Son jóvenes, sexies y están calientes. El episodio 1 de Dangerous Liaisons (Las Amistades Peligrosas) comienza con Camille (Alice Englert) y Valmont (Nicholas Velmont) en estado de orgasmo inminente: se buscan el cuerpo, se pierden en sus besos y están listos para conquistar el mundo, es decir, pasar de ser clase lumpen a ser parte de la aristocracia de la Francia del siglo XVIII.
La escena de apertura de Las Amistades Peligrosas sirve de metáfora: los dos se cuelan a los jardines de una mansión donde se está celebrando una animada fiesta por el lanzamiento de un globo aerostático al cielo, el intento del rey por “estar cerca de Dios”. La masa popular está afuera, mirando el espectáculo desde lejos, pero ellos logran entrar. Y es que la pareja tiene un plan tan ambicioso como el del rey: salir del infierno de la pobreza y entrar a ese paraíso cortesano hecho de lujo, ostentación e hipocresía.
Esta versión de la novela de Pierre Choderlos de Laclos (1782) -que funciona como precuela de los eventos del libro-, hace cambios drásticos con respecto al original, y de alguna manera modifica el sentido del texto. Camille deja de ser la adolescente aristócrata criada en un convento y ahora es una prostituta que trabaja en un burdel para pagar una deuda impagable que tiene con Jericoh. Dejará de ser la niña corrompida por los juegos sexuales de Valmont y la marquesa de Merteuil para ser una mujer desencantada del amor, en busca de alguna especie de reivindicación feminista.
Las Amistades Peligrosas se vuelve feminista
Valmont consigue un origen humilde en lugar de su posición de vizconde por herencia. Pero Las Amistades Peligrosas 1×1 ya muestra su carisma en estado larval, con la astucia inexperta pero consciente del que sabe que para conseguir lo que quiere no hace falta fuerza sino persuasión, que sólo es posible por el conocimiento refinado de su herramienta más sutil: la mentira.
Ha estado coleccionando amantes entre mujeres ricas y casadas por todo París. Pero su activo son las cartas que ellas le envían, textos llenos de secretos y pasiones, que pretende utilizar para conseguir el título nobiliario que le fue arrebatado por su madrastra Odine de Valmont (Colette Dalal Tchantcho) tras la muerte de su padre.
La marquesa de Merteuil (Lesley Manville) tomará a Cecille como su pupila, quizás por un efecto de identificación: son las traicionadas emocionalmente por Valmont. La marquesa conoce los juegos de poder y la prisión de un matrimonio por interés, y tal vez ve en Camille una versión pobre pero igual de decidida de su juventud. No queda claro todavía si Camille se convertirá en su sucesora como marquesa, pero sí que para ellas el amor es una estafa y que como mujeres deben permanecer en el teatro de las apariencias, la virtud y la reputación. El libertinaje es propiedad de los hombres.
Las Amistades Peligrosas 1×1 pone en escena la idiosincrasia de los protagonistas y marca la dirección futura de la serie de Starz: una versión más feminista y menos subversiva, en la que el complejo de superioridad de la aristocracia se revela no como las perversiones vanidosas del privilegio, sino como una reacción de la sensibilidad a la desilusión y al desamor. La amoralidad cambia de piel, pero no sus estratagemas. Porque Las Amistades Peligrosas no dejará de ser una historia de amor, en la que dos amantes están menos interesados en celebrar su propio romance que en destruir el romance de los demás.