A veces, un episodio de televisión no solo hace avanzar la trama. A veces, le toma el pulso a sus personajes, reconfigura sus dilemas y sugiere una verdad esencial sobre el mundo que habitan. El episodio 7 de Skeleton Crew, titulado Vamos a Tener Muchos Problemas, es eso: un caos que no solo lleva a sus protagonistas al borde de lo verosímil, sino que les susurra al oído lo que perderán si dan un paso en falso.
La magia de Star Wars siempre estuvo en los detalles: en ese droide que chirría, en ese sable que zumba, en ese niño que sueña con las estrellas. Skeleton Crew lo entendió desde el principio y ahora, en su penúltimo episodio, nos recuerda por qué.
El episodio 7 de Skeleton Crew regresa a At Attin
El episodio 7 de Skeleton Crew abre con un gesto desesperado: los padres desesperados intentando romper la barrera de At Attin, enviando mensajes al vacío como botellas al mar espacial. La madre de Fern (Kerry Condon) logra enviar el mensaje antes de que los droides de seguridad la detengan. Es el grito silencioso de una madre que busca a sus hijos en la inmensidad del cosmos.
Mientras tanto, los chicos juegan a bordo del Onyx Cinder. Juegan como si no hubieran estado al borde de la muerte varias veces, como si no hubieran cruzado la galaxia perseguidos por piratas. Son niños, en definitiva. Solo Wim carga con el peso de la culpa: fue él quien apretó aquel botón que los mandó a esta aventura. Sus amigos lo consuelan, le dicen que están contentos de haber vivido esta odisea. No saben que pronto cambiarán de opinión.
Es entonces cuando Skeleton Crew hace lo que mejor sabe: poner en escena a Jod Na Nawood como un prisma en constante rotación, un hombre cuya identidad se divide entre pirata, figura paternal fallida y portador de un pasado inconfesable. Jod —ese Jude Law que hace del pirata más carismático desde Jack Sparrow— es prisionero de su antigua tripulación. Les promete At Attin, les promete riquezas, les promete todo lo que un pirata puede desear. Pero At Attin es una tormenta perpetua, un planeta envuelto en gases mortíferos. O eso parece. SM-33 confirma la teoría de Jod: es todo una ilusión.
La llegada del Onyx Cinder cambia los planes. Brutus, el capitán pirata, cae en una trampa de los niños. Y aquí es donde Jod muestra su verdadera cara: mata a Brutus sin pestañear. El sable láser azul brilla con una luz que ya no parece heroica sino amenazante. Los niños son ahora sus rehenes.
La muerte de SM-33 y la ley pirata
La trama del episodio 7 de Skeleton Crew avanza como un reloj fallado, caótico y hermoso a la vez. Los niños, liderados por Fern, ponen en marcha un plan para enfrentarse a los piratas que amenazan su vida, y en el proceso, revelan un instinto feroz por preservar su propia existencia. Aquí es donde el episodio recuerda algo crucial: aunque la infancia en el universo de Star Wars puede parecer romántica, en realidad es un campo de batalla donde la ingenuidad es una desventaja.
La transmisión de los padres llega como un eco lejano. Hablan de un Emisario de la República, mencionan secretos que los niños aprenderían al graduarse. At Attin guarda más misterios de los que imaginábamos. Pero Fern y Wim no tienen tiempo para descifrarlos: tienen que escapar.
Lo intentan, claro. Con la valentía torpe de la juventud, con ese grito de “¡Ataque!” que Wim lanza sin plan alguno. Fracasan, como era de esperar. Pero entonces SM-33 revela una ley pirata: Jod no puede ser capitán de dos naves. Fern reclama el Onyx Cinder “solo para niños” y, sorprendentemente, funciona. El droide noquea a Jod y escapan.
Ver At Attin desde fuera es como descubrir que tu pueblo natal es en realidad una ciudad de cuento. Los chicos lo miran maravillados mientras el piloto automático los guía hacia casa. “Vamos tener muchos problemas”, dice Fern. No sabe cuánta razón tiene.
Porque Jod está a bordo. Se coló en el último momento y ahora, furioso, decapita a SM-33 con el sable de luz. El droide que los protegió, que los guió, que les enseñó las leyes piratas, cae sin vida. Es el momento más oscuro del episodio, el instante en que entendemos que esto ya no es un juego de niños.
Los droides de seguridad reciben a Jod como si fuera un Emisario de la República. Lo escoltan hasta la bóveda, donde 1.139 cámaras guardan los créditos de la República. El pirata ha encontrado el tesoro que buscaba, pero no es suficiente. Cuando los padres por fin se reúnen con sus hijos, Jod aparece con su sable láser encendido. La pantalla se funde a negro.
La conexión de At Attin con la Alta República
El episodio 7 de Skeleton Crew confirma lo que algunos sospechábamos: At Attin está conectado con la Alta República (500 ABY-100 ABY), esa era dorada que Star Wars explora en novelas y cómics. La “Gran Obra” del que hablan los habitantes del planeta, los créditos antiguos en las bóvedas, el hecho de que haya estado oculto durante siglos… Todo apunta a una historia más antigua y más profunda de lo que imaginábamos. (En los libros, la Canciller de la Alta República, Lina Soh, se dedicó a completar varias Grandes Obras que verían a la galaxia en su punto más fuerte).
Tak Rennod, el legendario capitán pirata que encontró At Attin hace siglos, podría haber sido parte de los Nihil, los piratas que amenazaron a la Alta República. Su símbolo, visto en el episodio 5, recuerda a los tres rayos que identificaban a este grupo de merodeadores. Port Borgo, el puerto pirata donde los niños buscaron ayuda, podría haber sido una de sus bases.
El final del episodio 7 de Skeleton Crew es un crescendo operístico. La llegada del Onyx Cinder a At Attin desata una cadena de eventos que entrelazan la historia personal de Jod con los misterios del planeta. El capítulo termina como empezó Star Wars hace casi medio siglo: con niños atrapados en una historia más grande que ellos, con un villano que blande un sable láser, con un planeta que guarda secretos milenarios.
Cuando las luces del sable de Jod se encienden en el último momento, el episodio se apaga con una violencia contenida, dejando preguntas en el aire. ¿Qué es lo que realmente impulsa a Jod? ¿Cómo afecta este reencuentro a los niños? ¿Y qué papel juega At Attin como símbolo de un pasado que nunca fue enterrado del todo?
La semana que viene veremos el final de esta primera temporada. Kyriana Kratter, una de las actrices, lo describió con una sola palabra: muerte.
A veces los detalles pequeños —un botón que no debía tocarse, un droide que dio su vida por unos niños, un mensaje desesperado atravesando el espacio— son los que construyen las mejores historias. Skeleton Crew lo sabe. Y nosotros también.
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