La Noche del 12: el crimen desde la mirada masculina
Lo mejor del género true crime es aquel que es algo más que sí mismo, que intenta ir más allá de la puesta en escena de la crueldad psicópata para reflejar un determinado estado de ánimo, para tomar la temperatura de la época, de las violencias y estereotipos, de las identidades y oscuras satisfacciones superyoicas.
Es el tiempo de los asesinos del gore urbano, y La Nuit du 12 (La Noche del 12) es un crimen real made in France que pone el foco en la psicología masculina: policías hombres de ciudad que deben investigar a sospechosos hombres de pueblo por el femicidio de una joven de 23 años, un proceso que va revelando que los buenos y malos de la historia se diferencian por una cuestión generacional, pero mantienen demasiadas similitudes en sus prejuicios y patrones misóginos.
La escena es brutal: la noche del 12 de octubre de 2016, mientras regresaba a su casa después de una cena con amigos, Clara (Lula Cotton-Frapier) es abordada por un hombre cubierto por un pasamontañas que la llama por su nombre. No hay intercambio de palabras, solo esa mirada de desconcierto y el miedo paralizante de Clara cuando el psico le arroja gasolina y la prende fuego.
Ella se convierte en el centro de gravedad fantasma de la historia: en la mente del investigador Yohan Vivès (Bastien Bouillon), sexo y muerte están estrechamente vinculados y la vida de íntima de Clara parece tener una relación de causalidad con su propio asesinato, como si coger con distintos tipos les diera motivos para quemarla viva.
La Noche del 12 explora los discursos de género
Si Clara es una especie de Laura Palmer (Fire Walk With Me, David Lynch, 1992), La Noche del 12 es un Twin Peaks moderno e hiperrealista, en el que el director Dominik Moll (Sólo las Bestias), evita cualquier clase de entronización de la barbarie para decir algo sobre el mundo: que la sociedad está dividida por toda clase de barreras geográficas, de género y generacionales. Los policías no buscan ser héroes -ni siquiera ser interesantes- sino que son personas mediocres con personalidades complejas, atrapados en los laberintos de una cultura joven liberalizada que no entienden.
Con el true crime, Hollywood pone en escena el espejo negro del american dream y la fascinación de Estados Unidos por su propia destrucción, a través de personajes carismáticos con ínfulas de héroes y el psicópata como el enfermo favorito. Esta versión francesa busca en los subsuelos del inconsciente colectivo los residuos misóginos que aun persisten.
La Noche del 12 es antiespectacular y de baja intensidad porque es política: una radiografía de los discursos públicos sobre la violencia de género, la desinhibición sexual y la relación entre dominante y dominado. No hay cinismo ni alevosía: lo que queda es la realidad sórdida de un zoológico contemporáneo.