La nueva serie de FX, Asesinato en el Fin del Mundo (A Murder at the End of the World), combina dos de las temáticas que definen la cultura contemporánea -el género true crime y la tecnología-para hacer una interrogación sobre el lugar que ocupan de manera cada vez más obsesiva en el imaginario postmoderno.
Asesinato en el Fin del Mundo, un high tech policial
Darby Hart (Emma Corrin) -novelista, hacker y detective aficionada, una especie de Lisbeth Salander de la Generación Z-, lee un pasaje de su primer libro en un modesto evento literario. El público se dispersa, habla, se retira. Están allí para ver a otro escritor. Cuando ella comienza a hablar del asesinato de una adolescente, captura su atención. “No debería empezar por el final del libro, pero lo haré de todos modos”. La decisión dice mucho sobre quién es y para qué está diseñada su verdadera historia criminal: no se trata de la resolución de un misterio o de estudiar la psique retorcida de un asesino; el relato de Darby invita a los lectores a reconsiderar eso que mueve su interés.
La lectura pone en movimiento las dos líneas de tiempo de la serie: una narra su pasado como una joven de Iowa obsesionada con asesinatos sin resolver, educada en el lenguaje de la muerte por su padre, el forense del condado.
La otra sigue a Darby cuando recibe una invitación para ser parte de un retiro organizado por Andy Ronson (un amenazador Clive Owen), un enigmático multimillonario tecnológico que reúne en un hotel de Islandia a las mentes más originales del mundo. Allí se encuentra con Bill Farrah (Harris Dickinson), el tema de su libro y antiguo amor, ahora un respetado artista conceptual. No se han visto en seis años, cuando Bill no pudo manejar la presión y ansiedad de resolver los casos que investigaban juntos.
Andy Ronson reúne en Islandia a un plantel de innovadores -desde líderes sociales a astronautas, de programadores tecnológicos a directores de cine que crean contenido con IA- para encontrar una solución a la crisis climática. El magnate ha renunciado a intentar convencer a las corporaciones para que realicen cambios sostenibles, y decide intentar tener un plan cuando el mundo se vaya irreparablemente a la mierda. El hotel los protege de los duros elementos del exterior, pero las cosas no son mucho más seguras en el interior: no pasa mucho tiempo antes de que uno de los huéspedes aparezca muerto.
En Asesinato en el Fin del Mundo, los componentes básicos del género están ahí: un detective, un asesinato y un grupo de sospechosos atrapados en un entorno aislado. Pero los creadores de la serie, Brit Marling y Zal Batmanglij (The OA) no buscan rehacer hits como Knives Out o Poker Face. El caso de Darby conecta su pasado con su futuro de maneras tanto íntimas como generales. La serie limitada de siete episodios (producida por FX y disponible en Latinoamérica en Disney y Star+) podría ser una franquicia, pero su desinterés en crear secuelas es parte de su atractivo, junto con sus vibraciones inquietantes, motivos medioambientales y búsqueda de calidez en un mundo frío y moribundo. Preapocalipsis Now.
Marling y Batmanglij -que también dirigen los episodios-, insertan escenas innecesariamente extrañas, que pueden distraer la atención de la naturaleza seria y sombría de Asesinato en el Fin del Mundo.
Pero a pesar de cierta artificialidad en la construcción de la puesta en escena -la jerga hacker poco realista o, más grave, el hijo de Andy se llama Zoomer, y nadie, nadie, se inmuta- la serie mantiene su intensidad, con un desarrollo cuidadoso cada uno de sus personajes, en donde incluso el elenco secundario tiene un cierto grado de personalidades definidas -en particular Alice Braga (una ex médica devenida astronauta, la primera mujer en pisar la Luna- y Joan Chen, siempre tan desconcertante, como lo fue hace 30 años en otro pequeño misterio llamado… Twin Peaks.
Asesinato en el Fin del Mundo: ambientalismo manchado de sangre
Asesinato en el Fin del Mundo pone al ambientalismo en primer plano y plantea una pregunta conocida: ¿Cuánto vale la muerte de una persona frente a la muerte de millones? Llevó demasiado tiempo organizar una reunión que puede cambiar el futuro mientras el mundo sigue ardiendo lentamente. “Todos podríamos irnos a casa hoy, pero seríamos desertores”. -dice Andy después de comunicar el asesinato a sus invitados-. “La muerte es la era en la que vivimos: hay muerte en todas partes. Virus mutantes, áreas silvestres que desaparecen, democracias que se caen, pero no nos rendimos. No nos rendimos”.
El guion a veces puede resultar demasiado literal, y el personaje de Corrin tiene demasiados rastros de Manic Pixie E-Girl, mientras la serie recicla advertencias sobre la inteligencia artificial y la tecnología –“Si miras fotos de salas de cine en la década de 1940, todo el mundo fuma; si tomas una foto ahora, todos están encorvados sobre sus teléfonos: es la misma adicción”– en las que se hace evidente que la naturaleza cambiante de la tecnología impide hacer algo original que se sienta actual y relevante.
Asesinato en el Fin del Mundo es oscuramente inteligente pero nunca cínica. La serie también enfatiza las formas en que la tecnología moderna ha enriquecido la vida de Darby -su teléfono inteligente es “la mitad de mi cerebro”, sus investigaciones en internet, los foros de detectives amateurs-. Si las redes sociales asumen la culpa de amplificar las fallas en nuestra sociedad fracturada, para Darby son una forma de ir más allá del mundo físico y solitario de su ciudad natal en busca de una conexión humana real.
Es poco habitual en el formato, pero las decisiones creativas de la serie -no se puede matar a alguien en un hotel nevado sin recordar a El Resplandor– son fundamentadas, decididas y conmovedoramente serias. Es insidiosa la forma en que ilustra cómo la humanidad permanece pasiva a pesar de todos los avances técnicos, y utiliza el paisaje islandés para transmitir una inquietante sensación de aislamiento y sugerir un gélido futuro apocalíptico. Darby sabe que la mayoría de los asesinatos no resueltos son de mujeres. Sabe por qué no se debería priorizar la historia del asesino sobre sus víctimas. Asesinato en el Fin del Mundo intenta que recordemos quién importa, mientras mantiene su enigma hasta el final.
Asesinato en el Fin del Mundo está disponible en Star+ y Disney.
