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Crítica Resistencia (2023) | ¿Sueña Gareth Edwards con ovejas eléctricas?

resistencia critica
En Resistencia (The Creator), Gareth Edwards retoma los tópicos que definen la mitología moderna norteamericana y le agrega el pathos actual de la Inteligencia Artificial en un glorioso y vacío espectáculo digital.

Muchas películas de los últimos años han frecuentado el proceso de deshumanización: el animismo, el antropomorfismo, la pesadilla alienígena se establecen como una ilusión necesaria para que nos experimentemos como unidades de nosotros mismos. Lo humano (anthropos) y la figura (morphe) han terminado por abarcar las mas diversas combinaciones de lo orgánico y lo inorgánico, de lo natural y lo artificial. Entonces, ¿cuál es la lógica de lo viviente? ¿Y si lo propio del ser humano fuera estar habitado por lo inhumano? Ante la técnica que permite ser construidos y replicados a través del ADN, ¿qué diferencias se establecen entre el ser humano, la máquina y el cuerpo cibernético?

Resistencia (The Creator): orgasmo digital

The Creator (Resistencia) no continúa esa línea del cine contemporáneo, es esa línea. La película de Gareth Edwards es un film nostálgico posmoderno, un remix porno de múltiples referencias (Westworld, Star Wars, Apocalypse Now, Blade Runner, Terminator, Akira, Avatar) que no producen nada nuevo, sino una extraña sensación de déjà vu cinéfilo. Ver Resistencia es verla por segunda vez.

En un momento de coma creativo, en el que la única idea de Hollywood es rehacer ideas viejas, podría considerarse que hacer un blockbuster original es un acto subversivo. Pero Resistencia evita toda interrogación, como si fuera la secuela innecesaria de una película en la que los temas ya están planteados y no quedan preguntas por hacer, sino solo ofrecer una respuesta: las máquinas son mejores que los humanos. Que 20th Century Fox (de Disney) estrene el film después de cinco meses de paralización de la industria por la huelga de escritores y actores que involucra el uso de la Inteligencia Artificial, se parece mucho a una provocación.

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Madeleine Yuna Voyles, Resistencia (The Creator), 20th Century Pictures

En un futuro próximo, tras un accidente nuclear que deja millones de muertos en Los Ángeles, el ejército de Estados Unidos comienza una guerra despiadada contra el remanente de robots de Inteligencia Artificial hiperdesarrollada que todavía queda en Asia. En medio de este conflicto, Joshua (John David Washington), un ex agente encubierto de las fuerzas especiales -aún devastado por la muerte de su esposa, perteneciente al bando terrorista que protege a los robots-, es reenviado al campo para localizar y destruir una nueva arma desarrollada por el creador de la IA, que podría significar la aniquilación de la humanidad.

Pero esta arma de destrucción masiva es sólo una especie de superhacker budista diseñada con la forma de una niña oriental, capaz de desactivar todos los sistemas tecnológicos con un gesto, un nuevo tipo de robot que podría poner fin a la guerra entre sintéticos y humanos (y a todas las guerras).

Resistencia se basa en gran medida en la interacción entre Joshua y la pequeña androide, a la que protegerá de su propio ejército. Un tropo inagotable (The Road, The Last of Us, The Mandalorian, Daryl Dixon), sobre el que Edwards aplica su fórmula, pero acelera o elimina casi todas las etapas obligatorias de la relación para dejar solo el pulso emocional (aka manipulación) de ver a una niña en peligro.

Inteligencia Artificial escapada del dominio del hombre, apocalipsis nuclear, un superejército bully, androides dotados de emociones: Resistencia es un espectáculo magnífico, un floripondio digital de 80 millones de dólares que parece costar el doble. Al decidir rodar en escenarios naturales en lugar de en un estudio, al adaptar el tamaño del equipo en función de las escenas, utilizar principalmente una cámara pequeña (la Sony FX3) y pensar en las necesidades de efectos visuales sin procesos pesados ​​-como la captura de movimiento- Edwards crea un mundo soberbio de detalles, colores, de vida y de muerte para trazar su línea de fuga cinematográfica.

