La obra Drácula #1, creada por James Tynion IV y Martin Simmonds, ofrece una experiencia sangrienta y cautivadora al rendir homenaje a la versión de los Monstruos Universales del vampiro.
Basada en la novela de 1897 de Bram Stoker y en la icónica película de horror Drácula de 1931 dirigida por Tod Browning, la cual sigue siendo una de las adaptaciones más queridas del Conde, esta historia regresa de manera emocionante en formato de cómic gracias a la celebrada adquisición de la licencia de Monstruos Universales por parte de Skybound Entertainment. Con la pluma de James Tynion IV, los trazos y colores de Martin Simmonds, y las letras de Rus Wooton, Drácula #1 sumerge al lector en las profundidades de este fascinante relato.
La trama se inicia con Renfield ya bajo el cuidado del Dr. Seward después de sus incidentes en el Vesta. Las noticias sobre las peripecias de Renfield se han difundido ampliamente, mientras el sirviente continúa desentrañando los misterios de su enigmático amo. El Dr. Seward, buscando mejorar la condición de Renfield, propone una transfusión de sangre, mientras que John Harker comparte folklore sobre la región de la cual proviene Renfield. Sin embargo, nadie presta atención a las advertencias de Renfield sobre su amo, y finalmente, el Conde hace su entrada de manera mortífera.
Tynion IV mantiene al protagonista en las sombras durante la mayor parte del número. El miedo se construye a través de las historias y fábulas que los personajes comparten sobre el monstruo, permitiendo que el terror y la ansiedad crezcan gradualmente en el lector. Es como si las semillas del miedo fueran sembradas y cuidadas por el elenco de apoyo, especialmente Renfield, hasta que llega el momento adecuado para revelar al Conde. Cuando Drácula hace su aparición, el escritor permite que el arte simbolice la gravedad del momento, utilizando el silencio para crear un impacto dramático.
Tynion IV muestra un profundo respeto tanto por la novela original como por la película de Browning en esta adaptación, negándose a apartarse de la narrativa y los temas fundamentales. Esta fidelidad tiene sentido, ya que una historia clásica como esta no debería ser alterada en exceso, para evitar desviaciones innecesarias como las que vimos en Drácula 2000.
De la realidad a lo onírico: el arte de Martin Simmonds en Drácula #1 de Skybound
Donde Drácula #1 aporta novedad es en el aspecto visual. Martin Simmonds trae consigo el mismo enfoque estilístico que utilizó en The Department of Truth, al tiempo que se sumerge en la estética gótica y melancólica que Dave McKean hizo famosa en obras como The Sandman y Arkham Asylum. El trazo más suave de Simmonds dota a la historia de un estado hipnagógico, como si los personajes estuvieran vagando entre el sueño y la conciencia a lo largo de la trama.
Combinado con el colorido de estilo Dalí, el cómic crea la sensación de un sueño que amenaza con convertirse en una pesadilla inquietante en cualquier momento. Rus Wooton elige sabiamente los momentos para intensificar la rotulación con efectos adicionales, permitiendo que, en su mayor parte, sea el arte el que hable por sí mismo.
En un panorama en el que los vampiros han perdido parte de su misterio y atractivo en la cultura pop reciente, Tynion IV, Simmonds y Wooton demuestran que hay valor en respetar los momentos más destacados de estos seres y encontrar inspiración en el pasado. Drácula #1 rinde un respetuoso homenaje a la versión de los Monstruos Universales de esta historia a través de una apasionante carta de amor empapada en sangre.