Raised by Wolves fue una de las series más originales lanzadas durante el 2020. Este programa de ciencia ficción tiene un concepto audaz y muy pensado durante su primera temporada y es difícil imaginar a dónde puede llegar en última instancia. Producida por Ridley Scott, quien también dirigió los dos primeros episodios, tiene un ritmo desigual por momentos, pero en virtud de los riesgos que asume se convierte en un producto más que interesante a la hora de elegir entretenimiento.
Creado por Aaron Guzikowski, el programa presenta un nuevo universo denso y hostil cuya premisa desafía una descripción simple. Con ecos de lecciones acerca del mundo real, los humanos se ven obligados a establecer colonias en otro mundo, después de haber destruido la Tierra, no tanto por el cambio climático sino por el tribalismo fanático y la guerra entre creyentes y ateos.
Madre y Padre, los protagonistas de Raised By Wolves
La historia comienza con dos androides, Madre (Amanda Collin) y Padre (Abubakar Salim) que aterrizan en un planeta inhóspito y se encargan de prepararlo. Han sido programados para gestar una serie de fetos humanos y criarlos para comenzar una nueva colonia. Sus primeras interacciones muestran que también están preparados para respetarse y apoyarse, y de esta forma, trabajando juntos, brindarles a los niños un hogar amoroso.
Como muchos otros androides en la filmografía de Ridley Scott, Madre y Padre no son del todo humanos: si bien son capaces de emocionarse -en el transcurso de la serie los androides experimentan anhelo, esperanza, celos, rabia y miedo- fueron diseñados para sentir estas emociones.
Collin y Salim interpretan sus papeles de forma muy convincente pero incómoda, como si sintieran el dolor y horror de la atmósfera, pero aún se esfuerzan por hacer que sus rostros de plastilina comuniquen esos sentimientos de manera efectiva a los demás. Ha habido muchas interpretaciones de actores como androides, pero es difícil pensar en una más terrorífica y creíble que la de Collin. El elenco también incluye a Travis Fimmel (Vikings) como un guerrero de la facción contraria.
La inhumanidad de los androides
La inhumanidad de estos androides es parte de lo que hace que Raised by Wolves se sienta como un intento complicado y rico de ciencia ficción, que a menudo se obsesiona con el significado real del concepto “humanidad”.
En la serie, Guzikowski no pierde el tiempo en que sus androides discutan sobre este tema, pero la forma en que los directores y actores retratan a Madre y Padre llena la historia de interrogantes: ¿Puede algo inhumano enseñar a un niño a ser humano? ¿Puede un niño criado por máquinas exceder la capacidad de empatía de éstas? Y cuando la programación de los androides lo lleva en direcciones letales y aterradoras, ¿son las emociones humanas suficientes para actuar como una contraprogramación útil? Dado el ritmo de la narración, esas preguntas en su mayoría se deslizan bajo la superficie de todo lo demás que está sucediendo.
Los androides son parte de una iniciativa para sembrar la humanidad en todo el universo después de que la Tierra fuera casi destruida por una guerra religiosa de alta tecnología. Visto en flashbacks, nuestro planeta parece sacado de las versiones apocalípticas de Terminator: androides de batalla, bombas de energía portátiles y las elegantes naves flotantes, permiten una devastación a gran escala cuando las facciones chocan. Los ateos parecen estar en el lado perdedor, son los luchadores callejeros rudos y caídos, mientras que sus celosos enemigos mitraicos tienen mejor tecnología, uniformes e iconografía. También tienen una sociedad más estéril y dirigida por jerarquías, repleta de doctrinas que giran en torno al dios Sol.
Los mitraicos en Raised by Wolves
En el arco de apertura, Madre y Padre comienzan su joven colonia, pero se enfrentan a la amenaza de un grupo mitraico que los descubre. Los mitraicos consideran que los niños criados por androides son una abominación. Todo lo que surge en adelante se descubre mejor que se describe, dado lo mucho que Raised by Wolves basa todo el desarrollo de sus personajes y las revelaciones de la historia en la acción, y dada la rapidez con la que evoluciona el relato.
