Mientras Oppenheimer comienza su esperada barrida en muchas de las categorías más importantes en la 96a entrega de los Premios de la Academia, Robert Downey Jr. obtuvo un final de cuento de hadas a uno de los mayores regresos en la historia moderna de Hollywood.
Downey ganó el Premio de la Academia al Mejor Actor de Reparto por su actuación en Oppenheimer, superando a una dura competencia que incluía a Robert De Niro por Killers of the Flower Moon, Mark Ruffalo en Poor Things, Sterling K. Brown en American Fiction, y Ryan Gosling por Barbie.
Esta representa la primera victoria de Downey en los premios Oscar, tras haber sido nominado por tercera vez. En 1992, recibió elogios por su interpretación de Charlie Chaplin en la película Chaplin de Richard Attenborough, en la que retrató desde la juventud empobrecida hasta los últimos años del famoso actor como una superestrella global, lo que le valió su primera nominación al Oscar como Mejor Actor Protagónico.
Dieciséis años más tarde recibió su segunda nominación al Oscar por su interpretación en el extremo opuesto del espectro cuando protagonizó Tropic Thunder de Ben Stiller. Su papel secundario como Kirk Lazarus, un actor de método tan comprometido con su actuación que insistió en usar blackface, recibió excelentes críticas por su extravagancia satírica y llevó a la Academia a dar un raro reconocimiento a una actuación puramente cómica al nominarlo al Mejor Actor de Reparto.
De la adversidad a la redención en Hollywood
Aunque Downey fue considerado durante mucho tiempo uno de los actores más talentosos de su generación, su carrera se vio obstaculizada por sus batallas con la adicción. Después de ser arrestado por múltiples cargos relacionados con las drogas a finales de la década de 1990 y asistir a rehabilitación, Downey se encontró brevemente incapaz de trabajar en películas cuando se volvió imposible para las producciones obtener un seguro cuando él formaba parte del elenco.
Lentamente se abrió camino de nuevo en el favor de Hollywood a través de aclamadas actuaciones en películas como Kiss Kiss Bang Bang de Shane Black y Zodiac de David Fincher antes de recibir un papel que cambió su vida en Iron Man de Jon Favreau en 2008.
Esa película, que sirvió como la primera entrega en la serie convertida en un gigante de la industria conocida como el Universo Cinematográfico de Marvel, alteró permanentemente la trayectoria de Hollywood en el siglo XXI.
El carisma y el poder estelar de Downey en el papel de Tony Stark ayudaron a convertir a Marvel en la franquicia más grande de Hollywood y a las películas de superhéroes en la mayor exportación de la ciudad. Repitió el papel en otras nueve películas, concluyendo su carrera con Avengers: Endgame en 2019.
Excluyendo el fracaso de 2020, Doolittle, Oppenheimer marca el primer papel de Downey desde su salida del universo Marvel, siendo ampliamente considerado como su primer intento de demostrar sus habilidades dramáticas después de dejar la franquicia.
Robert Downey elogió al equipo de Oppenheimer
Aunque la actuación de Downey en Oppenheimer fue ampliamente aclamada desde el principio, el actor centró la mayor parte de su energía durante la temporada de premios en elogiar a sus compañeros de reparto y colaboradores. Después de recibir el Premio al Maestro Moderno Maltin en el Festival Internacional de Cine de Santa Bárbara 2024, el actor dedicó su discurso de aceptación a elogiar a Cillian Murphy por su destacada actuación principal en la película.
“Ha sido extraordinariamente raro en mi carrera darme cuenta de que nací para interpretar un papel secundario para que otra persona merecidamente tome el protagonismo”, expresó Downey antes de elogiar a Murphy. “Siempre he sabido y respetado su talento, y he amado su trabajo. Todos mis compañeros lo reconocen como un actor excepcional, pero nunca antes había tenido la oportunidad de demostrar completamente la amplitud de su capacidad. No he visto nada igual, y es un honor estar muy por debajo de él en el reparto de Oppenheimer”.
En el mismo discurso, Downey también elogió a Christopher Nolan como una influencia que lo ayudó a superarse como actor y a alcanzar su máximo potencial. Aunque nunca menospreció su trabajo en producciones de superhéroes como carentes de valor artístico, explicó que sabía que trabajar en una película de Nolan requeriría un mayor nivel de rigor artístico que los proyectos a los que estaba acostumbrado.
“No estoy insinuando que me haya vuelto perezoso en absoluto, pero durante los últimos diez años o así, ha sido más como rodar un tronco”, comentó sobre su experiencia en el universo Marvel. “No diría que estaba complacido, pero Cillian solo me ha visto en esta última película, donde si no estoy preparado hasta el último detalle, probablemente desapareceré… No se trata de rodar troncos cuando trabajas con Chris Nolan”.