No Hables con Extraños: el final y las diferencias entre el remake de 2024 y la película original

La versión de 2024 de No Hables con Extraños (Speak No Evil) hace concesiones con el lado más violento y sexual de la película original danesa.

¿Cómo superar uno de los finales de película más aterradores de la última década? No Hables con Extraños (Speak No Evil), el thriller danés de 2022 dirigido por Christian Tafdrup, es un tour de force por los abismos más retorcidos de la psiquis humana, en el que una pareja desesperantemente civilizada comprueba todas las variantes de la pregunta “¿qué es lo peor que podría pasar?” durante una viaje de fin de semana a la casa rural de sus nuevos amigos.

Como obra maestra del terror moderno, Blumhouse compró los derechos de No Hables con Extraños para una versión estadounidense. El director James Watkins (Eden LakeThe Woman in Black) adaptó el guion original de Christian y Mads Tafdrup, y dos años después del estreno de la película original, el remake llega a los cines protagonizado por James McAvoy, Mackenzie Davis, Scoot McNairy y Aisling Franciosi.

No Hables con Extraños de 2022 es una película que deja marcas: una visceralidad que no hace concesiones con el espectador. ¿Qué podría salir mal? Bueno, Blumhouse y Watkins aplicaron las fórmulas necesarias para satisfacer las expectativas del cine de masas, cambiando el final para ofrecer una recompensa moral ausente en la versión danesa.

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Mackenzie Davis y Scoot McNairy en No Hables con Extraños 2024

¿De qué se trata No Hables con Extraños (Speak No Evil)?

En el remake No Hables con Extraños de 2024, una educada familia de estadounidenses -Ben (Scoot McNairy) y Louise Dalton (Mackenzie Davis), con su hija Agnes (Alix West Lefler) de 11 años- está de vacaciones en la Toscana italiana, donde conoce a una exuberante pareja -Paddy (James McAvoy) y Ciara Feld (Aisling Franciosi), y su hijo mudo, Ant (Dan Hough)-. Paddy y Ciara son lo que les gustaría ser: carismáticos, transgresores, libres. No pasa mucho tiempo antes de que Ben y Louise acepten su invitación a quedarse en su remota granja rural durante un fin de semana.

A partir de ahí, No Hables con Extraños se convierte en un ejercicio de incomodidad sostenida, a medida que los anfitriones, entre la hospitalidad exagerada y la amenaza disimulada, comienzan a cruzan los límites del buen gusto. Pero los Dalton nunca dejan que cualquier sentido de autoconservación supere su necesidad de ser educados. ¿Dónde se separa la cortesía de la obediencia a las normas sociales? ¿Cuánto estamos dispuestos a soportar antes de que sea demasiado tarde? Ambas películas tienen respuestas muy diferentes, a pesar de contar, en su mayor parte, la misma historia. 

“Estaba mirando al cineasta de Funny Games, Michael Haneke, al director de Fuerza Mayor, Ruben Östlund, y a Mike White en The White Lotus, ese tipo de comedia dramática de interacción social”, dijo Watkins a Total Film sobre su visión de No Hables con Extraños. “Supongo que el horror de la vida cotidiana y cómo todos tratamos de negociarla. Hay suficiente horror en eso, casi no se puede entender toda la historia subyacente. Eso me fascinó”.

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Morten Burian y Sidsel Siem Koch en el final de No Hables con Extraños 2022

No Hables con Extraños: la cortesía escandinava y la norteamericana

Cuando la película original No Hables con Extraños -en la que una familia danesa visita a una pareja holandesa-, se estrenó en 2022, Tafdrup dijo que pretendía ser un comentario sobre cómo la cultura nórdica está intensamente impulsada por las convenciones sociales. “Todo con lo que trabajo se basa en la incomodidad y esa vergüenza”, dijo a Nordic Watchlist.

