Silent Night (Venganza Silenciosa) trata, en contenido y forma, de cumplir un objetivo establecido a través de medios limitados. Brian Godluck (Joel Kinnaman) se convierte en una máquina asesina cuando busca venganza por la muerte de su hijo en medio del fuego cruzado entre pandillas. Casi sin diálogos, John Woo confía en el poder de sus imágenes para transmitir lo que la palabra hablada suele realizar en el cine mainstream. Silent Night es más que otra historia de venganza: es poesía en salvaje movimiento.
Silent Night, la venganza silenciosa de John Woo
John Woo -que vuelve a dirigir una película después de 20 años- se refirió a las técnicas cinematográficas específicas que utilizó en Silent Night:
“La película es muy interesante: no tiene diálogos, lo que me permitió usar imágenes para contar la historia, para contar cómo se siente el personaje. Estamos usando música en lugar de lenguaje. Y la película trata sobre la vista y el sonido. El presupuesto y el cronograma eran un poco ajustados, pero eso me hizo cambiar mi estilo de trabajo”.
“Por lo general, para una película grande, una película de estudio, filmamos mucha cobertura y luego la dejamos en la sala de montaje. Pero en esta película intenté combinar cosas sin hacer tomas de cobertura. Tuve que obligarme a utilizar un nuevo tipo de técnica. Algunas escenas tenían alrededor de dos o tres páginas, pero las hice todas de una sola vez”.
En manos menos expertas, la casi total falta de diálogo parecería un truco barato: un medio para llegar a la siguiente gran escena lo más rápido posible. Pero Woo se detiene en los pasajes relativamente más lentos y con mayor carga emocional. Brian primero debe llegar a su punto más bajo y aislarse de sus amigos y familiares antes de actuar. Y el descenso de Brian hacia el fondo es largo y arduo, lleno de períodos de alcoholismo rebelde y recuerdos dolorosos de su vida pasada que lo persiguen como una pesadilla recurrente.
Joel Kinnaman habla de Silent Night de John Woo
Joel Kinnaman habló sobre la naturaleza trágica de su personaje y su experiencia al trabajar con Woo: “Yo era un gran admirador de John Woo y sé el impacto que ha tenido durante muchos, muchos años. Entonces, para tener esta oportunidad de trabajar con él, especialmente en este tipo de papel donde la historia es realmente el viaje de tu personaje, la relación con el director se vuelve muy íntima”.
“Cada momento es importante y tú siempre estás en estas conversaciones. Tanto John como yo… estamos muy concentrados en conseguir el peso emocional de la película, en llevarla realmente a una profundidad y honestidad emocional para que realmente puedas lograr que la audiencia te acompañe cuando comience la matanza”.
Woo aplica su arte a episodios más monótonos y se mueve entre lo poético y lo prosaico, un recuerdo de que sus dotes como director se extienden más allá de filmar feroces tiroteos.
Cuando Silent Night acelera, la acción es tan ingeniosa como cualquier cosa que Woo haya creado a lo largo de su carrera. Tener un protagonista mudo elimina gran parte de la grasa innecesaria y sobreexplicativa que se ha convertido en estándar en las películas de estudio de gran presupuesto, y le permite a Woo concentrarse en las cosas en las que sobresale: un relato rítmicamente hermoso, con secuencias de pelea mano a mano, actos de furia vehicular a gran escala y tiroteos masivos con una gran conciencia para mapear el espacio cinematográfico.
Kinnaman explicó: “Fue genial ver cómo Woo aprovechó la oportunidad que brinda esta película porque no hay diálogo. Así que pudo simplemente contar la historia a través de tomas estilizadas, simplemente con la cámara… estaba tan concentrado en capturar su sensibilidad para contar la historia emocional… fue genial. Él no habla mucho, por lo que usa pocas palabras, pero me comunicó muy claramente lo que quería”.
“También me dio mucha libertad. Me daba una idea de lo que quería de la escena y luego me dejaba tomar eso y hacerlo. Luego, o bien diseñaba la toma en torno a lo que yo hacía, o venía con una idea de lo que hacía la cámara, y luego yo actuaba dentro de esos límites”.
Al igual que The Killer, Silent Night termina en una nota que reconoce hasta qué punto la venganza de Brian es un gesto vacío. Hay algo profundamente conmovedor y sorprendentemente maduro en una película que reconoce la imposibilidad de superar por completo la pérdida de un ser querido: una ira que sólo engendra más ira. Silent Night es tanto un thriller de venganza como una mirada a cómo los que no tienen voz -cuando se les presiona lo suficiente, reaccionan con cualquier medio a disposición-, para hacerse oír.
Para Kinnaman, Silent Night “es una tragedia. Creo que la forma de sanar es mediante el perdón, que esa es la única manera en que puedes reconectarte con tu humanidad y tu amor. Eso es lo que Godluck no puede hacer aquí. Simplemente pierde la luz de su vida en su hijo. Nunca antes había sentido un amor así, y cuando lo pierde, pierde por completo la esperanza de volver a sentir eso y pierde su conexión con el amor. Así es como lo veo. Luego lo lleva por este camino que finalmente lo convierte en un monstruo”.
Silent Night (Venganza Silenciosa) se estrena el 14 de diciembre en cines.