Gareth Edwards: el Darwin tecnológico

Si la llegada de Star Wars -vanguardia en este tipo de pastiche monumentalista que se ha transformado en la cultura taquillera de Hollywood- señaló la absorción completa de la contracultura de los 60’s en un nuevo mainstream, Resistencia retoma los tópicos que definen la mitología moderna norteamericana -el armamento, la religión, la libertad, el héroe individual made in USA que salva a la humanidad- y le agrega el pathos actual: el miedo a la inteligencia artificial, uno de los nuevos imaginarios de la ciencia ficción que quiere afrontar la virtualidad caótica de la ciencia.

Edwards (Monsters, Godzilla, Rogue One) crea un mundo fantasmagórico creíble, pero maniqueo: un Estados Unidos hipertecnológico y autoritario en su guerra preventiva contra robots campesinos que viven en la naturaleza (un espacio que recuerda a la representación de Vietnam), con una tecnología asimilada al hábitat y a la arquitectura de templos religiosos orientales. La niña androide parece salida desde el fondo del tiempo, trayendo consigo los cánones zen, además de fragilidad y pulso utópico.

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John David Washington, Resistencia (The Creator), 20th Century Pictures

Resistencia es una implacable y paranoica cacería de los Otros y pone en escena la dicotomía hombre-máquina, lo orgánico e inorgánico, el ser que piensa y la cosa que amenaza con pensar. La película entra en relación con sus propios mecanismos genéricos y con los estados emocionales del público en la experiencia histórica, social e ideológica del miedo y de la amenaza. Pero es una película sin identidad, parasitada por las referencias que utiliza. Cada escena, cada idea, cada bifurcación narrativa parece evocar una película, un libro, un juego: es un dispositivo metatextual que impone una emoción distante y ajena.

Resistencia: Deus ex Machina

El cine nos enfrenta a nuestra propia complejidad existencial, y la ciencia ficción es el medio privilegiado para experimentar los límites dentro de nosotros mismos y contribuir a la comprensión de lo humano. Pero el guion de Resistencia -escrito por Edwards y Chris Weitz– no reflexiona sobre el umbral que produce lo humano, sobre el carácter improbable de la identidad como determinación ontológica, sino que explota el maniqueísmo en la dinámica de un tándem de personajes en una guerra injusta, en un país pobre, y una caracterización arquetípica y evolución arbitraria del relato.

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Ken Watanabe, Resistencia (The Creator), 20th Century Pictures

Vivimos en una época marcada por todo tipo de predicciones tecnocientíficas y numerosas conflagraciones -escenarios bélicos, crisis civilizatorias, agujeros de ozono y pandemias diversas a escala global- que permiten abundar sobre la idea de Baudrillard de un exceso de fin, con la consiguiente disgregación del tiempo y de la historia. En esta era calificada de posthistórica, la invocación del caos, el fin de los tiempos y la desaparición de la especie humana son asuntos que siguen reclamando el apoyo de la épica en clave catástrofe.

Si las máquinas se han convertido en algo ambiguo, la diferencia entre lo natural y lo artificial, entre el cuerpo y la mente, entre el desarrollo personal y el impuesto desde el exterior, Resistencia anula esa tensión y propone la evolución de la especie términos tecnológicos, en donde lo inorgánico es lo que vive en la pantalla. Son los nuevos paraísos artificiales. Deus ex machina.

RESISTENCIA (THE CREATOR)
2.5/5
resistencia poster

Dirección

Gareth Edwards

Guion

Gareth Edwards, Chris Weitz

Fotografía

Greig Fraser, Oren Soffer

Música

Hans Zimmer

País

Estados Unidos

Duración

132 minutos

Reparto

John David Washington, Madeleine Yuna Voyles, Gemma Chan, Allison Janney, Ken Watanabe

Tráiler

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