Trescientos cincuenta y dos años de existencia subterránea pueden hacer que cualquier cosa parezca normal. Pero la normalidad, como la verdad, es relativa. Y en el episodio final de la temporada 2 de Silo, algunas verdades enterradas comienzan a aparecer como cadáveres mal sepultados.
La rebelión final de la temporada 2 de Silo
La historia abre con Pete Nichols (Iain Glen), el padre de Juliette (Rebecca Ferguson). Con esa cara esculpida por el tiempo y el dolor parece encarnar la última chispa de humanidad en un mundo demasiado oscuro. Shirley (Remmie Milner) entrega una noticia que es tanto esperanza como condena: Juliette podría estar viva. Y aquí, la esperanza es un lujo que pocos pueden permitirse.
Los mecánicos, esos obreros que mantienen vivas las entrañas del Silo, han planeado su jugada final. El jefe de Mecánica, Knox (Shane McRae), el ex sheriff Paul Billings (Chinaza Uche) y Martha Walker (Harriet Walter) organizan lo que parece ser un ataque desesperado al generador.
Los niveles inferiores se convierten en un campo de batalla. Las fuerzas de Bernard Holland (Tim Robbins) descienden y los rebeldes, armados con poco más que su convicción, luchan con la furia de quienes saben que no hay mañana. Bernard, ese alcalde que juega a ser dios desde las alturas, observa todo a través de las cámaras de vigilancia, convencido de su victoria.
Pero hay algo que Bernard no vio: las señales con las manos, ese lenguaje secreto de los mecánicos que transformará su aparente derrota en una victoria estratégica.
Pete Nichols siempre fue un hombre de grandes gestos. Y en esos momentos finales, cuando el temporizador se pierde y alguien debe detonar manualmente los explosivos, encuentra su momento de mayor grandeza. Se quita el reloj de Juliette – ese objeto que conectaba padre e hija a través del tiempo – y lo entrega junto con un mensaje de amor que tal vez nunca llegue a su destinataria. La explosión que sigue no solo destruye las escaleras entre los niveles 90 y 92; también marca el fin de una era en el Silo.
La verdad que Lukas le dice a Bernard
Hay momentos en que las palabras pueden ser más explosivas que la pólvora. Cuando Lukas Kyle (Avi Nash) llega corriendo hasta Bernard y le susurra al oído la verdad sobre el Silo, vemos cómo el rostro del alcalde se descompone. La cámara se aleja: hay verdades que son demasiado terribles para ser escuchadas. Bernard Holland, ese hombre que construyó su vida sobre mentiras, se derrumba ante la revelación de que la Salvaguardia – ese protocolo que le permite al Silo 1 gasear a los demás – ya fue activada. Por primera vez, parece humano.
Robert Sims (Common) se dirige a la bóveda del Silo 18 con su esposa y su hijo. Pero el Algoritmo tiene otros planes: solo Camille (Alexandria Riley) puede entrar, como si reconociera su hambre de poder, su destreza política. Camille Sims es la nueva alcalde del Silo 18.
El regreso de Juliette al Silo 18
En el Silo 17, Juliette lucha contra un enemigo más silencioso: el tiempo. Jimmy / Solo (Steve Zahn), con recuerdos que parecen fragmentos de un sueño roto, aporta la clave: el Procedimiento de la Salvaguardia es un sistema de tubería que puede bombear veneno suficiente para matar a 10.000 personas. El gas puede ser contenido si se sella un conducto en el nivel 14. Sus padres lograron taparlo antes de morir. Es una información que podría salvar al Silo 18.
La figura de Juliette aparece en la pantalla exterior del Silo 18. La multitud enloquece, pero ella sostiene un cartel que advierte: quédense adentro. Cuando ingresa al silo, es el momento del encuentro final con Bernard, ambos en trajes ambientales, él con una pistola que ya no importa. La conversación que podría haber sido un momento de entendimiento se ve interrumpida cuando las puertas de la esclusa comienzan a cerrarse. Las llamas los envuelven a ambos, y su destino queda en suspenso.
El flashback del final de la temporada 2 de Silo: ¿quién es el congresista?
El flashback del final de la temporada 2 de Silo nos lleva en Washington D.C., trescientos cincuenta y dos años en el pasado. El congresista y arquitecto llamado Daniel Keene se encuentra con Helen, una periodista del Washington Post. Hablan de una “bomba sucia”, de Irán, de un nuevo normal que se acerca. Y antes de irse, él le regala un dispensador de caramelos con forma de pato – el mismo que vimos en manos de Anthony Sims, el mismo que George Wilkins le regaló a Juliette. Los objetos, como las mentiras, tienen una forma curiosa de sobrevivir al tiempo.
En los libros de Howey, Donald Keene es quien construyó los silos. Las autoridades le hablaron de búnkers de supervivencia, de preservar la humanidad. Le mostraron planos, números, proyecciones. La amenaza radioactiva era real – o eso creían todos. Keene diseñó los silos pensando en salvar vidas. Terminó diseñando cárceles.
Cómo el final de la temporada 2 de Silo prepara la temporada 3
Aunque la serie introduce cambios importantes con respecto a los libros, se mantiene fiel a la esencia de la historia original de Hugh Howey. El final de la temporada 2 de Silo se aproxima al arco final de la primera novela, Wool. Con las temporadas 3 y 4 confirmadas, se cubrirá los próximos dos libros: Shift y Dust.
El segundo libro, Shift, desarrolla principalmente un spin-off/precuela, que recorre los orígenes y el propósito de los silos. La temporada 3 se perfila como un viaje al pasado y al futuro simultáneamente. El flashback del final de la temporada 2 de Silo sugiere que la serie explorará ese momento en que la humanidad decidió enterrarse a sí misma.
Bernard Holland ha perdido la fe en su propia mentira. Juliette ha regresado pero podría morir en el intento. El Algoritmo elige a sus peones con cuidado. La verdad sobre el mundo exterior –¿la gente del Silo 17 murió por la toxicidad del aire o por haber sido gaseados a través de las tuberías?– espera ser revelada. Y en algún lugar, bajo tierra, cincuenta silos continúan su existencia paralela, cada uno convencido de ser el elegido para salvar a la humanidad.
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