El director inglés Terence Davies muere a los 77 años

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El maestro Terence Davies hizo un cine autor, queer y proletario. Murió hoy después de una breve enfermedad.

Terence Davies, el genial director nacido en Liverpool falleció en su casa tras una breve enfermedad, según se confirmó en sus páginas oficiales de redes sociales. Tenía 77 años. Davies dirigió varias obras maestras, desde la triste The Deep Blue Sea -protagonizada por Rachel Weisz– hasta esos dispositivos autobiográficos sobre la memoria como The Long Day Closes y Distant Voices, Still Lives, su primer largometraje, construido sobre su propia educación británica de clase trabajadora como adolescente gay.

Su última película, Benediction -protagonizada por Jack Lowden como el poeta queer Siegfried Sassoon-, recibió grandes elogios de la crítica especializada; A Quiet Passion -protagonizada por Cynthia Nixon como la poeta solitaria Emily Dickinson-, así como por la adaptación de Edith Wharton House of Mirth, protagonizada por Gillian Anderson son pequeños y oscuros núcleos de arte cinematográfico.

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Terence Davies

Terence Davies: una breve biografía

Terence Davies nació como el menor de 10 hermanos y fue criado como un estricto católico por su madre, antes de renunciar por completo a la religión. Estos aspectos de su educación influyeron en su cine, para el que seleccionaba temáticas y personas incomprendidas -como Dickinson o Sassoon- como versiones de sí mismo. Davies era un hombre gay autocrítico, que vivió célibe la mayor parte de su vida.

Algunos de los mayores defensores de Davies han sido personas como J. Hoberman, Jonathan Rosenbaum, Richard Brody e incluso Jean-Luc Godard. Era el favorito de los críticos pero él prefería el perfil bajo. Su obra -desde la melancólica adaptación de Lewis Grassic Gibbon Sunset Song hasta el autobiográfico drama sureño de John Kennedy Toole The Neon Bible protagonizada por Gena Rowlands-, fue siempre profundamente personal.

Desde esos retratos de la clase trabajadora hasta perfilar figuras artísticas urbanas, durante mucho tiempo hizo público su malestar por ser gay y sus sentimientos de banalidad hacia la vida en general. Terence Davies no fue un realizador especialmente de la esperanza, pero en sus películas siempre hubo una búsqueda de redención.

“Cuando escribes algo, dices: ‘Esto es importante para mí y sería bueno que fuera importante para ti’. Pero ¿dónde deja de ser egoísmo y se convierte en importancia personal? No sé dónde termina uno y comienza el otro”, dijo en una entrevista a Indie Wire.

Cuando ves la parte importante del arte, nunca es agradable, especialmente cuando piensas que has perdido algo que no se puede perder. Siempre hay inevitablemente egoísmo porque eso es lo que somos y no puedes dejar de expresarlo. Si simplemente imitas cosas que tuvieron un efecto mayor en ti, es simplemente una mala imitación. Si esa influencia sale de ti inconscientemente refractada, eso es interesante. Al final del día, hay un elemento de ‘Mírame, ¿no soy importante?’ Y la respuesta es que no”.

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