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Samurái de Ojos Azules (Netflix): la estética de la venganza

samurai de ojos azules
Samurái de Ojos Azules de Netflix convierte los lugares comunes de las historias de venganza en una exploración de la raza, el género y la identidad cultural.

Con un formato híbrido 2D/3D y un glorioso arte plástico, la serie de Netflix Samurái de Ojos Azules (Blue Eye Samurai) borra las fronteras entre animación y acción en vivo. Ambientada durante el siglo XVII en Japón, cuando el país se cierra al resto del mundo y como resultado del aislacionismo las personas de raza mixta son marginadas de la sociedad. Este es el destino que Mizu (con la voz de Maya Erskine), una guerrera mestiza y solitaria, que busca vengarse de los cuatro hombres blancos que la convirtieron en una “criatura de la vergüenza”, incluido su padre, el traficante irlandés Abijah Fowler (Kenneth Branagh).

Samurái de Ojos Azules representa un salto cinematográfico en la animación televisiva para adultos impulsado por el alcance y la representación naturalista de la época. Los ocho episodios tienen un tratamiento genérico diferente, y la violencia gráfica y el sexo se ven realzados por la poesía estilística del formato animado, inspirado en los títeres Bunraku y el estilo visual en los grabados en madera ukiyo-e.

“Quería hacer lo que ‘Game of Thrones’ hizo para la televisión -el tipo de cine épico, íntimo, político y de calidad-, y que todo en el programa fuera lo más hermoso posible con todas las herramientas disponibles en animación”, dijo en una entrevista Jane Wu, la productora del programa, que también dirigió el primero y el último episodio. “Ya fueran personas caminando en medio de una tormenta de nieve, una puesta de sol, un corte de garganta o una pareja teniendo relaciones sexuales por primera vez”.

Pero lo más importante de Samurai de Ojos Azules es cómo convierte los lugares comunes de las historias de venganza en una exploración de la raza, el género, la identidad cultural y el trauma heredado, a través de los ojos claros de una antiheroína oscura como Mizu.

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Samurái de Ojos Azules, Netflix

Samurái de Ojos Azules y el viaje de Mizu

La serie aprovecha al máximo su calificación de animación “adulta” cada vez que Mizu desenvaina su espada, llenando cada pelea con géiseres de sangre, huesos rotos y extremidades amputadas. La levedad física del personaje y la materialidad violenta de cada movimiento transpiran en la pantalla: una fisicalidad sensitiva que hace de las escenas de lucha postales del peligro, en las que Mizu se ve continuamente acorralada y encuentra formas creativas de encontrar un camino para salir de allí.

En su viaje de venganza, Mizu lucha contra estudiantes en un Shindo Dojo, un ejército samurái dentro de un burdel, una fuerza formidable en el sádico Island Castle. Como muchos videojuegos, Mizu se acerca cada vez más a un encuentro final con su supuesto padre -Fowler es el arquetipo de villano: un traficante de armas en parte hedonista, en parte psicópata y perfectamente malvado-, mientras se abre paso entre un plantel de antagonistas salvajes en bosques cubiertos de nieve, pueblos pintorescos y palacios ostentosos.

Mizu se define por una singularidad de propósito: ha dedicado toda su vida a la venganza, y esta sensación de resolución se corresponde tanto con la actuación de Erskine como con la forma decisiva en la que Mizu atraviesa a sus enemigos. En Samurái de Ojos Azules, las artes marciales son como una danza, el gore es como la pintura y la desnudez es venerada por su belleza natural.

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Samurái de Ojos Azules, Netflix

Cómo se hizo la serie Samurai de Ojos Azules de Netflix

Samurai de Ojos Azules fue creada por Amber Noizumi (una ex periodista) y Michael Green (guionista de la franquicia Hercule Poirot de Branagh). El socio principal en la traducción del guion a la animación fue Wu (Spider-Man: Into the Spider-Verse y Game of Thrones), cuya visión era hacer animación con una actitud de acción real. Esto se logró con la colaboración del equipo de Blue Spirit, que utilizó una técnica de mapeo de proyección 2 1/2 D, que les permitió conservar una calidad artística bidimensional de las filmaciones 3D.

“La apariencia de acción en vivo proviene de la cámara y también de asegurarse de que cada toma tenga una asignación de lente”, agregó Wu. “Lo que no se ve en la animación televisiva es la comprensión del lente -incluso elegimos el mismo paquete de lentes de ‘Juego de Tronos’-, y queríamos usar solo iluminación natural, con algo de luz rebotada para iluminar el espacio”.

Todos los decorados se construyeron en 3D y, una vez que eligieron la toma, se la entregaron a Blue Spirit, donde la pintaron y la proyectaron al elemento 3D real. “Solo podías mover la cámara unos 30 grados, pero, para que los personajes pudieran resistir eso, quería pinceladas en cada toma que ves para que mantenga presente la idea de la mano del artista”, continuó Wu.

Mizu es un personaje quizás demasiado complejo para que la serie lo descubra por completo en solo una temporada. La historia de venganza de Samurái de Ojos Azules se trasladará a la temporada 2 si Netflix renueva la serie. Noizumi y Green tienen una hoja de ruta trazada para cuatro temporadas potenciales. “Sabemos cuál es el final de esta historia en particular”, dijo Noizumi. “Mizu cree que una vez que se vengue, tendrá paz. Y sabemos que eso no es lo que ella necesita, sabemos que lo que tiene es racismo internalizado, sexismo y su soledad”.

Samurái de Ojos Azules está disponible en Netflix.

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