Alan Moore es uno de los narradores de cómics más innovadores de todos los tiempos, pero su relación con el medio, la industria y sus propias obras icónicas es complicada. En una entrevista reciente, Moore se abrió sobre su decisión de alejarse de los cómics y su incursión en la prosa con la colección de cuentos cortos Illuminations.
En diálogo con Games Radar, Moore discutió el difícil proceso de aceptar su necesidad de abandonar la industria del cómic. Diciendo que “se sintió como un poco de una amputación”, Moore, sin embargo, se mantuvo firme en su decisión de “renegar” de gran parte de su trabajo en cómics y su legado.
La carrera de Alan Moore comenzó a finales de la década de 1970, con envíos a 2000 A.D., la revista de cómics de larga duración de Gran Bretaña, quizás mejor conocida por publicar a Judge Dredd. Para 1982, había comenzado a publicar V for Vendetta como una serie en la revista Warrior. La tensa historia distópica de revolución ayudaría a definir la icónica voz autoral de Moore, su estilo creativo, así como sus intereses perennes en historia, ideología y filosofía. En un año, DC Comics contrató a Moore para escribir Swamp Thing; su innovador reinvento del personaje lo consolidó como un creador esencial dentro de la industria. Ahora, décadas después, está en desacuerdo con su monumental legado.
Alan Moore desautoriza todas las adaptaciones y apropiaciones de su trabajo
“Renegué de la mayoría de mis trabajos en cómics, incluyendo cosas como Watchmen, V For Vendetta,” explicó Alan Moore, “todo lo que no poseo“. Durante décadas, el autor se manifestó ferozmente en contra de las adaptaciones cinematográficas de su trabajo, lo que, sin embargo, no impidió que las historias de Moore se traduzcan a la pantalla grande, un proceso que él cree que no solo está fallido, sino que es ruin. “Lo único activo que pude hacer fue renegarlo, lo cual fue doloroso”, admitió en la entrevista. “Puse una enorme cantidad de trabajo, energía y mucho amor en todos esos proyectos, y se sintió como un poco de una amputación el renegar de ellos”.
“Al mismo tiempo, esa fue la única manera de cortar el veneno”, dijo Moore, señalando que no posee copias de los títulos que abandonó y que planea volver a revisarlos. Como describe, su resentimiento hacia la industria del cómic y cómo reaccionó ante su desaprobación de cómo se estaban usando sus historias sin su consentimiento o participación, juega un papel importante en esta decisión. “Incluso al pensar en ellos, todo lo que tengo son recuerdos de que me robaron mis derechos de propiedad intelectual y luego, cuando me quejé de eso, me tildaron de un tipo loco y enojado”.
“Sí, está bien, estaba bastante enojado”, reconoce Moore, “pero no creo que sin razón”. Continuó sugiriendo que pintarlo como “enojado por todo” fue un medio para desarmar y descartar sus críticas relevantes a la industria. Moore siempre fue un creador vocal y, en lugar de ser domesticado por la industria del cómic a lo largo de los años, el autor solo se reafirmó en sus valores con el tiempo. En lugar de aprender de él, la industria lo traicionó, al menos desde su punto de vista.