Si hay algo que definía a la película de 1996 de los hermanos Coen es que las sutilezas falsas enmascaran rarezas verdaderas. La temporada 5 de Fargo trata sobre la suspensión de la incredulidad, sobre cómo la vida puede llegar a ser una obra de teatro bizarra, una mentira que nos contamos a nosotros mismos y a los demás, hecha de pequeños simulacros cotidianos, y donde aceptar la farsa ajena es una muestra de buena educación.
La temporada 5 examina el aislamiento social
El epígrafe que abre la serie define el término “Amabilidad de Minnesota”, un estereotipo cultural que sugiere que los habitantes de esa provincia son siempre reservados y corteses, independientemente de lo malas que puedan ser las circunstancias que los rodean.
Para Dorothy Lyon (Juno Temple), la amabilidad de Minnesota no es sólo una actitud: es la fachada de una reinvención completa. Su nombre en realidad no es Dorothy y tampoco es de Minnesota. Está casada con un hombre amable llamado Wayne (David Rysdahl), tiene una hija preadolescente (Sienna King) que es su mundo y lleva años disfrazándose de ama de casa. Pero cuando se ve obligada a defenderse a sí misma o a su familia se convierte en una mujer salvaje, el avatar de todos los manuales de supervivencia femenina. La explicación está en su pasado, que sólo ella conoce.
La serie de Noah Hawley ha explorado la sinceridad y falsedad de los habitantes de Dakota del Norte para ilustrar verdades más importantes sobre la naturaleza humana. Después de la ambiciosa pero desordenada exploración de la identidad estadounidense de la temporada 4 -ambientada en la década de 1950- la temporada 5 de Fargo examina el progresivo aislamiento, el deseo de cerrar todo lo que la gente considera propio para protegerlo de lo que está afuera. Estos personajes quieren creer que pueden solucionar sus problemas ellos mismos, si se les deja solos el tiempo suficiente para hacerlo. Pero una y otra vez, Fargo muestra lo destructivo puede ser el hermetismo social.
Ambientada en el período pre-pandemia de 2019, la temporada 5 de Fargo está repleta de agentes del orden que representan diferentes visiones de la justicia. Buenos policías –Richa Moorjani y Lamorne Morris-, un par de rígidos agentes del FBI y el grandilocuente, violento y abiertamente misógino “sheriff constitucional” Roy Tillman de Jon Hamm, cuya creencia de que tiene la autoridad impartir justicia divina le permite dirigir su escuadrón como si fuera su propia mafia personal. Y está buscando a Dorothy desde hace 10 años.
La serie también examina el pathos político contemporáneo. Lorraine (Jennifer Jason Leigh) -la suegra de Dorothy y matriarca de la familia Lyon- es la directora ejecutiva de una exitosa empresa privada que compra deudas particulares incobrables, a una conveniente tasa de interés. Leigh destila cinismo y condescendencia, y tiene sus propias teorías sobre la justicia: “la policía existe para separar a quienes tienen dinero, clase e intelecto de quienes no los tienen”.
Fargo temporada 5 y los discursos de la derecha
Hamm es su contraste perfecto, pura obsecuencia machista. “La Biblia dice que la mujer es propiedad del marido. Por lo tanto, hace que su hijo sea un ladrón” -le dice Tilmann a Lorraine-. “Soy un defensor de la libertad y protector del hombre común contra la tiranía del Estado y todas sus perversas exigencias”. Ambos encarnan el discurso populista de la derecha, pero uno representa la insensibilidad del mercado y el otro el fascismo policial: son los Lyon contra los Tillman, Minnesota contra Dakota del Norte, los ricos y poderosos contra los violentos. Y una comunidad atrapada en el medio de la disputa.
Temple y Hamm están enormes en su compromiso con la deconstrucción de lo “amabilidad de Minnesota”, una provincia que abarca todo el mundo contemporáneo, donde los lazos sociales son un recuerdo, pedir ayuda es una actividad incómoda y desubicada y las personas son más propensas a disculparse por el incendio de su propia casa que a pedirle al vecino que abra la manguera.
El aislacionismo se encuentra con el autoritarismo, el individualismo con la red de seguridad social. Fargo sigue explorando la guerra cultural a gran escala, pero aquí el género y la clase definen los campos de batalla en los que se libra la eterna lucha del bien contra el mal de la serie. Junto con una banda sonora maravillosamente trastornada y una cinematografía precisa, la temporada 5 de Fargo presenta una colección de freaks en una entrega extraña, divertida y violenta, que se disfraza de puro terror sin dejar que nunca pierda su condición de farsa, como si fuera un oscuro thriller de cómic saturado de peligros y mezquindad.
La temporada 5 de Fargo está disponible en DirectTV.