“Es simplemente una cosa escandinava. No nos gusta hablar de cómo nos sentimos, tratamos de ser educados y comportarnos amablemente, reprimiendo lo que realmente pensamos. Eso es muy escandinavo: estamos tan dictados por las tendencias sociales y los buenos modales. Si nos comparamos con los estadounidenses o los ingleses, no hablamos tanto de nuestros sentimientos, no mostramos tanto entusiasmo, simplemente minimizamos todo, lo que crea mucha incomodidad en las reuniones.”

El remake de No Hables con Extraños reemplaza a los daneses con estadounidenses pasivamente liberales y a los holandeses con ingleses demasiado entusiastas, un cambio que Watkins -que es británico- consideró necesario para captar los matices de la historia. “El lugar común dice que los británicos están oprimidos y los estadounidenses son más francos, pero esa no ha sido necesariamente mi experiencia”, dijo el director a Total Film. “Hay muchos estadounidenses, especialmente los de la costa este, que son bastante tensos”.

El resultado son dos actos iniciales en los que los Dalton ignoran, aceptan o justifican las crecientes transgresiones sociales de los Feld: desde Paddy obligando a la vegetariana Louise a probar un glorioso ganso cocido hasta Ciara llevando a Agnes a dormir a la cama de ella y Paddy -en calzoncillos- después de que la niña tiene un mal sueño (un cambio radical con respecto a la versión danesa, en la que Agnes termina en la cama de los anfitriones después de que sus padres ignoran su llamado por estar teniendo sexo después de mucho tiempo).

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James McAvoy y Aisling Franciosi en el remake de No Hables con Extraños

Como el remake de No Hables con Extraños cambia el final de la versión original

Si bien los dos primeros actos del remake de No Hables con Extraños son relativamente fieles al original – como suelen hacer los estudios estadounidenses con los remakes europeos-, el tercer acto cambia completamente el final nihilista, sombrío y con ecos bíblicos de la versión de Tafdrup. Aunque es víctima de una buena cantidad de violencia y trauma psicológico, la familia Dalton sale mucho mejor librada que sus homólogos daneses.

En el original, Bjørn (Morten Burian) es quien descubre que sus anfitriones -Patrick (Fedja van Huêt) y Karin (Karina Smulders)- son en realidad asesinos en serie, que engañan a distintas parejas con hijos durante las vacaciones; que después de asesinarlos, le cortan la lengua al niño y lo obligan a hacerse pasar por su propio hijo para atraer futuras víctimas.

Luego, Bjørn encuentra al presunto hijo de Patrick y Karin, Abel (Marius Damslev), ahogado en la piscina, por lo que decide huir con su familia. Sin embargo, Patrick y Karin los alcanzan, le cortan la lengua a Agnes (Liva Forsberg) mientras sus padres miran y luego apedrean en un descampado a Bjørn y Louise (Sidsel Siem Koch), desnudos, hasta matarlos. Cuando Bjørn pregunta por qué están haciendo esto, Patrick responde con cinismo y alevosía: “Porque me dejaste”.

En el final del remake de No Hables con Extraños, Ant logra que Agnes se dé cuenta de lo que está sucediendo, dándole tiempo para alertar a sus padres sobre la situación. Se produce una intensa confrontación cuando los Dalton intentan irse, lo que convierte la película en un thriller básico de persecución y acecho en un espacio cerrado, en el que los buenos finalmente logran matar a sus agresores y sobrevivir a la terrible experiencia.

En cuanto a por qué Watkins decidió desactivar el final contundente de la versión danesa, el director dijo que no sentía la necesidad de hacer otra “película increíblemente sombría”. “Lo que he aprendido de la versión de Tafdrup es la sátira, la exploración de las reglas sociales y cómo reaccionamos a ellas”, dijo. “Puedes darle a la gente una montaña rusa increíblemente tensa que tenga temas y cosas para pensar y de las que puedan hablar en el bar, pero también puede ser entretenida”.

No Hables con Extraños se está proyectando en cines.

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