Air La Historia detrás del Logo, la película de Ben Affleck con Matt Damon y Viola Davis
Un par de zapatillas es más que un par de zapatillas: no es sólo una prótesis que hace más eficiente al cuerpo, es un símbolo que ayuda a definir identidades y marcar diferencias. Por eso la publicidad construye su discurso menos a través de los productos que a partir de los valores que promueven. Las zapatillas vuelan, pisan, avanzan, inspiran, representan, bailan: son el lenguaje del guetto que trafica sueños en sus metáforas secretas.
En 1984, Nike todavía era una marca pretenciosa y poco cool, hecha a la medida de una clase social – media-alta-blanca – , la única que había adoptado el running como actividad social. Air La Historia detrás del Logo es la puesta en escena de un big bang, una revolución que comenzó en una oficina y terminó en el mundo, cambiando la configuración del mapa de las tribus urbanas para siempre.
Sonny Vaccaro (Matt Damon) trabaja en el sector más looser de Nike: es el ejecutivo deportivo de la línea de básquet, el encargado de encontrar figuras de segundo nivel, las únicas que la empresa puede pagar. Pero Vaccaro tiene afición por las apuestas, talento para interpretar el talento ajeno y una obsesión: fichar a Michael Jordan, el rookie codiciado de 21 años que le hizo ganar el campeonato universitario a Carolina del Norte y está por debutar en la NBA con los Chicago Bulls. Hay un problema: Jordan odia a Nike y lo que representa.
Converse dirige el juego urbano. Adidas es el chico genial de la cuadra, cortesía de Run DMC: tener onda es tener el rap y hip hop en el cuerpo. Pero Vaccaro había entendido algo que los demás no: la zapatilla debía adaptarse al jugador, no los jugadores a la zapatilla, una manera de que las tribus pudieran proyectar sus fantasías húmedas en una persona y no en un plantel de estrellas intercambiables.
Air La Historia del Logo es la historia de origen de las Air Jordan, la confirmación de que las películas de deportes que se concentran en el juego real están apuntando la cámara en la dirección equivocada: el back office es donde está la verdadera acción. Vaccaro hará la apuesta de su vida: todo (Nike) a ganador (Jordan), yendo en contra de las autoridades de la empresa, encabezada por Phil Knight (Ben Affleck) y el director de marketing Rob Strasser (Jason Bateman).
El punk corporativo de Air: La historia detrás del logo
Air es punk corporativo disfrazado de película deportiva: tiene el desarrollo, la temporalidad, los pasajes y la épica del deporte, pero en definitiva habla de la flexibilización conceptual de la rebeldía en la era Reagan: ya no es estar en contra del sistema sino operar desde su interior. Es el triunfo de la voluntad capitalista.
Affleck hace una película salvajemente entretenida humanizando la fría lógica de la rentabilidad, con un guion demoledor de Alex Convery, en el que los diálogos marcan el ritmo, dictan los tiempos, los puntos de inflexión de la historia que hacen evolucionar a los personajes, al tiempo que contrapone a la épica del relato una carga autocrítica que desmitifica a sus protagonistas.
Jordan es el centro de gravedad de la trama, pero es una figura espectral – como Harvey Weinstein en Ella Dijo -. Esta es la historia de un contrato, y el propio Jordan no fue realmente parte del proceso. La encargada de los negocios es su madre Deloris (Viola Davis), intrigada por Vaccaro, ese hombre que ve a su hijo con sus mismos ojos: la de un animal deportivo que cambiará el básquet para siempre. Ella es la guardiana de los intereses familiares en una industria que ha tratado a los atletas – especialmente a los atletas negros – como activos descartables.
Air La Historia detrás del Logo muestra cómo se fabrica un ícono y cómo se inventa lo cotidiano en la cultura pop: Michael Jordan, la celebridad, y las Air Jordan, la personificación del hombre para que todos seamos Jordan. Affleck sigue siendo uno de los directores que pueden disfrazar una gastada parábola sobre el esfuerzo y el trabajo en entretenimiento vertiginoso para que celebremos que Nike gane miles de millones de dólares sin que nos demos cuenta.