La idea de que el héroe más reconocido del mundo pase al lado oscuro siempre ha sido una premisa predecible, pero aún tentadora. A lo largo de los años, Superman se ha quebrado debido a varios motivos, que a menudo involucran algún tipo de lavado de cerebro o el uso de la Kryptonita. Sin embargo, hay algo más convincente en el hecho de que él mismo tome la decisión de alejarse de la forma que entendió la justicia por tanto tiempo. La película animada Injustice: Gods Among Us intenta explorar este tema, pero con resultados mixtos.
Siguiendo un plan creado por Joker para atormentar al kryptoniano, Superman (Justin Hartley) es engañado para que mate a una Lois Lane embarazada y destruya toda Metrópolis. Naturalmente, está un poco molesto por eso, y decide cobrar venganza matando a Joker. Con Superman buscando tomar el control absoluto para poner fin a los actos de violencia en todo el mundo, Batman (Anson Mount) ve cómo los ingredientes de un régimen tiránico se elevan y trata de impedirlo, y el resto de la Liga de la Justicia se ve obligado a elegir su bando.
Injustice (2021)
Como una adaptación de la franquicia de videojuegos / cómics, Injustice intenta contar una historia amplia y general que podría haberse desarrollado en una trilogía de películas, y no en 75 minutos. La historia original siguió durante años el lento descenso de Superman de un héroe afligido a un verdadero dictador. En la película, no podemos ver el final corrupto de Clark Kent, ya que la historia se desarrolla durante meses y termina antes de que Injustice (el juego) haya comenzado. En cierto modo, se podría decir que ni siquiera es una adaptación, sino una reinvención con el mismo nombre.
La película quiere contar una historia trágica, y no lo logra porque no deja que la audiencia cree un vínculo emocional con los personajes. Las historias Elseworld pueden tomarse libertades con personajes y tropos establecidos, e Injustice utiliza eso para darnos algunas grandes muertes, aunque la mayoría se sienten vacías e innecesarias. Sin embargo, la necesidad de cubrir los puntos clave del trabajo original sin pasar demasiado tiempo en este mundo, significa que algunas opciones y giros están inexplorados en todo su potencial o, como resultado, se sienten inmerecidos.
Es esta insistencia en terminar la historia de una vez en lugar de tomarse su tiempo lo que finalmente demuestra ser el mayor error de la película. No es que Injustice necesitara largas historias de origen para sus personajes, pero apenas pasamos el tiempo suficiente con ellos para comprender sus motivaciones y, antes de que te des cuenta, todo se acabó.
Esto no quiere decir que la película esté desprovista de cualidades. La historia principal, en su mayor parte, es un buen recuento de eventos, con algunos ajustes para mantener las cosas interesantes. El final en particular tiene un par de giros satisfactorios, incluida una pelea que termina de una manera más convincente que el material original. Además destaca a algunos personajes de DC menos conocidos, como Mr. Terrific y Plastic Man, capaces de brillar en un escenario junto a los mayores íconos de DC.
El trabajo de animación y las escenas de lucha son delicias visuales. El trabajo de voz no es perfecto, con algunas líneas que se sienten un poco rígidas en su entrega, pero en su mayor parte captura la esencia de los personajes. El trabajo de Justin Hartley como Superman es memorable, con su envalentonado sentido de la justicia amplificado por la angustia demasiado clara en su voz. Gillian Jacobs y Oliver Hudson, como Harley Quinn y Plastic Man respectivamente, también sirven como un ligero alivio cómico y ayudan a garantizar que la película no se empantane por su propia seriedad.
Los videojuegos y los cómics de Injustice se hicieron muy populares por una razón, y no fue sólo porque nos permitieron jugar Batman vs Superman. Es difícil no sentir que la película fue un desperdicio de un potencial serio.