Es condición del monstruo construirse como alteridad amenazante, una figura que combina lo imposible y lo prohibido: una presencia enigmática que altera las normas sociales y hace visibles las diferencias entre lo normal y lo anormal, entre lo aceptable y lo no convencional. Pobres Criaturas (Poor Things) es la historia de un monstruo: Bella Baxter (Emma Stone). No sólo porque ella es un engendro de laboratorio que tiene el cuerpo de una muerta y el cerebro de una niña, sino por algo más obsceno: es una mujer que usa su cuerpo según su propio deseo, quizás el monstruo más aterrador de todos los tiempos.
Bella nació de la muerte: Victoria era una mujer maltratada por su esposo, devenida suicida, luego cadáver prematuro y finalmente experimento; Bella es Victoria con el yo cambiado: tiene su cuerpo y el cerebro de la niña de la que Victoria estaba embarazada. De alguna manera, Bella y Victoria son la misma, pero opuestas: una fue una mujer canónica del siglo XIX, la desencantada mercancía orgánica de algún esposo; la otra es pura pulsión de vida, una criatura liberada de todo tabú social, decoro o sutilezas. Ya lo dijo Shakespeare: la historia se repite dos veces: la primera como tragedia, la segunda como una película de Yorgos Lanthimos.
Bella fue creada por otro monstruo: Godwin Baxter (Willem Dafoe) -alias God-, eminente cirujano, mad doctor, paria social, honoris causa de lo deforme. Su cara es un cuadro de Picasso. Bella es su Guernica: un cuerpo intacto y una mente capaz de desarrollarse y evolucionar sin los dogmas de la civilización. Cuando ella conoce al abogado libertino Duncan Wedderburn (Mark Ruffalo), decide abandonar a su prometido -el tierno ayudante de God, Max McCandles (Ramy Youssef)- y aceptar su invitación para conocer los placeres depravados que ofrece el mundo. Si primero quiso de encerrarla, controlarla y estudiarla, el padre/creador comprende la necesidad de dejar vivir y experimentar a su infantiloide creación.
Por eso Pobres Criaturas es una versión alternativa de Canino (Dogtooth) -la maravilla de 2009 que colocó a Lanthimos en el mapa del cine contemporáneo-, una película que llevaba al límite el aislamiento y la represión parental a unos hijos con retraso intelectual y sexualmente desbordados. Aquí, el director griego cambia el tono de sus distopías biopolíticas por el de un cuento de hadas perverso, pero que mantiene la misma desconfianza hacia las estructuras de poder. “Si conozco el mundo puedo mejorarlo”. Es el único dogma de Bella, y es lo más optimista que jamás haya pensado un personaje de una película de Lanthimos.
La Bella Baxter de Emma Stone: la ley del deseo
Bella, junto a Wedderburn, zarpa de Londres hacia Lisboa, luego Alejandría y finalmente París en una odisea despreocupada llena de descubrimientos éticos, intelectuales y sexuales. El mundo es su jardín de las delicias. Su autonomía se realiza a través del perfeccionamiento del lenguaje y de los orgasmos, en un tour erótico que va desde el complejo de Edipo hacia la búsqueda de la propia identidad. En definitiva, Pobres Criaturas es una película sobre las políticas del cuerpo, ese territorio desconocido que hay que descubrir, probar sus límites. Bella es un ser no domesticado por las convenciones, y eso la vuelve peligrosa, fatalmente irresistible.
Para Bella, coger es un acto moralmente neutro y la búsqueda del placer un instinto natural. Porque no le han enseñado la sumisión, Bella asume un papel dominante haciendo que sus deseos sean conocidos, escuchados y cumplidos; porque no le han enseñado las leyes del mercado -en el capitalismo no hay víctimas, sólo perdedores- intenta solucionar la injusticia social que ve a su alrededor; porque Dios es un hombre de ciencia y no un concepto que legisla la moral a través de la culpa, el matrimonio, los celos y la monogamia son aberraciones de la lógica.
El carácter descarado y extraño del personaje choca con la rareza de facto de un mundo agresivo e incomprensible, gobernado por las apariencias y saturado de convenciones sociales desprovistas de utilidad, donde fingir es un mandato y obedecer una muestra de buena educación. En su primitivismo, Bella es una fuerza de la naturaleza, el retorno de lo reprimido, una terrorista de los buenos modales y las tradiciones de la educada sociedad occidental.
Pobres Criaturas en el extraño mundo de Yorgos Lanthimos
Yorgos Lanthimos -junto al guionista Tony McNamara– encuentra en la novela de 1992 de Alasdair Gray un eco delirante de Frankenstein que le permite desarrollar sus obsesiones personales: el mundo como un simulacro lleno de represión y crueldad, pero también habitado por un plantel de inadaptados que intentan salir de sus cárceles normativas con una lógica precoz que desafía la mitología que mantiene esos oscuros sistemas en el poder. Aquí, plantea una variación del tema de Canino, la reflexión sobre la pareja de La Langosta (The Lobster) y la mirada femenina de La Favorita (The Favourite). Para Lanthimos, se trata de no resignarnos a entregarnos como la época ansía. La revolución empieza en el cuerpo y termina en el mundo.
Con una batería de recursos formales que aumentan el coeficiente de rareza de la película y llevan al límite la puesta en escena, Pobres Criaturas -ganadora del Festival de Venecia 2023– descubre y se entrega a la distorsión de la realidad, presentando una visión excéntrica de la naturaleza humana definida por las diferentes actitudes, dinámicas y paradigmas de un bestiario humano deforme y conmovedor.
Yorgos Lanthimos y Emma Stone son una pareja hecha en el paraíso de las películas extrañas. Para Stone -en la mejor actuación de 2023-, la piel es materia viva, y le inyecta a Bella una sobredosis de desinhibición e insolencia que sugieren un espíritu carnal en su lucha cuerpo a cuerpo con los microfascismos de la vida cotidiana. Bella Baxter ya pertenece a la galería de freaks inconformistas más indelebles del cine: Frankenstein, Drácula, El Hombre Elefante, Eduardo Manos de Tijera, el Joker de Heath Ledger.
Con pulso punk, hipérboles y absurdo, entre la sensibilidad gótica y comedia feroz, Pobres Criaturas es un milagro cinematográfico, una serie continua de materiales oníricos que combina estilo barroco y sustancia social para presentar a un personaje liberado de todo tabú social y convertirla a fuerza de instinto en una heroína feminista torpe, psicodélica y ferozmente independiente.
La monstruosidad es un discurso, una construcción cultural. Bella es un monstruo porque es uno de esos seres que entendieron que el placer supera al dolor, porque el placer quiere la eternidad.
Pobres Criaturas se estrena el 18 de enero de 2024.