Teror psicológico, terror corporal, body snatching: El Monstruo Dentro de Mí (Appendage) está formada por distintos elementos genéricos del horror y la ciencia ficción. La primera película de la escritora y directora Anna Zlokovic es un tour de force por los abismos mentales de Hannah (Hadley Robinson), una joven con problemas de autoestima y ansiedad que comienza a desarrollar una protuberancia en su cuerpo, alrededor de una marca de nacimiento.
“Es probable que seas una quimera humana; que tengas ADN dual del síndrome del gemelo desaparecido”. El diagnóstico médico es ficticio, pero marca el trastorno que define la vida de Hannah: una hija de padres narcisistas, cuyo desafecto la convirtieron en una persona vulnerable y sensible. Esa deformación monstruosa de su cuerpo parece la materialización creepy de su superyó, la instancia psíquica analizada por Freud que refleja de una manera irracional-excesiva, cruel y angustiante el punto en el otro -los padres- desde el cual me observo y juzgo (Zizek).
Hannah se siente poco querida y valorada por los padres. Se siente “invisible”. Su intento de suicidio cuando era adolescente fue su manera de visibilizarse, pero fue el punto de no retorno para su relación, que quedó marcada por el silencio y la distancia. Hannah parece incapaz de salir de su propia cárcel mental -un espacio saturado de estrés, presión laboral, fobias, celos, neurosis obsesiva y autorreproche- y termina alejando a las personas que intentas ayudarla (un novio cariñoso llamado Kaelin (Brandon Mychal Smith) y una mejor amiga con exceso de dopamina, Esther (Kausar Mohammed).
El Monstruo Dentro de Mí: psicología para las masas
Mientras que el cine sci fi y de terror del siglo XX colocaba la amenaza en el exterior -aliens, monstruos, comunistas, etc.-, el cine postmoderno ubica al enemigo en el propio yo. El cuerpo es el síntoma, la traducción de las huellas del inconsciente. El cuerpo de Hannah es un cuerpo fantaseado, en el que confluyen de manera hipervisible sus trastornos.
Ella se considera una persona “defectuosa”, y sus miedos comienzan a manifestarse en el apéndice titular: un pequeño monstruo deforme e independiente con quien tiene un vínculo inalterable. El apéndice se alimenta de las fobias de Hannah y se fortalece a medida que ella se debilita, alimentando la paranoia de que nunca tendrá éxito, que nunca será amada y que su novio y su mejor amiga están teniendo un affaire.
El Monstruo Dentro de Mí sigue la línea del cine de terror contemporáneo de fetichización de los traumas y la culpa. Pero lo hace con una puesta en escena paranoica-kitsch que combina el horror corporal con el body snatching, el proceso por el cual se reemplaza a un ser humano por su doble -en general, vaciado de emoción (Invasion of the Body Snatchers, The Thing, Get Out, The Faculty, Nadie Podrá Salvarte). Abolir la figura human por su propia imagen permitió a muchos directores metaforizar la disposición moderna a la apatía, a la indiferencia y a la desafección de las sociedades secularizadas, científicas y virtuales (la fábrica de simulacro, para tomar la teoría de Baudrillard).
Pero El Monstruo Dentro de Mí cambia la perspectiva: el doble de Hannah parece su versión desinhibida, liberada de culpa. Es el doble superyoico. Para Zizek, el superyó “no se nutre de renuncias sino que insta al sujeto a un goce autista y sin freno por medio de una fetichización de bienes y objetos”. Hannah es víctima de la dimensión obscena del superyó delirante, un deseo enfermizo, homicida, imposible de satisfacer con sus constantes demandas de goce.
Explicación del final de El Monstruo Dentro de Mí
Después de rescatar a Kaelin, Hanna le dice al apéndice que es hora de “acostumbrarse el uno al otro”, lo besa y promete que se hará cargo de él. El monstruo vuelve a ser una minúscula deformación. Ella ahora es consciente de sí misma, después de tantos años de lidiar con sus dudas, ansiedad y depresión. Hannah se da cuenta de que la angustia nunca va a desaparecer, que es parte del crecimiento personal y que debe continuar enfrentándola y aprender a convivir con ella.
Hannah también se enfrenta a sus padres y les exige que finalmente acepten que a veces ella va a estar triste: la mediación de la palabra para simbolizar los sentimientos, algo que faltaba en su relación.
Ella y Esther inician un negocio juntas. Cuando Hannah se lastima el dedo cosiendo, experimenta el retorno de su sentido de inutilidad. Inmediatamente se levanta y sube las escaleras para visitar a su baby apéndice. Está llorando y Hannah lo calma. Está aprendiendo a cuidar esa parte oscura de ella que siempre tendrá el potencial de abrumarla, pero ya no permitirá que se salga de control y se apodere de su vida.
El Monstruo Dentro de Mí está disponible en Star+.