¿Qué diferencia a un hombre común de un héroe? Esta pregunta esencial guía el trabajo del equipo de dirección liderado por Ian Bonhôte y Peter Ettedgui en su retrato de Christopher Reeve, famoso por haber interpretado al primer y más icónico superhéroe del cine de Hollywood: Superman. El actor, que dio vida al personaje en cuatro ocasiones, ofrece dos respuestas a esta cuestión: “Antes pensaba que un héroe era alguien que actúa con valentía sin preocuparse por las consecuencias. Ahora, mi definición ha cambiado por completo. Creo que un héroe es una persona normal que encuentra la fuerza y la perseverancia, incluso cuando los obstáculos parecen insuperables.”
En Super/Man: La historia de Christopher Reeve, los tres hijos del actor encuentran un espacio para expresar su perspectiva sobre el legado de su padre. Desde el inicio del proyecto, se sintieron atraídos por la propuesta de los directores británicos, quienes ya habían destacado con obras aclamadas como McQueen y Rising Phoenix. Así, el enfoque del filme no se limita al trágico accidente que dejó a Reeve paralizado en 1995, sino que busca ofrecer un retrato integral y honesto del hombre detrás de Superman.
La decisión de los directores de evitar una narrativa cronológica convencional y optar por entrelazar momentos significativos de la vida de Reeve permite una exploración más rica y matizada. De este modo, el documental se propone capturar la esencia de un hombre que, a pesar de las adversidades, dejó una marca en el mundo del cine y más allá.
Para lograrlo, los cineastas se adentraron en una vasta colección de archivos, incluidos videos caseros proporcionados por la familia del actor. Una vez definida la estructura del proyecto, el proceso de entrelazar las distintas historias fluyó de manera más natural. Uno de los momentos más impactantes del filme es una entrevista con Richard Donner, director de Superman, quien compartió cómo Reeve lo inspiró: “Me hizo creer que un hombre podía volar”. Donner también recordó con esperanza que “creía que volvería a caminar”, creando una conmovedora conexión entre el pasado de Reeve como héroe cinematográfico y su lucha personal tras el accidente.
A lo largo de 104 minutos, el espectador se sumerge en los distintos aspectos de la vida de Christopher Reeve: desde sus primeros pasos en el teatro hasta los desafíos que enfrentó en su carrera cinematográfica tras interpretar a Superman, pasando por su compleja relación con su progenitor y las dificultades que atravesó al convertirse en padre.
Christopher Reeve entre el heroísmo y la humanidad
Super/Man se distingue por la recreación digital de Reeve en su emblemático traje de Superman, cuya textura evoca la de un meteorito, como si hubiera llegado del espacio. El documental establece un poderoso paralelismo entre su cuerpo, inmovilizado en la segunda mitad de su vida, y su constante encasillamiento en el papel como el Hombre de Acero.
Los más atentos notarán la inclusión sutil de un bastón de kryptonita en el título, simbolizando la ruptura entre el “superhéroe” y el “hombre”. Esta decisión, tanto artística como pragmática, comenzó con el uso de una barra oblicua para evitar conflictos de derechos de autor con Warner Bros., propietaria de la licencia del personaje. El estudio no participó en la producción, que fue financiada de manera independiente, pero finalmente adquirió el filme tras su exitosa presentación en el Festival de Sundance en enero, superando a otros competidores.
Este conmovedor recorrido del “super” al “hombre” se acompaña de la voz del propio Reeve, gracias a extractos de sus memorias en audio Still Me. Sus palabras resuenan como eco de las de su esposa Dana, madre de su hijo menor Will, quien, según Reeve, le “salvó la vida”. Poco después del accidente, mientras Reeve yacía en la cama del hospital, ella le susurró: “Sigues siendo tú, y te amo“.
El documental también ofrece una mirada retrospectiva a los comienzos del cine basado en cómics en Hollywood, en una época en la que el género no era tomado en serio. Las grandes estrellas de entonces, como Marlon Brando y Gene Hackman, participaron en el rodaje de Superman más como una oportunidad económica que por convicción artística. Reeve, en cambio, pareció comprender desde el principio la dimensión mitológica de estas historias, entregándose por completo al personaje.
Los archivos de la época, incluyendo entrevistas y audiciones, muestran a un Reeve profundamente involucrado, desplegando todo su rango dramático. Esto no resulta sorprendente, ya que, proveniente de una familia disfuncional y ausente, Reeve parece proyectarse en la soledad de Superman, un huérfano buscando sus raíces en un mundo ajeno.
El filme también pone un foco importante en su círculo íntimo, destacando a sus dos hijos, su hija y, especialmente, a su última pareja, Dana Reeve. Aunque el documental pasa rápidamente por las zonas más oscuras de su personalidad, los testimonios familiares revelan que, detrás de este héroe valiente y combativo, había un hombre profundamente consumido por la duda y el miedo al fracaso.
En su intento por no repetir los errores de un padre autoritario y una familia fragmentada, Reeve, sin embargo, se convierte en un padre involuntariamente distante y un compañero voluble. Estas debilidades puramente humanas contrastan fuertemente con la imagen perfecta que proyectaba como el Hombre de Acero. El contraste entre la estrella y su personaje se intensifica en los momentos en los que Reeve duda si abandonar todo. Estos episodios resaltan el rol crucial que jugó Dana Reeve, su fiel compañera, tan fuerte y luchadora como él.
De manera más inesperada, el filme ofrece un retrato conmovedor de Robin Williams, amigo cercano de Reeve desde sus días de estudiantes de teatro. Williams, siempre a su lado, adoptaba la figura de un payaso triste, usando la risa como refugio ante un dolor abrumador. Estas secuencias adquieren un tono aún más desgarrador al conocer los propios tormentos de Williams, que lo llevaron al suicidio.
A pesar de los momentos de gran tristeza, Super/Man es un documental lleno de esperanza, que explora el concepto del heroísmo a la vez que celebra el coraje de su protagonista: imperfecto, falible, pero ante todo, profundamente humano.
