En los años posteriores a la Revolución Rusa, el conde Alexander Rostov de Ewan McGregor es condenado a una forma poco convencional de arresto domiciliario: estar confinado en el Hotel Metropol. Si bien el personaje principal de Un Caballero en Moscú (A Gentleman in Moscow) es ficticio, el Hotel Metropol es uno de los edificios más icónicos de la capital rusa. De manera subterránea, inteligente, la serie conecta a Rostov con el lujoso edificio en el que se encuentra encarcelado.
En Un Caballero en Moscú -la serie limitada de 8 episodios que adapta la novela homónima de Amor Towles de 2016- McGregor (Trainspotting, Obi-Wan Kenobi, Halston) interpreta un aristócrata ruso caído en desgracia tras la Revolución Rusa de 1917. Aunque Rostov estaba en París cuando comenzó el la insurrección liderada por Lenin, el conde regresa en 1918 y es condenado a los confines del Hotel Metropol por su pasado como miembro de la nobleza rusa durante la época de los Zares.
Alexander Rostov no es ejecutado después de su regreso de París en 1918 por el poema apócrifo, titulado ¿Dónde Está Nuestro Propósito Ahora?, escrito en 1913. Los leninistas elogian la obra como un “llamado a la acción revolucionaria”. Si bien Alexander afirma que el poema le fue “atribuido”, no confirma que él lo escribió. Los bolcheviques le permiten vivir en el Hotel Metropol como supuesto autor del poema.
La función del Hotel Metropol en Un Caballero en Moscú
La construcción del Hotel Metropol se completó en 1915, dos años antes del comienzo de la Revolución Rusa. Rápidamente estableció el estándar de lo que debía ser un hotel de lujo. En 1922 -el momento en que se desarrolla Un Caballero en Moscú– representa el lujo, la ostentación y el parasitismo de la aristocracia que los bolcheviques intentaban erradicar. La sentencia de Rostov a cadena perpetua en el hotel es psicodélica, pero la elección de Towles de colocar allí a su protagonista funciona como un espejo en el que Rostov y el Hotel Metropol se reflejan uno a otro.
Así como el Metropol permaneció en Moscú como un símbolo de la decadencia capitalista, la presencia constante de Rostov dentro del hotel amplifica lo que representa el edificio: ambos son un arquetipo del desequilibrio entre las clases dominantes y trabajadoras, símbolos de una época pasada. Si el Hotel Overlook de El Resplandor (The Shining, Stanley Kubrick, 1980) era la fantasmagoría de la masacre de los pueblos nativos de Estados Unidos, el Hotel Metropol y Alexander Rostov son los espectros de la élite que rondan la narrativa de Un Caballero en Moscú.
El Hotel Metropol es el último hotel de Moscú construido antes de 1917. El conde es uno de los últimos miembros sobrevivientes de su clase social en la capital rusa. En el episodio 1 de Un Caballero en Moscú, Un Maestro de las Circunstancias, Rostov le revela al príncipe Nikolai (Paul Ready) que un conocido de la infancia fue brutalmente asesinado por los bolcheviques: “Quemaron su casa con él adentro”. Las listas negras del Partido y la ejecución a sangre fría de Nikolai refuerzan la idea de Rostov como el último noble en suelo ruso.
El vínculo poético entre Alexander Rostov y el Hotel Metropol se hace más claro si se tiene en cuenta la degradación de su situación: antes del juicio, Alexander residía en la suite 317; con fina ironía, casi borgeana, la sentencia lo ubica en lo que alguna vez fue la habitación de los sirvientes de los nobles, en el húmedo y frío ático del edificio, deshabitado desde 1917. Si bien a la serie le falta un contexto histórico preciso, Un Caballero en Moscú juega a dos puntas: mientras pone en escena el encanto y la dignidad de Rostov, no olvida que el lujo improductivo de la aristocracia dependía del hambre del pueblo ruso.
Un Caballero en Moscú está disponible en Paramount+.