del gobierno de Tokugawa fue la práctica del sankin-kotai, un sistema que obligó la modestia de la clase alta al exigirles moverse entre sus propiedades y un residencia obligatoria en Edo cada dos años.
La historia de Shōgun contiene muchos presagios sobre la construcción y la importancia de Edo. Cuando Toranaga negocia su fuga de Osaka con los jesuitas portugueses que bloquean el puerto, les promete una iglesia en Edo como parte de su trato. Tokugawa permitió que la orden franciscana construyera su iglesia, pero más tarde el shogunato prohibió el cristianismo en Japón y expulsó violentamente a todos los sacerdotes y misioneros del país.
Por otro lado, la protección para las trabajadoras sexuales del Mundo de los Sauces que Toranaga promete crear en Edo a petición de Gin se convirtió en Yoshiwara, la mundialmente famosa zona roja de Edo, un reconocido distrito comercial de la ciudad.