Pero en el camino, traen a dos padres más, Marcus (Travis Fimmel) y Sue (Niamh Algar), quienes están tan comprometidos en proteger a su hijo como Madre y Padre en proteger a los suyos.
Raised by Wolves es una serie fría e implacable en su diseño y en su amarga construcción del mundo. El planeta colonia Kepler-22B es un lugar imponente que solo admite la vida más resistente, y la paleta desaturada no ofrece mucho más que marrones, verdes y grises apagados, hasta el punto en que los uniformes blancos puros de los Mitra se sienten como un alivio visual.
Como en tantos otros mundos creados por Ridley Scott, este parece ser entre hostil e indiferente a la humanidad. También está lleno de partículas dramáticas. Scott dirigió los dos primeros episodios antes de dejar la silla de director a otras personas, comenzando con su hijo, Luke Scott. Pero incluso los episodios de Raised By Wolves que no dirigió están llenos de polvo en el aire, nieve que cae, o humo y neblina que serpentean. La tristeza y el gris sin alivio de la serie pueden alejar a algunos espectadores antes de que el alcance de la narración se vuelva interesante.
La escala de destrucción en el episodio estreno de Raised by Wolves es sorprendente, pero llega antes de que los espectadores hayan tenido la oportunidad de asimilar cómo es este mundo, o tener una idea significativa de quiénes son Madre y Padre. Sin duda, este inicio plantea muchas más preguntas de las que responde. Pero después de la explosiva intro, la serie se instala en un ritmo más cuidadoso, explorando una amplia variedad de ideas en torno a los padres, los niños y cómo se relacionan.
Un arrogante joven Mithraic sigue intentando definir su papel en la sociedad por el rango de su padre, incluso después de que éste haya muerto. Otra adolescente, violada por un anciano en la iglesia, tiene que lidiar con sentirse traicionada por la generación que estaba destinada a protegerla y con la perspectiva de tener un hijo no deseado.
Marcus y Sue enfrentan roles parentales más complicados, ya que intentan relacionarse con un hijo cuyas expectativas complican sus vidas. Y Madre y Padre tienen que sortear una variedad de pequeños intentos de rebelión de su hijo Campion (Winta McGrath), sobre todo, por sentirse atraído hacia aquello que está prohibido: la religión.
La programación de los androides, curiosamente, no parece extenderse más allá de los primeros días de la niñez, y aunque están lidiando con una variedad de peligros externos y su propio desarrollo, también están tratandode descubrir cómo ser padres cuando eso significa guiar a los niños y protegerlos.
El Edén como utopía
Ninguno de estos planteos sería interesante si la acción de la serie no fuera convincente. Los movimientos más importantes de la trama son alarmantes e incluso emocionantes, pero el ritmo es errático, con acciones abruptas que se alternan con tensiones prolongadas y silenciosas. Es a menudo más imaginativa que textual: imágenes recurrentes de Madre volando por el aire, desnuda, asexuada y de piel bronceada, con los brazos extendidos en posición de crucifixión, evocan la iconografía religiosa sin hacer mucho para justificarlo.
La colonia de Kepler se basa en ideas edénicas, con un hombre y una mujer criando a sus hijos en un jardín, rodeados por los ecos de serpientes del pasado, las gigantescas fosas donde anidaban, sus enormes esqueletos enterrados alrededor del campamento de los androides. Pero todo se siente como superficial, con poco para justificar las impactantes imágenes.
Raised by Wolves puede ser opaca y desconcertante o, a veces, incluso arbitraria. Pero también parece que está tratando de abordar mucho más que las habituales historias acerca de la mayoría de edad, desvalidos contra autócratas, o del control parental. Como sus androides de películas de terror, con sus extraños trajes, expresiones rígidas y comportamientos no del todo humanos, Raised by Wolves es intrigante porque se siente muy lejos de la serie habitual de televisión de ciencia ficción. Es extraña, pero al menos no es predecible.