Escrita por Nathan Fielder y Benny Safdie y producida por A24, La Maldición (The Curse) es una serie de 10 episodios de una extrañeza exquisita, una comedia lisérgica atrevida e incómoda que explora con cinismo los nuevos estilos de vida sustentables diseñados por los medios, los orgasmos progresistas hechos de narcisismo y conciencia ecológica de una pareja que camina al borde de la neurosis mientras fabrican su falsa realidad saturada de buenas intenciones.
Hay algo conmovedor en la manera en que Asher (Fielder) y Whitney Siegel (Emma Stone) defienden su proyecto de construcción de casas pasivas en una comunidad pobre de Nuevo México llamada la Española: con los hogares ecológicos no hay perdedores. La pareja de recién casados no solo está allí para ganar dinero, sino para mejorar la ciudad entera, para salvar el mundo un kilovolt a la vez.
Ellos intentan desesperadamente presentarse a sí mismos y a su matrimonio como un ideal por el que luchar. El proyecto apoyará a las empresas locales y convertirán a la Española en un paraíso para sus habitantes. Es menos un trabajo que una misión: “No existe la ciudad perfecta, pero para mí esta ciudad está lo más cerca posible. La gente de aquí es tan real, su vitalidad y resiliencia son contagiosas. No puedo encontrar un lugar mejor para comenzar nuestra revolución de casas pasivas”, dice Whitney para el piloto de Flipanthropy, el reality show que están grabando con Dougie (Benny Safdie) -un productor de televisión trash- y que difundirá el mensaje sobre su ejemplar vida sustentable por todo Estados Unidos.
La Maldición: la serie de Paramount+ es un viaje al corazón de la televisión trash
Pero cuando se trata de emprendedores que se insertan donde no pertenecen, siempre alguien pierde. Asher y Whitney necesitan creer lo contrario para mantener su buena conciencia, pero La Maldición rompe su falsa realidad en cada secuencia.
Estas personas reales que viven en la Española son en su mayoría pobres, hispanos, marginales, nativos americanos. El proyecto produce una burbuja inmobiliaria que sube el precio de los alquileres, con desalojos masivos y propietarios de clase alta ocupando la zona; los nuevos locales -que deberían contratar solo a lugareños- emplean a australianos, que quedan mejor con la decoración y saben mejor cómo hacer el trabajo. Si no tenés para comer, es difícil entender los beneficios nutricionales de un curry al coco tailandés. El proceso de gentrificación es el concepto que la pareja no puede simbolizar. Es la G word.
Whitney es la manifestación de una conciencia liberal blanca que se masturba mirándose en el espejo. Su comportamiento performativo se entrega con una seriedad benefactora que no puede ocultar su desesperación por ser amada y tener éxito, el hecho de que todo lo que hace tiene como objetivo sentirse y verse bien.
El encanto de Emma Stone y Nathan Fielder en la serie La Maldición
La Maldición eleva su crítica a través de una cualidad sociópata, gran parte definida por la actuación de Emma Stone, que provoca la sensación inquietante de ver a alguien que no puede dejar de pensar en cómo lo están mirando, mientras maneja todo un repertorio de sonrisas insinceras con toques de furia, autodesprecio y dolor. Nathan Fielder es su yo anormal y anti cool habitual, aunque aumenta el coeficiente de rareza de Asher con una ira subyacente que surge durante momentos de tensión o confrontación. También tiene un micropene y comparte hábitos sexuales poco convencionales con su esposa.
La serie tiene un lenguaje visual nítido que enfatiza que se trata de un programa de televisión sobre un programa de televisión con una fría sensación de distanciamiento de sus personajes. Todos están siendo vigilados. La siniestra partitura electrónica de John Medeski está llena de ruidos de otro mundo que indican cautela e inhumanidad mecánica que se asimilan a las sugerencias sobre lo sobrenatural, a la maldición que recibe Asher de Nala (Hikmah Warsame) luego de un inepto gesto de pseudo-bondad para las cámaras.
La Maldición presenta una versión psicodélica de los reality shows, un espacio masivo para narcisistas que interpretan una ficción con tanta convicción que la línea entre la realidad y la fantasía deja de existir. Pero además, la serie funciona como un horror show del progresismo blanco, donde Whitney y Asher quieren hacer un programa sobre una comunidad, pero que en realidad solo se trata de ellos mismos.
El primer episodio de La Maldición (The Curse) está disponible en Paramount+.