La película Joy de Netflix narra una de las historias más transformadoras en el campo de la medicina moderna: el desarrollo de la fertilización in vitro (FIV). En el corazón de este avance se encuentra Jean Purdy (Thomasin McKenzie), una enfermera británica cuyo papel en el nacimiento del primer “bebé probeta”, Louise Brown, fue tan crucial como el de sus famosos colegas, el fisiólogo Robert Edwards (James Norton) y el ginecólogo Patrick Steptoe (Bill Nighy). Sin embargo, a lo largo de la historia, Purdy ha sido menos reconocida por su contribución pionera. La película Joy busca iluminar su figura y rendirle el reconocimiento que merece.
¿Quién fue Jean Purdy, el personaje de Thomasin McKenzie en Joy?
Jean Purdy, a menudo referida como “la madre de la FIV”, trabajó incansablemente junto a Edwards y Steptoe para superar los obstáculos científicos y éticos que rodeaban el desarrollo de la FIV en la década de 1970. Mientras Edwards y Steptoe lideraban la investigación y la visión, Purdy aportaba una destreza práctica que resultó vital para el éxito del procedimiento. Desde la organización de suministros estériles hasta la preparación del medio de cultivo para los embriones, su papel fue clave para garantizar que el laboratorio funcionara como debía.
Además, Purdy llevaba un registro meticuloso de los experimentos, cuyas notas se utilizaron en publicaciones académicas que cimentaron el trabajo del equipo en la historia médica. Su colega Kay Elder describió a Purdy como una socia igualitaria dentro del grupo, alguien que motivaba a sus compañeros a no rendirse, incluso cuando parecía que la FIV era un esfuerzo condenado al fracaso.
En un momento en que los avances en FIV enfrentaban numerosos fracasos, Purdy desempeñó un papel de liderazgo para mantener el equipo unido. Según el científico Barry Bavister, Edwards estaba listo para abandonar el proyecto en más de una ocasión, pero Purdy insistió en que continuaran. Gracias a su perseverancia, Louise Brown nació en 1978, marcando un antes y un después en el tratamiento de la infertilidad.
Durante su carrera, Purdy fue coautora de 26 publicaciones académicas en revistas prestigiosas como Nature y The Lancet. Además, trabajó directamente con los pacientes, mostrando una empatía que hizo que muchas mujeres confiaran plenamente en ella durante un proceso que entonces era desconocido y a menudo aterrador. En Joy, esta calidez se ilustra en escenas donde Purdy organiza actividades para los pacientes, como excursiones a la playa, para ayudarles a sobrellevar el estrés emocional de los tratamientos.
El papel de Jean Purdy en el desarrollo de la FIV
En el desarrollo de la fertilización in vitro (FIV), Jean Purdy desempeñó un papel esencial, aunque a menudo eclipsado por el reconocimiento otorgado a sus colegas Robert Edwards y Patrick Steptoe. Considerada “la madre de la FIV”, Purdy aportó habilidades técnicas indispensables que garantizaron el éxito de este avance médico.
En el laboratorio, su trabajo era clave: organizaba los suministros, aseguraba la esterilidad del entorno y preparaba el medio de cultivo necesario para mantener vivos los óvulos y espermatozoides durante el proceso. Además, Purdy llevaba un registro minucioso de cada experimento, proporcionando un marco de referencia crítico para futuros intentos. Este nivel de detalle fue esencial en una época en que el éxito de la FIV era incierto y enfrentaba numerosas críticas científicas y éticas.
Más allá de sus habilidades técnicas, Purdy se convirtió en una fuente de apoyo emocional para el equipo. En momentos de duda, como cuando Edwards consideró abandonar el proyecto tras múltiples fracasos, fue Purdy quien motivó a todos a continuar, convencida de que el esfuerzo daría frutos. Según Barry Bavister, un colega cercano, Purdy dijo: “No vamos a rendirnos. Esto va a funcionar.” Esta determinación fue un factor clave en el nacimiento de Louise Brown, el primer “bebé probeta”.
Además de su trabajo en el laboratorio, Purdy tuvo un impacto directo en los pacientes. Su calidez y empatía se destacaban en un entorno donde muchas mujeres llegaban llenas de incertidumbre y ansiedad. Aunque no administraba tratamientos médicos directamente, su habilidad para conectar con las pacientes, escuchar sus preocupaciones y brindarles consuelo fue ampliamente reconocida, contribuyendo a humanizar un proceso científicamente revolucionario, pero emocionalmente complejo.
La polémica de la endometriosis de Jean Purdy en Joy
Joy introduce un elemento personal: sugiere que Purdy sufría de endometriosis, una condición que afecta la fertilidad y que podría haber influido en su dedicación al desarrollo de la FIV. Sin embargo, los historiadores y colegas que trabajaron con ella no están seguros de que realmente padeciera esta enfermedad. La evidencia histórica señala que Purdy sufrió episodios de dolor agudo que requerían hospitalización, pero su naturaleza privada hace difícil confirmar si la endometriosis era la causa. Algunos expertos, como Roger Gosden, creen que la representación de esta condición en el filme busca generar empatía y conciencia sobre los desafíos que enfrentan las mujeres en el campo de la salud reproductiva.
El legado de Jean Purdy
Jean Purdy falleció en 1985, a la edad de 39 años, tras luchar contra un melanoma maligno. En vida, contribuyó al nacimiento de 370 bebés mediante FIV, y hoy en día, más de 12 millones de personas han nacido gracias a este método. Aunque su nombre quedó en un segundo plano durante décadas, Joy se esfuerza por reivindicar su lugar en la historia.
La película no solo cuenta la historia de la FIV, sino que también celebra la dedicación de una mujer cuya compasión y habilidades técnicas hicieron posible un cambio global. A través de Joy, el público tiene la oportunidad de reflexionar sobre las luchas y logros de Purdy, y sobre cómo la ciencia, impulsada por la determinación y el altruismo, puede cambiar vidas.
Joy está disponible en Netflix.